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ENSAYO SOBRE LA ADM. PUBLICA


Enviado por   •  4 de Octubre de 2016  •  Informes  •  1.260 Palabras (6 Páginas)  •  183 Visitas

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Ensayo sobre la Administración Pública de México, y Medios de Mejorarla.

Por Luis de la Rosa (1853).                          Bernal Téllez Melanie Julissa.                                 A   21 de Septiembre del 2016                     Hermosillo, Sonora, México.

I. Ideas generales sobre la administración pública.

1.- Un gobierno tiene como principal objeto defender y conservar la nacionalidad e independencia del país, mantener inviolables sus instituciones políticas y proteger al pueblo en el goce de sus derechos. La administración pública tiene por único objeto satisfacer las necesidades más imperiosas y exigentes de toda sociedad. Una acertada administración, necesita desarrollar todos los gérmenes de prosperidad de un país.

Son necesarios una buena policía y un buen sistema correccional para reprimir los vicios y poner un freno a la inmoralidad.

Una sociedad como nación puede subsistir durante siglos, y aun hacerse respetar en lo exterior por medio de alianzas o convenciones diplomáticas, viviendo bajo un gobierno mal organizado y bajo instituciones políticas poco convenientes a la dignidad o libertad del hombre.

2.- Un mal gobierno puede sostenerse mucho tiempo por sólo la fuerza y el terror, pero una buena administración no puede fundarse en la fuerza, porque ninguna medida grandiosa de administración puede ejecutarse sin la espontánea e ilustrada cooperación de todas las clases del Estado. El gobierno manda y se hace obedecer; la administración más bien que manda dirige a la sociedad. Se deduce que una buena administración, lejos de buscar arrimo en el oscurantismo y la ignorancia, debe emplear y aprovechar en beneficio público todos los talentos.

3.-Una buena administración jamás puede apoyarse en la inmoralidad, porque uno de sus principales objetos es hacer respetar la virtud y la probidad.

4.- Una de las grandes dificultades para el establecimiento de una buena administración consiste en los cuantiosos gastos que ella exige. El hombre que dirige la administración pública de un Estado, por vasta que sea su capacidad, no podrá sino concebir en grande los planes administrativos y dictar medidas generales para su ejecución. Siempre necesitará por el bien mismo de la sociedad, numerosos agentes cooperadores y auxiliares.

No es una economía sino una mezquindad ruinosa para los intereses públicos, un resultado de la incapacidad y negligencia de los gobernantes, lo que ha introducido en nuestro país las cargas concejiles, ese sistema de vejaciones, que el capricho o la venganza hace pesar muchas veces sobre unos cuantos, y de la cual se libran comúnmente los más fuertes.

En materia de gastos, una buena administración no puede hacer más que proveer a las necesidades de la sociedad con la menor contribución posible, y cuidar sobre todo que los fondos públicos de administren con pureza y se inviertan con legalidad y economía.

5.- Todas estas consideraciones son opuestas al común ejemplo del gobierno español. En efecto su administración, antes que económico era avaro y ruin, aun tratándose de cubrir las necesidades del pueblo. Al consumarse la independencia nacional, apenas había los puentes y caminos más indispensables; la mayor parte del país se encontraba inculto y despoblado.

La administración de México no podía encontrarse en más desorden que bajo el gobierno colonial. Aquél gobierno no empezó a manifestar ideas exactas de administración, hasta que sancionó a fines del siglo anterior las ordenanzas de intendentes; en las cuales fue donde el gobierno colonial comenzó a abandonar, aunque todavía con reserva y timidez, sus errores económicos y administrativos.

6.-  Resulta conveniente forjarse una idea exacta de lo que era la administración pública bajo el gobierno colonial, tanto de como los errores que surgieron en aquella administración que siguen arraigados, y el autor lo considera que es uno de los obstáculos que más fuertemente se oponen a todo lo que conocemos como administración pública.

Los errores y desaciertos de esa administración no deben de admirarse. Por una parte el carácter mismo del gobierno colonial se oponía a que la colonia desarrollara con amplitud y libertad todos sus recursos naturales, a que se le ilustrara profundamente sobre sus intereses.

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