De Apa a Vancouver

Funcionamiento sexual en personas mayores: influencia de la edad y de factores psicosexuales

Sexual functioning in the elderly: Influence of age and psychosexual factors

Juan Carlos Sierra

Universidad de Granada, España

 Pablo Vallejo-Medina

Fundación Universitaria Konrad Lorenz, Colombia

Pablo Santos-Iglesias

University of New Brunswick, Canadá

Nieves Moyano

Universidad de Granada, España

Reina Granados

Universidad de Granada, España

María del Mar Sánchez

Universidad de Granada, España

Correspondencia: Juan Carlos Sierra. Facultad de Psicología. Campus Universitario de Cartuja, s/n. 18011 Granada. E-mail: jcsierra@ugr.es 

Resumen

Objetivo: Examinar la prevalencia de alteraciones en el funcionamiento sexual de hombres y mujeres de más de 55 años y analizar el efecto que la edad, la asertividad sexual, las actitudes sexuales y el abuso de pareja tienen sobre su funcionamiento sexual.

Material y método: 405 personas (48,40% varones y 51,60% mujeres) con edades entre 55 y 80 años contestan a las versiones validadas en población española del MGH-SFQ, HISA, SOS, HISF e ISA.

Resultados: El 39% de varones y el 58% de mujeres presentan algún tipo de dificultad en su funcionamiento sexual. En los hombres, la edad predice de forma negativa el funcionamiento sexual (β = -0,29), mientras que la asertividad sexual de inicio (β = -0,26) y la de rechazo-ausencia de timidez sexual (β = 0,17) lo hace en sentido negativo. En las mujeres, se encuentra también una relación negativa entre edad y funcionamiento sexual (β = -0,41), además de que la asertividad sexual de rechazo-ausencia de timidez (β = .17), las actitudes favorables hacia las fantasías sexuales (β = .26) y el abuso de pareja no físico (β = -.20) son predictores de su funcionamiento sexual; en ellas, hay interacción significativa entre la edad y las actitudes hacia las fantasías sexuales.

Conclusiones: Las mujeres presentan mayor prevalencia de disfunciones sexuales, que no necesariamente van acompañadas de insatisfacción. La edad junto a la asertividad sexual, y a las actitudes sexuales y al abuso psicológico en el caso de las mujeres, son predictores del funcionamiento sexual en personas mayores.

PALABRAS CLAVE  Funcionamiento sexual; Personas mayores; Actitudes sexuales; Asertividad sexual; Abuso de pareja

Introducción

En general, se tiende a describir a las personas mayores como carentes de sexualidad, caracterizando a la vejez como una etapa de la vida en la que se produce un declive gradual en la actividad e interés sexuales (Choi, Lang, Lee, & Kim, 2011). Sin embargo, el ser humano es sexuado desde que nace hasta que muere, expresando su sexualidad de diferentes maneras a lo largo de todo el ciclo vital. A medida que aumenta la edad, las dificultades fisiológicas para mantener una relación sexual se van incrementando. En general, las disfunciones sexuales son más frecuentes en mujeres que en varones (Lewis et al., 2010; Sierra, Vallejo-Medina, Santos-Iglesias, & Lameiras Fernández, 2012), siendo los problemas sexuales más comunes, en edades superiores a 50 años, la disfunción eréctil, la eyaculación precoz y la falta de deseo, en el caso de los hombres (Corona et al., 2010; Lindau et al., 2007), y la inhibición del deseo sexual y los problemas de lubricación y orgasmo, en las mujeres ( Nicolosi, Buvat, Glasser, Hartmann, & Laumann, 2006; Nicolosi et al., 2004). A pesar de que la prevalencia de las disfunciones sexuales aumenta en personas mayores, éstas en un gran número siguen manteniendo una vida sexual activa (Taylor & Gosney, 2011). En España, Palacios-Ceña et al. (2012) informan que un 62,3% de varones y un 37,4% de mujeres mayores de 65 años se definen como sujetos sexualmente activos.

El funcionamiento sexual está determinado por factores fisiológicos, afectivos, cognitivos (López & Olazábal, 2005) y habilidades conductuales relacionadas con la sexualidad (Santos-Iglesias & Sierra, 2010). Entre los aspectos cognitivo-emocionales destacan las actitudes hacia la sexualidad, en general, y hacia las fantasías sexuales, en particular. Por un lado, está claramente demostrado como la erotofilia se asocia a un mejor funcionamiento sexual (Santos-Iglesias, Sierra, & Vallejo-Medina, 2013; Vallejo-Medina, Granados y Sierra, 2013). Por otro, se sabe que una actitud positiva hacia las fantasías sexuales se relaciona positivamente con una mayor frecuencia de éstas (Moyano & Sierra, 2012) y que la ausencia o baja frecuencia de pensamientos sexuales aparece asociada a las disfunciones sexuales (Nobre & Pinto-Gouveia, 2009). De ahí la importancia que la actitud hacia las fantasías sexuales puede tener en el funcionamiento sexual. Aunque, en general, la frecuencia de fantasías sexuales disminuye con la edad (Moyano & Sierra, 2013; Purifoy, Grodsky, & Giambra, 1992), éstas suelen formar parte de la vida sexual de las personas mayores (DeLamater & Sill, 2005). Entre las habilidades conductuales relacionadas con la sexualidad destaca la asertividad sexual, la cual hace referencia a la capacidad para comenzar contactos sexuales, expresar deseos y fantasías, y rechazar actividades sexuales no deseadas (Santos-Iglesias y Sierra, 2010), siendo múltiples los estudios que la han relacionado positivamente con el funcionamiento sexual (deseo, excitación, orgasmo y satisfacción sexual) (Apt, Hurlbert, & Powell, 1993; Haavio-Mannila & Kontula, 1997; Santos-Iglesias, Sierra, & Vallejo-Medina, 2013). Finalmente, una consecuencia habitual de la experiencia de abusos de pareja es la afectación del funcionamiento sexual de la víctima (Coker, 2007). Tanto  en hombres como en mujeres, el abuso físico y no físico padecido en el contexto de pareja se ha asociado a menor deseo sexual y a menor excitación (Santos-Iglesias et al., 2013), así como a menor satisfacción sexual (Sánchez-Fuentes, Santos-Iglesias, & Sierra, 2014).

En España son escasos los trabajos que informen de la prevalencia de las disfunciones sexuales y que analicen la influencia de variables psicosexuales sobre el funcionamiento sexual en personas mayores. Por ello, este estudio se plantea los siguientes objetivos: 1) examinar la prevalencia de alteraciones en el funcionamiento sexual de hombres y mujeres de más de 55 años; y 2) analizar el efecto que  la edad, la asertividad sexual, las actitudes sexuales y el abuso experimentado dentro de la pareja tienen sobre su funcionamiento sexual.

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