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Cuatros Pasos Moffat

paolapole25 de Octubre de 2014

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LOS CUATRO PASOS

Esquema operatorio

En la perturbaci￳n mental hay una vivencia fundamental, que es el sentimiento de soledad y de paralizaci￳n del tiempo, que es cuando la persona en crisis dice "no s← qu← hacer, c￳mo sigue mi historia", porque yo estoy arrojado a ese que va a ser, que es el concepto fundamental de la filosof■a existencial, el hombre como proyecto, el Da Sein, ser ah■, hacia adelante. Si no tengo proyecto, tampoco me puedo vincular, porque me vinculo en funci￳n de un futuro, de un proyecto, por eso el proyecto es con otro, y por eso se habla de un Mit Da Sein, que en alem£n significa que "yo me realizo a trav←s del v■nculo con el otro".

Continuamente, en el proceso de existir, hay cosas que se van y cosas que vienen, por ejemplo: los padres se van, los hijos vienen; la juventud se va, la vejez viene.

Siempre estamos en ese no querer abandonar el objeto conocido, lo que se llama "ansiedad de p←rdida", y al mismo tiempo, estamos temerosos del objeto que viene porque es desconocido, lo que llamamos "la ansiedad de ataque", que son las dos ansiedades b£sicas que configuran la tristeza y el miedo.

Los cuatro pasos ﾿para qu← sirven? Son un ordenador para saber qu← maniobras tenemos que hacer y en qu← orden. Vamos a ver que, si no las hacemos en ese orden, podemos da￱ar en vez de ayudar. Es una gu■a que nos permite meternos en lo confuso y ca￳tico que es toda crisis para poder operar reparatoriamente.

PRIMER PASO CONTENCION

Consiste en conectarse con la otra persona. No s￳lo por estar cerca, estamos conectados psicol￳gicamente con la otra persona: podemos estar cerca y no estar conectados, o podemos estar lejos y estar conectados. Esto tiene que ver con una presencia que le ofrecemos al otro, y que est£ expresada en una mirada y una actitud de escucha que el operador debe conseguir. Esta mirada debe ser aceptadora y atenta, ni persecutoria ni distante, debe crear un clima de confianza en el que el paciente pueda sentirse sostenido, y por lo tanto pueda acercarse a las zona traum£ticas de su pasado, pero esta vez acompa￱ado por el terapeuta, ya que no puede hacerlo solo por tratarse de lugares muy lastimados de su historia.

En el caso de la mirada, un operador puede tener una mirada, a lo mejor, melanc￳lica, otro puede tener una mirada m£s ordenadora, otro una mirada mas seductora, y todas valen.

Las nicas que no sirven son las miradas controladoras e inquisidoras, como las de algunos psiquiatras que, fijando la vista, le dicen: "﾿Desde cu£ndo usted escucha voces persecutoriasナ?" (mientras lo mira fijo y prepara la jeringa con el calmante)

La mirada es una forma de aceptarlo al otro, y tambi←n es muy importante la escucha, porque se puede o■r pero no escuchar, y se puede mirar pero no ver.

Son dos sentidos los que usamos, pero al operador puede faltarle uno de ellos, puede ser ciego, e incluso en algunos casos, hasta es ventajoso que el terapeuta sea ciego, por ejemplo, cuando se trata de personalidades paranoides que temen la mirada, o de f￳bicos, porque ←stos se relacionan mejor con una persona que no los pueda ver, pero que, con la calidez de su voz y su escucha, consiguen que el paciente conf■e en ellos. En ese caso podemos decir que el operador ve con su escucha.

Tambi←n usamos las t←cnicas gest£lticas, que nos permiten mirar al otro sin escudri￱arlo, y en la distancia que el otro necesita: una mirada atenta y aceptadora de que el otro es como es.

Incluso, si vienen pacientes delirando, este terapeuta que proponemos "les cree" el delirio, se mete en ←l. Lo nico que no les cree es que eso pasa aqu■ y ahora, pero si el paciente dice que lo persiguen con un cuchillo, para ←l eso es real, porque el algn momento lo persiguieron, tal vez en su infancia, con algo parecido a un cuchillo (pudo ser, por ejemplo, un abuso sexual infantil, que el paciente metaforiza, y el cuchillo en realidad es un pene).

Por eso el terapeuta pregunta c￳mo lo persiguen, en que posici￳n estaba el cuchillo. Si dice que el ataque con el cuchillo viene desde arriba, es muy probable que haya sido un cuchillo real, pero, si lo recuerda desde abajo hacia arriba, es muy probable que lo que est£ simbolizando sea el recuerdo de un abuso sexual. En casos como ←ste, lo m£s adecuado para descifrarlo, es usar t←cnicas psicodram£ticas, donde se busca recrear la escena original, para as■ entenderla.

Este primer paso llamado contenci￳n tiene que ver con contenerlo al otro, con aceptarlo, con producir el encuentro profundo entre dos personas, que no es nada f£cil. Es todo lo contrario de la asepsia psicoanal■tica, porque se trabaja con la persona en crisis, que est£ muy necesitada de ser percibida, porque a eso la llev￳ el no serlo, ya que siente que desapareci￳ para el mundo, y el mundo le desapareci￳ a ella, y aparece entonces una sensaci￳n de soledad que, en casos muy graves, puede ser muy aguda, de car£cter existencial, profund■sima e insoportable. El paciente est£ ah■ solo y paralizado, y nosotros tenemos que rescatarlo de ese lugar.

Muchas veces, especialmente en las familias con padres que no son muy h£biles o tienen problemas, el chico dice una cosa y la madre le contesta algo diferente, por ejemplo: "ᄀMam£ tengo miedo!", y la madre le contesta: "ᄀCom←!" (resultado: un obeso). O, en otro caso, la mam£ contesta: "No seas malo con mam£" (resultado: un culposo). Ella no percibe que el chico est£ inseguro y no pregunta lo que deber■a preguntar: "﾿Por qu← ten←s miedo?"

En ese fen￳meno humano de intercambio de s■mbolos que transmite im£genes internas, yo quedo comunicado con el otro por ese recurso tan sencillo y potente que es sustituir un objeto por un sonido, que llamamos fonema, palabra; y eso es lo que nos salva de la soledad, la palabra, que es lo que construye la realidad. La realidad es la mirada del otro, porque no podemos definirnos a nosotros mismos. Yo puedo decir: "Soy Napole￳n", y si todos lo aceptan, entonces soy Napole￳n, y si no lo aceptan, me meten en un manicomio o me dicen: "Mir£, Alfredo, me parece que est£s muy cansado o con la autoestima muy bajaナ"

No es tan f£cil aceptar al otro, porque a veces hay fobia al encuentro, el otro nos puede cuestionar, nos puede ignorar, nos puede culpar (el otro puede ser percibido como peligrosoナ)

En el compromiso terap←utico hay que meterse en el profundo pozo donde est£ el paciente, pero con una soga (la soga es el m←todo o la t←cnica) y entonces ayudarlo a subir, en lugar de gritarle desde arriba: "salga del pozo, que afuera brilla el solナ"

La primera etapa de contenci￳n es, entonces, la resonancia emocional, y se llama empat■a. Es el momento de la identificaci￳n con el otro, para que el otro se sienta que uno est£ resonando con ←l. Uno se conmueve, se pone en el lugar del otro. Si el otro tiene miedo, uno evoca sus propios miedos para comprender los miedos del otro, y si est£ triste, las propias tristezas.

El buen terapeuta no es sano ni es un loco, sino que es un loco curado. Si hemos vivido deferentes experiencias, desde ellas podemos hacer el ejercicio de ponernos en los zapatos del otro. Si el terapeuta es un terapeuta s￳lo alimentado de libros, el otro siente que lo que est£ haciendo es mirar el mapa de los diagn￳sticos, pero no percibe la calidad de su depresi￳n; por que hay depresiones suaves, otras agudas, y hay depresiones peligrosas que pueden conducir a una acci￳n suicida, as■ como hay depresiones cr￳nicas y otras hist←ricas que exageran el sentimiento, que solo las distinguiremos desde los matices de nuestras propias tristezas.

Las personas tienen un modo de deprimirse, un modo de tener miedo, un modo de sentir culpa; nosotros, los terapeutas, somos nuestro propio instrumento. Nuestro instrumento para curar son las propias experiencias que tenemos que poner al servicio de esa tarea tan delicada que es el proceso de ayudar a otro.

Hablamos de terapia, para hablar de un concepto m£s amplio, pero puede ser tambi←n la escucha de un t■o experimentado o una t■a solterona, de los que hab■a antes y que ahora no hay, y que eran los psic￳logos familiares. ﾿Saben por qu← existen los psic￳logos? Porque la familia se achic￳ de tal modo que ya no contienen a esos personajes. Ya no hay m£s t■os o t■as, al menos, cercanos y convivientes. Las familias se han reducido y entonces, tuvo que aparecer el t■o o la t■a ortop←dica, que es el psic￳logo.

Tanto es as■ que, en los momentos agudos de angustia, hay una t←cnica que se ha usado por ejemplo, en la explosi￳n en la AMIA, el avi￳n de LAPA, la noche de Croma￱on, etc., que se llama "maternaje", que consiste en abrazar a la persona en crisis para que reconstruya los l■mites corporales, ya que en cualquier experiencia traum£tica muy aguda, la persona regresa tanto psicol￳gicamente, que incluso, puede llegar a perder el control de los esf■nteres, o se coloca en posici￳n fetal. El traumatismo se puede percibir gr£ficamente por la posici￳n de la persona, y ah■ se lo puede abrazar como a un beb←.

Yo he abrazado a adultos, mujeres, hombresナ Con cierto adiestramiento, se puede hacer sin sentir lo que usualmente sentir■a un hombre, por ejemplo, abrazando a una mujer, donde habr■a cierto erotismo, o con otro hombre, con miedo por las ansiedades homosexuales. El terapeuta debe ser como los £ngeles, que no tienen sexo (mientras trabaja como terapeuta, por supuesto).

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