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ESTRATEGIAS Y ACTIVIDADES QUE FOMENTEN LA PRODUCCIÓN ESCRITA EN LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DE SEGUNDO GRADO DEL NIVEL BÁSICO. SANTO DOMINGO

rosa6508306 de Septiembre de 2013

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Desde tiempos muy antiguos, el hombre ha tenido la necesidad de comunicar lo que siente, piensa y cree, sin embargo la limitante comunicación del lenguaje oral, lo conduce a buscar una nueva forma de comunicación que le facilite desarrollarse en todas las áreas de la vida.

Los inicios de la escritura se remontan al año 3000 a. C, atribuyendo el primer escrito a los sumerios de Mesopotamia que al tener grandes ciudades en medio del fértil valle del Éufrates, sienten la necesidad de dotarse con un sistema de escritura que le permita una mejor administración en el cobro de sus tributos, y un mejor desarrollo en ámbito comercial.

Los primeros escritos, fueron dibujos que se reconocen como pictografías, es decir, dibujos esquemáticos de los objetos que se querían representar. Estos signos se trazaban sobre arcilla húmeda con una caña de punta afilada, sin embargo, este estilo no se prolongó, debido a que dejaba bordes irregulares en la arcilla, lo que llevó al uso de un estilo con punta triangular, que se oprimía sobre la arcilla, dejando una serie de impresiones con forma de cuña, de ahí que su escritura se le denomine cuneiforme. Más tarde empezaron a utilizar otros materiales como: la piedra, vasijas de barro y paneles revestidos de cera.

En los siguientes siglos, los sumerios, en especial los escribas que eran los especialistas en el arte de la escritura llegaron a poseer una escritura capaz de traducir, no solamente las imágenes y conceptos, sino también sonidos, representados por signos o incisiones en forma de cuña, creando así una escritura compleja, permitiendo conservar pensamientos, experiencias e ideas abstractas. Lo que llevó a los escribas a ocupar cargos importantes dentro del gobierno.

Hacia el año 2500 A.C. esta escritura permitió la redacción de textos literarios (mitos, epopeyas, fábulas etc.). La función de la escritura fue amplia. Sirvió para documentos religiosos, técnicos e históricos, tablas astronómicas, inventarios de productos agrícolas, códigos de derecho, textos médicos, crónicas literarias, poesía, etcétera. Se han encontrado miles de tabletas inscritas. A la escritura se le otorgaron también cualidades mágicas y ceremoniales. En los cimientos de templos y palacios se colocaba una tableta dirigida a uno de los dioses mesopotámicos y era común que la gente cargara amuletos con inscripciones para ahuyentar a los malos espíritus.

En las costas del Mediterráneo oriental se desarrolló la última etapa de la escritura: el alfabeto, inventado por los fenicios, descendientes de los cananeos. Se escribe linealmente de derecha a izquierda y cuenta con 22 signos, todos ellos consonantes. Cadmo, el mítico fundador de Tebas, en Grecia, trajo consigo según la leyenda, 16 letras, a las que se unirían rápidamente 8 más. La mitología corrobora, pues, el origen fenicio del alfabeto griego, introducido, según se cree a comienzos del I milenio A.C. Pero a los griegos se les ocurrió añadir cinco vocales a las consonantes fenicias para anotar los sonidos característicos de éstas.

Nuestro alfabeto latino procede del griego, costa de 23 letras y alcanzó su forma definitiva en el siglo I, divulgándose por Occidente con la expansión del imperio romano. Este alfabeto se impuso primero en la península itálica y después en todo el Occidente antiguo. El alfabeto árabe consta de 28 consonantes, de las cuales 22 proceden del antiguo alfabeto semítico. Junto con el hebreo cuadrado, es el único alfabeto consonántico que se utiliza en la actualidad.

Antes de que la imprenta popularizara la escritura latina, ésta había sufrido grandes transformaciones en su grafismo. En un principio los escritos romanos eran inscripciones monumentales, grabadas en piedra, o bien escritos en papiro, y posteriormente en papel, a partir del siglo IV. Los libros y documentos oficiales utilizaban un tipo de escritura muy parecido al de nuestras actuales mayúsculas La escritura familiar y cotidiana empleaba más bien un tipo de letra cursiva, pequeña y ligera, que fue privilegiando las formas curvas e inclinadas. Por el contrario, el tipo de letra uncial, más rígida y más parecida a la versal redondeada, se quedó para las obras de lujo y manuscritos religiosos. La escritura quedó fijada definitivamente en el reinado de Carlos Magno. Los monjes Autun, Tours y Corbie inventaron la llamada minúscula carolingia, clara, pequeña y casi perfecta, que acabó extendiéndose por toda Europa. Este tipo de letra fue sustituida, hacia el siglo XII, por la gótica, ornamental y angulosa, aunque, a su vez, volvió a imponerse más tarde y actualmente es la que sirve de base a los caracteres modernos de imprenta. SCHWANITZ, (2003)

Como se ha expresado anteriormente, la invención de la escritura supone para la historia una hazaña que trasformó y sigue trasformando la vida humana., ya que permite comunicarse a distancias mayores que la voz humana aportando así, a la lengua hablada la permanencia e incluso la eternidad. No se puede imaginar ya, un mundo sin escritura, es por eso que ésta constituye uno de los ejes más importantes de la humanidad; especialmente en sus inicios de la etapa escolar.

1.2. Concepciones de la escritura

Para poder entender y plantear estrategias y actividades de producción escrita, se hace necesario definir de manera clara y amplia qué es la escritura; cómo se entiende, cómo la definen los diferentes autores.

D, Cassany, M. Luna y C, Sanz (1994), señalan que una persona sabe escribir cuando es capaz de producir textos para comunicarse por escrito de forma coherente. Esta capacidad implica, por una parte un conjunto de micro habilidades de tipo psicomotriz (caligrafía, presentación del texto) y cognitivo (estrategias de planificación, redacción y revisión) y, por otra parte, unos conocimientos que afectan a la lengua (puntuación, ortografía, morfosintaxis, léxico...) y a las propiedades de elaboración del propio texto (adecuación, coherencia y cohesión).

En otro texto de este mismo autor, citado por Donald Graves, dice que “escribir es la materia básica de educación. La hemos descuidado gravemente. Hemos cambiado la expresión escrita de los hechos, ideas y sentimientos por la recepción pasiva de la información. Ahora necesitamos ajustar el equilibrio entre dar y recibir. Necesitamos dejarles escribir. (Cassany, 1999).

Esta definición, es una de las más acertadas para realidad de la producción escrita hoy en día. Las escuelas han hecho de la escritura una vía de conocimiento, más que un arte por expresar sus ideas y pensamientos de manera libre, espontánea y creativa como lo menciona el currículo del Nivel Básico en este país. Es necesario encontrar equilibrio y sobre todo como dice el citado autor. “dejarles escribir”.

Myklebust (1965) señala que “la escritura es una de las formas superiores del lenguaje y, por lo tanto, la última en ser aprendida. Constituye una forma de lenguaje expresivo. Es un sistema simbólico-visual para transformar los pensamientos y sentimientos en ideas. Normalmente el niño aprende primero a comprender y a utilizar la palabra hablada y posteriormente a leer y expresar ideas a través de la palabra escrita. Si bien es cierto que es la última forma de lenguaje en ser aprendida, no por ello deja de ser parte del lenguaje como un todo”.

Entender la escritura como un todo, es una de las actividades más complejas a la que nos podemos enfrentar, pues cuando se hace un análisis de todo el proceso que conlleva la escritura (cognitivos, lingüísticos, motores, etc.), podemos entender porqué este lenguaje es el último en aprender.

Piaget (1980), define: “el lenguaje escrito como una representación gráfica arbitraria del lenguaje hablado, el cual, a su vez, no es otra cosa que una representación igualmente arbitraria, aunque socialmente determinada. Habiendo sido abstraído dos veces de la realidad, el lenguaje escrito es la forma más abstracta de representación. Estas configuraciones arbitrarias son formas características y arreglos, llamadas palabras, no tienen relación natural con los objetos ni eventos que representan. Cada letra tiene un nombre, una forma característica y representa uno o más sonidos. Descifrar estas marcas en sonidos no hace automáticamente que la palabra tenga significado”.

Es decir, que el lenguaje se desarrolla como parte de un gran sistema de representación por medio de palabras que por sí mismas evocan imágenes mentales, pero que no tiene relación natural con los objetos o eventos que representa. Con esta definición se puede determinar la complejidad del lenguaje escrito, en relación al oral y sus representaciones, ya que estas, no son tan concretas como en matemáticas; es por eso que a los y las estudiantes les resulta mucho más difícil el poder expresarlo.

Chadwidk y Condemarín (1986), por su parte, señalan que la escritura es un modo de expresión tardío, tanto en la historia de la humanidad como en la evolución del individuo, si se le compara con la edad de la aparición del lenguaje oral. La escritura, que es grafismo y lenguaje, está íntimamente ligada a la evolución de las posibilidades motrices que le permiten tomar su forma y al conocimiento lingüístico, que le da sentido. La escritura, en su verdadero sentido, implica la transcripción, sin modelo visual y apoyo auditivo, de frases creadas en la mente del propio niño.

Si se hace una comparación entre la lectura y la escritura, se podría estar de acuerdo con estas autoras, en que la concepción de que la escritura se aprende más lentamente, pues

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