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La Filosofia De La Educacion Como Base Del Desarrollo Humano

nadia.guzman1213 de Agosto de 2014

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INSTITUTO MICHOACANO DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN

“JOSÉ MARIA MORELOS”

DEPARTAMENTO DE SOCIEDAD Y EDUCACIÓN

MAESTRÍA EN DOCENCIA EN CIENCIAS SOCIALES

FILOSOFIA DE LAS CIENCIAS SOCIALES

La filosofía de la educación, como base de la formación ideal del ser humano

PROFESOR: EDUARDO MUÑOZ FLORES

PRESENTA: NADIA SAYURI GUZMÁN RAMÍREZ

MORELIA, MICH., 14 DE FEBRERO DEL 2014

INTRODUCCIÓN

I. EL PARADIGMA DE LA METODOLOGÍA MARXISTA

II. EL PARADIGMA DE LA METODOLOGÍA DURKHEINIANA

III. EL PARADIGMA DE LA METODOLOGÍA WEBERIANA

A) Weber y la investigación empírica.

B) La Metodología weberiana y la disputa alemana del método.

C) La Metodología weberiana y la lógica de la prueba empírica.

TRES PARADIGMAS METODOLÓGICOS DE LA SOCIOLOGÍA:

MARX, DURKHEIM Y WEBER

Introducción

El consenso parece casi universal entre la comunidad de científicos sociales de que la obra intelectual de Marx, Durkheim y Weber representa los fundamentos más firmes de la moderna fase de investigación empírica sociológica. Consideramos que las obras teóricas y empíricas de estos tres autores representan los paradigmas más importantes de la sociología actual.

No cabe en la actualidad referirse a los problemas metodológicos de la sociología sin estudiar la obra de estos tres grandes autores. Y ello es así porque sus trabajos intelectuales siguen suministrando en buena medida “modelos de problemas” y “modelos de soluciones” a la comunidad de sociólogos contemporáneos.

1. PARADIGMA DE LA METODOLOGÍA MARXISTA.

Karl Marx (1818-1883) antecede en varias décadas a la de Durkheim y Weber, lo cierto es que la influencia de la sociología marxista ha comenzado a ser decisiva prácticamente en las dos últimas décadas. Así destacamos algunas opiniones como por ejemplo Sorokin que escribe lo siguiente: “Karl Marx y Friedrich Engels, con su división de las relaciones socioculturales en dos clases principales, las relaciones de producción que constituyen la estructura económica de la sociedad y la superestructura económica, le comunicaron una nueva vida y un gran desarrollo a la variación económica de las teorías. Casi todas las teorías recientes representan variaciones o elaboraciones de la división de Marx y Engels”.

Por otra parte Parsons considera que la obra marxiana representa uno de los tres puentes más importantes entre las tradiciones idealista y utilitarista del pensamiento social del siglo XIX.

Una vez aceptado el reconocimiento de la importancia de la obra de Marx, hay que preguntarse qué vamos a estudiar. Aquí nos vamos a ocupar del tratamiento de los datos sociales y de la lógica de la prueba científica que se dan en la obra marxiana. La mayor aportación científica de Marx fue el análisis de la estructura y desarrollo del capitalismo, y este análisis se encuentra fundamentalmente en El Capital.

El consenso mínimo que pueda existir actualmente sobra la importancia de la obra marxiana en el desarrollo contemporáneo de las ciencias sociales, no significa, sin embargo, consenso en el orden de importancia que Marx ocupa entre las figuras clásicas de las ciencias sociales.

Wright Mills, por ejemplo, considera que existe solamente la “ciencia social” y que sin la obra de Marx y otros marxistas esta ciencia social no sería lo que es hoy.

Bottamore, por su parte, reconoce que Marx introdujo en las ciencias sociales en su día un método nuevo de investigación, nuevos conceptos, y un cierto número de hipótesis audaces para la explicación del cambio social, pero destaca que en ningún momento Marx se consideró a sí mismo un marxista en el sentido de creerse poseedor de una teoría de la sociedad completa y terminada.

Desde una posición más cercana a la de estos últimos autores, vamos a ocuparnos en primer lugar del papel que concedió a la investigación empírica el propio Marx. La preocupación de Marx por la dimensión empírica de la investigación social aparece ya claramente explicitada en una de sus obras, La Ideología Alemana, lo cual representa el primer intento importante de Marx de superar “la concepción ideológica de la filosofía alemana”, y de conceder a los fenómenos económicos un papel dominante en el cambio histórico.

Al referirse a que la organización social y el Estado brotan constantemente de la actividad de determinados individuos, Marx pone especial cuidado en destacar que hay que observar la actividad de estos individuos, “no como puedan presentarse ante la imaginación propia o ajena, sino tal y como realmente son; es decir, tal y como actúan y como producen materialmente y, por tanto, tal y como desarrollan sus actividades bajo determinados límites, premisas y condiciones materiales, independientes de su voluntad”.

La insistencia con que Marx incide en la necesidad de partir de lo real, de la forma en que el hombre actúa y no “del hombre pensado, representado o imaginado” es una constante en toda su obra. El propio interés de Marx por los fenómenos sociales no tuvo su origen en remotas abstracciones intelectuales sino en problemas muy concretos.

El compromiso de Marx con la investigación de hechos sociales resulta incuestionable y siempre mantuvo la idea de que las reformas sociales debían ir acompañadas de un “conocimiento exacto y positivo de las condiciones en que la clase obrera... vive y trabaja”. La idea de que en el pensamiento marxiano estaban subordinadas las ideas teóricas y las investigaciones sociales a un ideal social preconcebido y a unos medios previamente determinados para lograrlos, es claramente insostenible.

En el Prólogo a la Contribución, es donde mejor se sintetizan las ideas marxianas en breves frases. La concepción materialista de la historia la resume Marx del siguiente modo: “Mi investigación desembocaba en el resultado de que, tanto las relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la llamada evolución general del espíritu humano, sino que radican en las condiciones materiales de vida”.

Marx señala la dirección de la relación entre el modo de producción y proceso de la vida social, política y espiritual en general. “No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”.

Los cambios en los factores materiales determinan la dirección del cambio histórico, aunque bien es verdad que Marx reconoció que los motivos económicos no eran los motivos decisivos de la acción social. Los intereses de la clase y los imperativos de la ideología, insertados en el marco de los determinantes económicos, distan de la acción social.

Una vez reconocidos los méritos indudables de la interpretación materialista de la historia, cabe preguntarse si tal interpretación resulta suficiente para la comprensión global del cambio histórico. Marx reconoció la función social de los valores comunes y desarrolló su teoría de la ideología, pero se puede preguntar lo siguiente: ¿cómo explica Marx la forma en que la posición de clase, efectiva a través de los intereses de clase, genera la ideología?

Precisamente, uno de los grandes méritos de la contribución de Weber ha consistido en modificar la interpretación materialista de Marx, destacando la importancia de la internalización de un sistema de valores y la importancia de los factores súper estructurales en la determinación de la estructura y cambios sociales. En este sentido, la perspectiva Weberiana resulta más amplia que la de Marx al considerar los efectos de los factores materiales e ideológicos en el surgimiento del capitalismo. Pero incluso los autores que más recientemente han reconocido las limitaciones y errores de la obra marxista, no han dejado de reconocer la coherencia y la estructura lógica de la misma.

El Capital es probablemente el libro más ambicioso que se puede encontrar en la historia de las ciencias sociales, es un libro de economía que es al mismo tiempo una sociología del capitalismo y también una historia filosófica de la humanidad.

Para Althusser, lo que realmente es importante en Marx, no es tanto lo que dice sino como lo dice. Según este autor, la dialéctica hegeliana es distinta a la dialéctica marxista. En Hegel, los tres momentos dialécticos de la manifestación de la idea (tesis, antítesis, síntesis) totalidades unitarias y simples, mientras que en Marx son momentos complejos; tesis, antítesis y síntesis contienen en su seno, toda una serie de fuerzas en relación asimismo dialéctica.

El método de El Capital no es, según Godelier, el modo de descubrir, sino el modo de presentar resultados. Godelier resume de la siguiente forma el modo circular del método de El Capital: “Sabemos que el método es inseparable del contenido, que ese contenido es la materia ideal de las categorías económicas, que esta materia está ordenada, que ese orden depende del método y que el método depende del contenido”.

La “exposición” de las leyes del sistema capitalista de producción las realiza Marx, según la interpretación de Godelier, por medio de dos avances diferentes, el método hipotético-deductivo y el método dialéctico. El sistema deductivo que sigue Marx en El Capital procede por medio de tres tipos de hipótesis. La primera hipótesis

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