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EXPRESIONES EMOCIONALES


Enviado por   •  7 de Enero de 2013  •  1.592 Palabras (7 Páginas)  •  652 Visitas

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EXPRESIONES EMOCIONALES

Los movimientos expresivos del rostro y el cuerpo tienen gran importancia para nuestro bienestar. Son los primeros medios de comunicación entre la madre y su niño; ella sonríe con aprobación o frunce el ceño desaprobando, y así alienta al niño a tomar la senda correcta... Los movimientos expresivos dan vivacidad y energía a las palabras pronunciadas; pueden revelar y a menudo revelan los pensamientos con más sinceridad que las palabras, que pueden ser falseadas.

Conocer, reconocer actitudes cotidianas y casi automáticas que, sin embargo tienen profundas raíces evolutivas y adaptativas. El rostro humano representa la cúspide de la comunicación no verbal, durante siglos los rostros nos han revelado amigos y enemigos, han despertado sentimientos y revelado nuestras más profundas emociones a nuestros semejantes. Uno de los interrogantes centrales de la evolución humana es el origen de nuestra sociabilidad y en última instancia de nuestra cultura.

Distintos modelos de investigación han enfocado este campo de la inteligencia social como mecanismo adaptativo, sin embargo pocos trabajos se han remitido al rostro humano y a la expresión facial como determinante de la evolución.

Desde un punto de vista motor, la cara ha alcanzado un notable desarrollo expresivo en los primates, sobre todo en el hombre. El sistema motor facial está compuesto por más de 20 músculos capaces de representar distintos tipos de expresiones. Sólo el párpado, controlado casi en exclusiva por dos músculos antagonistas, presenta una elaborada biomecánica y es capaz de llevar a cabo un conjunto considerable de movimientos diferentes. La expresión facial de las emociones ha seguido un complejo recorrido evolutivo, habiendo quedado perfilada en una serie de representaciones gestuales que indican los distintos estados emocionales. El rostro es la señal más visible para los demás de nuestras intenciones, motivaciones y la expresión facial y continúa siendo una variable crítica dentro de las interacciones sociales. El estado actual de la investigación sobre las expresiones faciales junto con el creciente interés por comprender la inteligencia social y su papel en la evolución humana han llevado a un resurgimiento del estudio de la adaptación facial.

Darwin, quien en 1872 publicó su libro “La expresión de las emociones en hombres y animales”, sostenía que ciertas expresiones que reflejan emoción eran universales. En la investigación pionera de Darwin se esboza un primer razonamiento sobre la universalidad de algunas expresiones y su continuidad evolutiva en hombres y animales. Cuando Darwin comenzó a abordar el tema de la expresión facial a mediados del siglo pasado, se encontró con que para los estudiosos del momento, el problema de la expresión resultaba inexplicable en toda su amplitud. Pensaba que la barrera investigadora relativa al estudio de las causas de la expresión, residía en que los hombres y los animales eran vistos como creaciones separadas. Darwin fundamentó su trabajo siguiendo pautas de observación (expresiones en los niños y en los enfermos mentales), estudios comparativos, tanto entre distintas culturas como entre diferentes especies animales.

Todas las emociones y todos los estados de ánimo tienen en el rostro humano su expresión característica. Paul Ekman, profesor de psicología de la Escuela de Medicina de la Universidad de California, San Francisco, realizó un experimento: hizo que un grupo de enfermeras vieran una película de terror y, después, mintieran ante un entrevistador, explicándole que acababan de ver una película plácida. Los resultados se podían catalogar en tres categorías:

1. Las personas que eran muy buenas fingiendo.

2. Las que parecían incapaces de mentir y claudicaban durante la sesión, confesando la verdad.

3. Las que mentían, pero no lo hacían del todo bien.

Descubrió que una pista decisiva para determinar cuándo alguien miente viene dada por sus gestos. Las personas que se prestaron al experimento, cuando mentían, realizaban gestos más nerviosos o crispados y, también, intercalaban gestos como frotarse los ojos o rascarse.

Finalmente, Ekman encontró que la clave se hallaba en el comienzo y el final de sus narraciones, es decir, la mayor parte de ellas podían fingir una expresión, pero lo que no sabían era cómo hacerla surgir súbitamente, cuánto mantenerla y con qué rapidez hacerla desaparecer. Y era esta falta de capacidad de “encendido y apagado de la expresión” lo que más las delataba.

La interpretación errónea de las expresiones faciales y de las emociones que se encuentran tras ellas da lugar a muchos malentendidos y fallas en la comunicación. Generalmente, el error se origina en la incapacidad de reconocer expresiones mínimas o micro expresiones que duran apenas la quinceava parte de un segundo y que revelan las verdaderas emociones que una persona trata de ocultar o le resulta embarazoso expresar. Esas expresiones tienden a ser muy intensas y fugaces. Entre el 80 al 90 por ciento de las personas no la ve.

Las micro expresiones constituyen “las expresiones más extremas que pueden realizar los seres humanos en un período de tiempo muy breve” y suelen involucrar la totalidad del rostro. Las expresiones sutiles se pueden pasar por alto con mucha facilidad, porque implican movimientos leves de sólo una parte de la cara: ojos abiertos que podrían indicar incipiente temor o sorpresa, o elevación de la porción interna de las cejas que podría revelar una naciente tristeza. Cien años después de que Darwin escribiera su libro sobre la expresión emocional la duda parece seguir planteada, si bien hay algunas expresiones faciales de emoción que mantienen características universales en los seres humanos otras tienen raíces basadas en el aprendizaje y la cultura.

Sin embargo, mientras tanto los poetas seguirán alabando el rostro amado, nuestras emociones aflorarán con rubor. Y la sonrisa de un niño continuará despertando la ternura instintiva.

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