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EDUCACION Y FELICIDAD. FRANCISCO ALTAREJOS


Enviado por   •  11 de Octubre de 2021  •  Resúmenes  •  6.770 Palabras (28 Páginas)  •  530 Visitas

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EDUCACION   Y   FELICIDAD.

FRANCISCO ALTAREJOS.

(1968) Ediciones EUNSA. Segunda edición.

Pamplona, España.

Reseña elaborada por:

MSC. MARÍA E. DIB AGUERREVERE

Caracas

mariadib@gmail.com

                                INTRODUCCION.

A todo ser humano le interesa ser feliz. Nos ha parecido un excelente tema para iniciar las reseñas de la revista PROYECCIONES el que plantea este autor. En la tarea de la UNE cobra gran importancia este tema, tomando en cuenta que un educador trabaja eminentemente con seres humanos y para seres humanos. Además, él mismo es también humano y por lo tanto tiene la inquietud filosófica de conocerse y de conocer el mundo que le rodea, como ámbito dentro del cual busca esa felicidad. Este tema va a la esencia misma de lo que es la educación y del para qué la educación, cuestiones que debe resolver no la didáctica ni la pedagogía, sino la Filosofía de la Educación.

Algunos autores identifican el fin del hombre con el fin de la educación. El Profesor Millán Puelles, citado por Altarejos, distingue entre ambas cosas aclarando que así como se puede decir que la felicidad es el fin del hombre, no es ese el fin de la educación, sino capacitar al individuo para que, dentro de su entorno y desarrollando al máximo sus propias capacidades, alcance su fin. Es decir, que el fin de la educación es preparar al hombre para que alcance la felicidad.

En este libro se encontrarán conceptos como educación, pedagogía, felicidad, actividad humana entendida desde diferentes ángulos (producción, acción, contemplación), así como la diferencia entre educación y enseñanza. El autor fundamenta el por qué todos los hombres tienen derecho a la educación en el hecho de que todos tienen una tendencia natural a ser felices y la educación es entendida como el proceso de ayuda a la persona para que alcance esa felicidad.

El libro contiene además una explicación acerca de lo que es enseñanza y lo que es formación, justificando la educación permanente en el concepto de formación, más que en el de enseñanza.

RESUMEN DEL CONTENIDO.

El libro está dividido en cinco capítulos, además del prólogo:

Capítulo I:       La Finalidad de la Educación.

Capítulo II:      La Educación Integral.

Capítulo III:     El Ámbito Personal de la Felicidad y la Educación.

Capítulo IV:     La Actividad Educativa.

Capítulo V:      Felicidad y Educación.

En el prólogo se plantea que la situación de crisis actual en la educación es igual que en toda la sociedad y que, para salir de ella, no basta con saber que se está en crisis, sino que se debe buscar la dirección correcta. Señalar ese rumbo es tarea de la Filosofía o Teoría de la Educación. La finalidad no es establecer normas de actuación, sino partiendo de ellas, de la vida y de la práctica de los buenos educadores, los estudia, ilumina, justifica y sistematiza.  Aquí cabe preguntarse cómo saber cuáles son los buenos educadores. O cuál es la verdadera educación. (Adelantándonos a la conclusión del libro diré que aquella que haga más felices a los hombres mientras se educan y los ponga en condiciones de llegar a la máxima felicidad, haciendo a la vez muy felices a quienes se topen con ellos en la vida). Pero con esto la pregunta no queda respondida, sino que remite a otra de raíz: ¿Qué es la felicidad? ¿Qué tiene que ver con la educación?

CAPITULO I.        LA FELICIDAD, FIN DE LA EDUCACION.

  1. La pregunta por la finalidad: El afán de hacer es el mayor riesgo para la acción eficaz. Para que una acción sea eficaz ha de lograr un objetivo. La educación es actividad. Y para que sea eficaz debe alcanzar unos objetivos. ¿Por qué? Porque toda teoría educativa es para la actividad, la educación es un saber eminentemente práctico. Para conocer el fin hay que pensar; pensar y actuar son dos cosas diferentes, aunque las realice el mismo sujeto. Toda acción  humana requiere ordenarse desde una instancia cognoscitiva. Aquí está la clave del dominio del hombre sobre la naturaleza: en su necesidad y capacidad de conocer el fin. Esa sujeción al fin no es esclavitud, sino manifestación de la capacidad de dominio que tiene el hombre sobre la naturaleza. Por tanto, el conocimiento del fin es el principio ordenador de la acción humana.

En educación todo esto tiene gran importancia porque es una actividad que parte de una “materia” (si puede hablarse así) ya formada, aunque sea mínimamente. No existe el alumno informe y absolutamente indeterminado. Sino que cada alumno es un ser humano y de ese ser emana la finalidad de la educación, no de la voluntad del educador. Y si éste elige entre diferentes acciones no es a capricho, sino con la intención de que el educando pueda llegar a su finalidad última. Pero actualmente corremos el grave peligro de trasladar a la educación lo que está pasando en política. Cada vez más los educadores creen que educar es crear un hombre nuevo, un hombre para “esta” época. Y es diferente educar que producir. El que produce estudia la materia para transformarla y obtener el máximo de ella. El que educa debe estudiar en profundidad el ser humano para desarrollarlo, no para transformarlo porque siempre será una persona y no otro ser de distinta especie.

Si la educación es sólo actividad productiva, sería igual a un adiestramiento. Si el educando es materia informe y los objetivos de la educación dependen exclusivamente del educador, ésta se convierte en simple acción del educador sobre el educando. Si hay un fracaso educativo, se ve sólo como un fracaso técnico y así a veces se piensa que los problemas educativos se solucionan cambiando de técnica. Pero con esto la situación no mejora y aumenta el descontento. Entonces se puede optar por prescindir del conocimiento del fin (actividad pseudo-educativa, ciega); o preguntarse cuál es el fin y esperar la respuesta de los intereses, inquietudes y elecciones del educando.

  1. La naturaleza del fin en Educación. El fin de la Educación es el bien de la persona que se educa. El educador debe tratar de llevar al grado máximo de perfección a la persona del educando, que ya tiene una “forma” antes de recibir su influencia. Tiene que mejorar algo que ya está dado. Luego, tiene que descubrirlo. Allí está un paso fundamental para la eficacia de la acción educativa: conocer a los educandos, además de las técnicas educativas. Por eso se entiende que la acción educativa es una ayuda, porque la perfección del educando es de él y debe ser él mismo quien la alcance. El fin último de la educación será entonces el fin último del educando: su autorrealización, que se da:
  1. como operatividad fundamental (el ser del hombre se constituye en su actuar)
  2. como operatividad propia o auto-operatividad (el hombre es dueño de su obrar).

El fin de la vida humana es la felicidad. Tanto que, como apetencia, está por encima de la libertad. Como ser libre el hombre puede negarse a conseguir su felicidad, pero no puede dejar de apetecerla.

Aristóteles considera la felicidad como fin último y autosuficiente. “Autorrealización”, “Perfección”, “Felicidad”: tres términos que responden a la misma realidad humana.

Pero la felicidad no es como un puerto de llegada. De hecho, muchos no han alcanzado el fin de su vida y, sin embargo, son felices. Como felicidad es un término específicamente humano, el hombre mismo debe realizarla porque él es agente de su obrar (auto-perfección). Se puede hablar del fin de la educación desde dos puntos de vista:

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