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¿Cómo Influye El Dibujo Infantil En El Desarrollo Humano Durante Los años Preescolares?


Enviado por   •  11 de Septiembre de 2014  •  2.531 Palabras (11 Páginas)  •  400 Visitas

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No existe mejor forma de conocer el mundo del niño más que a través de sus dibujos.

Hablaré del dibujo como un elemento más que contribuye a la concepción del universo de los niños,

¿Muestra el infante rasgos internos de sí mismo a través de sus creaciones?

En el presente ensayo, expondré las ideas principales acerca de la importancia del dibujo como medio de comunicación, además del significado de las obras de arte infantiles y su trascendencia en el plano de desarrollo humano de todas sus potencialidades: intelectual, afectiva, motriz, y social.

¿Dibujar es una tarea de la mente? El significado de un dibujo es mucho más complejo que expresar su existencia sólo como una representación bidimensional.

Además de esto, enlisto la evolución del dibujo infantil de acuerdo con estudios realizados en Francia en 1913, en mi opinión generalizan en breves palabras las características de tan bellas figuras.

Posteriormente anexo algunos rasgos psicológicos positivos y negativos que se manifiestan a través del dibujo de los infantes.

¿Es posible conocer a través de las obras realizadas baja o alta autoestima infantil? ¿Detectar impulsividad, miedos, e incluso déficit mental?

En las siguientes páginas podrán encontrarse respuestas a las preguntas anteriormente presentadas.

Finalmente, retomo la importancia del dibujo como predecesor inmediato de la escritura. Porque dibujar es mucho más que etiquetar arte infantil con el nombre de “garabato”.

Desarrollo

“El ser humano es un ser social por naturaleza”, el hombre en sociedad siente la necesidad de expresar su manera de ser, pensar, y generalmente lo expresa por medio de su actuar. Existen muchas formas de expresión, el dibujo ha sido desde tiempos remotos un medio de comunicación, pero también ha representado las costumbres y actividades humanas típicas de una población, es un legado cultural.

Pero así como el dibujo nace al tiempo que la humanidad, debemos tener presente que también es parte importante de nuestro desarrollo.

Comencemos hablando acerca de los años preescolares, en los cuales el niño perfecciona su autonomía, intenta alcanzar por sus propios medios objetivos que esperan sean aceptados por los demás, y es debido a esto que posteriormente deben aprender a atenerse a ciertas reglas. Pero todavía le caracterizan ciertos aspectos ego centristas, el pequeño siente que él es el centro de su propio mundo.

Pero el punto más importante para este trabajo que he de mencionar, es que construye una idea más estructurada de todo lo que le rodea, forma una concepción del mundo, logra reconocer gente que está cerca de él.

Como cualquier ser humano y a pesar de su corta edad, los niños también sienten la necesidad de expresarse, por lo tanto, es el dibujo uno de los recursos más inmediatos para la representación de su entorno.

Hablemos de dibujo infantil no como un “arte visual en el que se utilizan varios medios para representar algo en un medio bidimensional”, sino como una capacidad, y un complemento a su pleno desarrollo.

Facilita y hace revolucionar en él su confianza, expresividad de sensaciones, sentimientos y emociones, creatividad, contribuye a la formación de su personalidad y madurez psicológica.

El niño recoge las características del objeto que le parezcan más significativas, aquello que le preocupa o desea, por ello tiene una participación importante en el ámbito afectivo.

Además, le permite actuar, tener como resultado una reproducción material en hojas, lodo, en las paredes del hogar, o cualquier otro lugar, descubriendo y demostrando sus posibilidades de dejar huella en su mundo, sentir que tiene el poder para influir sobre su sus padres, amigos, maestros, en fin, todo lo que involucre al medio en el que se desarrolla. Y todo esto le hace sentir un enorme placer.

Por otra parte el niño afina su capacidad de observación, y le es útil en su desarrollo motor, ya que el dibujo nos exige controlar nuestros movimientos y hacerlos finos para obtener el trazo deseado.

Pero para ver nacer un nuevo dibujo no sólo necesitamos tener lápiz, papel, motricidad fina y muchas ganas de plasmar cualquier cosa.

Dibujar va más allá de lo que la gente suele pensar.

Como primer término, debes imitar al objeto. Efectivamente, no sólo imitamos gestos con gestos para jugar “Simón dice” o para hacer enojar a las demás personas al copiar su manera de ser.

También “imitamos mentalmente” a todo lo que nos rodea (objetos, personas, frutos, paisajes, juguetes, lugares, entre otros) extraemos de ellos, su forma, su color, y atributos como peso y volumen. Entonces creamos del objeto una copia interna que guardamos en forma de imagen mental. Ésta acción, la realizamos todos por igual, sin importar la edad y si nos guste o no dibujar.

Piaget afirmó que “La capacidad de imitación, depende del desarrollo intelectual del niño”. Postura con la cual estoy totalmente de acuerdo.

Un ejemplo de clara demostración del enunciado anterior son las características evolutivas del dibujo de cualquier ser humano en sus primeros años de vida según algunos estudios, como el del francés Luquet realizado en 1913.

Éste personaje catalogó al dibujo infantil como “fundamentalmente realista”, y lo dividió en 4 distintas etapas: realismo fortuito, realismo frustrado, realismo intelectual y realismo visual.

1. Realismo fortuito. “En esta etapa, el dibujo comienza siendo una prolongación de la actividad motora, que queda plasmada sobre un soporte, el niño descubre el significado de un dibujo durante su realización. Ejemplos de esto son movimientos de la mano en círculos, zigzag u ondulaciones”.

Aproximadamente a los 15 meses de edad es cuando el pequeño comienza a tener preferencia para utilizar una mano para todas o gran parte de sus actividades, como al intentar comer sólo, o jugar. También inicia la posibilidad de poder expresar algo en un soporte, acción que considero inicia por imitar a los demás “el tomar una hoja y rallar sobre ella”.

2. Realismo frustrado. “El niño todavía no es capaz de organizar en una unidad los elementos del modelo, pero los coloca como puede.”

Cuando le pides que dibuje a una persona, aparece lo que Luquet llamó “los cabezudos”,

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