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Desgeneracion Locomotora


Enviado por   •  16 de Agosto de 2012  •  17.211 Palabras (69 Páginas)  •  468 Visitas

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Características físicas, cognitivas y sociales de la Adultez

“De manera convencional, dividimos esos años en tres períodos o etapas: la juventud (el adulto de veinte y treinta años), la mediana edad o madurez (de cuarenta y cincuenta) y la vejez (el adulto de 60 años en adelante). Pero estos lineamientos no ofrecen con precisión un juicio de la conducta internalizada del individuo. Ahora bien, este tipo de clasificación en ocasiones resulta insuficiente, razón por la cual se apela también al concepto de reloj biológico, y normas sociales, así como hacia la capacidad del adulto de enfrentar los hechos de la vida.

Los relojes biológicos son una forma de cronómetro interno que nos deja saber si avanzamos demasiado lento o rápido en términos de acontecimientos sociales. Los relojes biológicos también nos indican cuándo tienen que ocurrir ciertos acontecimientos de la existencia: si suceden antes o después de la hora que consideramos apropiada sufriremos más estrés que cuando ocurren a su tiempo. Esto en parte se debe a que recibimos más apoyo de nuestros pares cuando hacemos las cosas de acuerdo con el programa. En otras palabras, llevamos en el interior expectativas, imperativos y presiones en cada etapa de la vida, que aplicamos a nosotros mismos y a los demás. Aunque los límites tienen muchas veces una base psicológica, son más bien de naturaleza social. Por ejemplo, cuando observamos a un hombre que presenta con orgullo a su recién nacida, mostraremos diferentes reacciones según tenga 25 o 55 años. Interpretaríamos los motivos de él y su esposa de modo distinto de acuerdo con la edad del padre y actuaríamos de otra manera hacia ellos.

Sin embargo, en la vida actual, se han desdibujado los períodos tradicionales de la vida, y ahora los relojes biológicos son menos rígidos que en pasado. Muchos vuelven a la escuela a los 35, 45 o incluso 60 años; cada vez más parejas posponen su primer hijo hasta mediados o finales de sus treinta, y matrimonio, divorcio y nuevas nupcias ocurren a lo largo de toda la vida. Mientras en 1950 el 80% de los hombres y el 90 por ciento de las mujeres pensaban que la mejor edad para que el hombre se case estaba entre los 20 y 25, en 1970 sólo el 42% de unos y otras sostenía esa opinión. Los investigadores proponen que nuestras sociedades le han restado importancia a la edad, que sus miembros adultos de la misma cohorte de edad se ocupan de muy diversas actividades y acontecimientos.

Además de las funciones, relaciones y logros relativos a cada edad como indicadores del desarrollo del adulto, otra forma de considerar este crecimiento es en términos de la respuesta del individuo a hechos claves de la vida como el embarazo, la perdida del empleo, la muerte de un amigo cercano y el divorcio. Tal respuesta depende de diversos factores internos y externos, así, los mismos hechos de la vida pueden retar y llenar de energía a una persona, de modo que alcance nuevos logros y conocimiento de ella misma, mientras que significan el fracaso y la desilusión para otra.

La Juventud

Desarrollo físico: Es durante el comienzo de la vida adulta que alcanzamos el punto de máximo desempeño físico. Casi todos los adultos jóvenes son más fuertes, saludables y fértiles de lo que fueron o llegarán a ser. Tienen más vigor y han definido una identidad y unas pautas sexuales que han de durar toda la vida.

En la juventud -las décadas de los veinte y los treinta años - la mayoría de los hombres y las mujeres disfruta del auge de su vitalidad, fuerza y resistencia. Tales son las expectativas normadas por la edad. Casi todas las culturas reconocen este apogeo físico y despachan a sus jóvenes a la guerra, pagan sumas fenomenales a los atletas y las modelos, someten a los pasantes profesionales a penosos programas de internado, exámenes ante las barras y defensas de tesis, y esperan que las jóvenes tengan hijos.

La fuerza física, el funcionamiento orgánico, los tiempos de reacción, las habilidades motoras y otras capacidades físicas están a su máximo entre los 25 y los 30 años, después de los cuales disminuyen lenta pero significativamente. De cualquier forma, el declive de los treinta y los cuarenta es menor de lo que la mayoría cree.

El menoscabo de las habilidades capacidades físicas es más notorio en situaciones de emergencia o en las que las exigencias son extremas (Troll, 1985). Por ejemplo, es más probable que un embarazo a finales de los treinta consuma más de las reservas de energía física de la madre que uno en los veinte. Además, la gestante mayor quizá se recobre con un ritmo más lento. De manera parecida, cumplir con tres trabajos para sostener a la familia durante una crisis económica es más fácil para el hombre de 25 que para el que tiene 40 años.

Desde cualquier ángulo, la juventud es una época de salud. Y esto es cierto sobre todo para los adultos que siguen una dieta adecuada, hacen ejercicio, evitan el tabaco y las drogas y beben con moderación. De hecho, a lo largo de todo este periodo la mayoría de las capacidades y habilidades físicas se mantienen a niveles funcionales si se ejercitan con regularidad.

Los hábitos de salud y ejercicio que comienzan en esta edad se suelen conservar durante todos los años adultos. Muchos de esos patrones tienen efectos benéficos. Aunque actitudes y conductas con respecto a la salud y la condición física pueden cambiar en cualquier momento, con frecuencia hay una resistencia al cambio que hace aún más importantes esos hábitos establecidos al comienzo de la madurez, dado que suelen constituir un patrón de por vida.

El ejercicio y la dieta hacen tanto por la condición física que ahora muchos adultos mayores son capaces de niveles de rendimiento mas elevado que los adultos en la flor de la vida de hace un siglo. Cuando Erikson (1990) comparó los tiempos de los ganadores en las Olimpiadas de 1896 con los mejores desempeños en 1979 de atletas veteranos de entre 50 y 69 años, encontró que por lo común eran superiores a los de aquellos jóvenes medallistas. Por ejemplo, en 1896 el tiempo ganador de la maratón fue de dos horas y 59 minutos, mientras que entre los veteranos fue de dos 25 entre los de 50 a 54, y de dos 53 entre los de 65 a 69. En general, mejores nutrición y entrenamiento en los años adultos hacen más que compensar las desventajas de la edad.

Los índices de muerte en la juventud son menores que en cualquier otro periodo adulto. Hoy, pocas mujeres mueren en el parto, la tuberculosis ha dejado de ser el principal asesino de jóvenes, y enfermedades como la diabetes o las insuficiencias cardiacas y renales suelen ser controlables durante el

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