EL ÁLBUM DE LOS NIÑOS. UN PERIÓDICO INFANTIL DEL SIGLO XIX

El mundo está cambiando, siempre está sufriendo de muchas y diversas transformaciones. Es decir la historia nunca tiene una pausa o un final. Sin en cambio entre esas modificaciones ciertos grupos o clases sociales son menos importantes que otros sea por la cultura, la etapa en la que se le tome en cuenta o incluso aún más importante por la clase social donde se desarrolle.

Un ejemplo de ello son los historiadores del siglo XX que se han olvidado de la infancia cuando los intelectuales del XIX les dieron un lugar privilegiado pues se les editó un gran número de publicaciones dirigidas al público infantil y juvenil

Cómo vivían, qué comían, cómo se les educaba eran los temas centrales en los que estos escritos se basaban, hoy en día el libro más reconocido con respecto a la temática anterior es el de Philippe Ariés: L'Enfant et la vie familiale sous l'ancien régime. Ahí plantea que incluso hasta la edad Media al niño se le veía un pequeño adulta que igual que uno grande tenía que competir, trabajar y desenvolverse de una manera eficaz. Así como la investigación tomo el tema de la –Infancia negada-.

Más específicamente en nuestra nación México, los libros que se fueron escritos sobre el tema anterior centran la infancia en la educación.

Es entonces como sabemos sobre la instrucción en 1842, en este año una ley se emite en la cual se estipulaba que la enseñanza elemental sería obligatoria, en toda la República, para los niños de 7 a 15 años de edad. Una ley demasiado ambigua por era claro que sólo los varones podían asistir a clases, las niñas sin más remedio se quedarían en casa.

Ahora bien podemos hablar sobre la educación formal, aquella que se recibía en un centro educativo y la informal aquella recibida en casa. En cada uno de estos aspectos es importante contextualizar ya que como recordamos en el siglo XIX, nos encontramos con una sociedad artesanal en las ciudades, y campesina en las zonas rurales, por lo que los oficios se transmitían de padres a hijos en el mismo taller del artesano, sin necesidad de que el niño se desplazara a algún plantel escolar.

La educación se teñía más de cualidades que de cantidades. Pues si bien sabemos la educación era sólo atribuible a las clases más altas de la sociedad.

En los años de 1888 se hablaba de una obligatoriedad en la educación aunque esto claro nunca llegaba a cumplirse los niños de las ciudades que tenían acceso a las escuelas no iban por ignorancia o por hambre, iban a la escuela durante temporadas muy cortas y muy pocos lograban terminar los ciclos educativos.

Si tenemos una visualización más amplia nos encontramos con que en 1870 se le daba preferencia al ámbito universitario, una instrucción superior, en cambio las escuelas de las primeras letras eran descuidadas y no todos asistían a ellas pues desconocían realmente su importancia.

Ahora bien algo que hay que reconocerse es que en el siglo XIX encontramos un auge de las publicaciones periódicas dirigidas hacia la comunidad infantil. Este fenómeno surge principalmente por dos innovaciones en nuestro país: la difusión libre la imprenta y la energía eléctrica que reemplazaría a velas y lámparas de aceite y gas.

Ya para 1860 el número de publicaciones creció pues había un interés por

...