Educacion Infantil
ChiragJohanna22 de Octubre de 2014
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ÍNDICE
La Educación Infantil
• Finalidades y características
• Objetivos generales de la etapa
El primer ciclo de la Educación Infantil
• Características evolutivas
• Proyecto curricular
• Distribución de objetivos, contenidos, temas transversales y criterios de evaluación
Programación
Educación infantil
Finalidades y características de la Educación Infantil
La Educación Infantil constituye una etapa escolar no obligatoria que acoge a los niños y niñas de 0 a 6 años y que se divide en dos ciclos de tres años cada uno. Tiene como finalidad principal cubrir las necesidades físicas, afectivas, intelectuales y sociales de los niños y niñas de esta edad mediante una pedagogía adecuada.
Esta etapa contribuirá a favorecer la evolución integral de los niños y niñas, evolución de la que podemos destacar, principalmente, el desarrollo de estas capacidades:
— Conocer su propio cuerpo, sus posibilidades y limitaciones, y adquirir una progresiva autonomía en sus actividades habituales.
— Relacionarse con los demás a través de distintas formas de expresión y comunicación.
— Observar y explorar su entorno natural, familiar y social.
Las características esenciales que definen esta etapa escolar son tres:
1. Necesidad de una colaboración con la familia.
La relación y colaboración escuela-familia, punto clave a lo largo de toda la escolarización, adquiere un valor esencial y fundamental durante los seis primeros años. Familia y escuela deben actuar al unísono para satisfacer las necesidades que expresa y manifiesta el pequeño/a, e ir introduciendo y potenciando el desarrollo de la adquisición de hábitos hacia la progresiva autonomía personal.
2. Coordinación con las demás etapas educativas.
Aunque la Educación Infantil se considera como una etapa con entidad propia en la que se definen unos objetivos, contenidos (conceptuales, procedimentales y actitudinales) y unas líneas generales de metodología para el proceso de enseñanza-aprendizaje, no debemos olvidar la coordinación necesaria que debe existir entre ésta y las demás etapas, así como entre los dos ciclos que la forman.
Esta coordinación tendrá como objetivo detectar y concretar las necesidades y/o dificultades existentes en la red de aprendizaje de cada uno de los alumnos con el fin de poderlos trabajar (desde una visión totalmente individualizada) en los sucesivos niveles educativos.
3. Función social y función educativa.
La Educación Infantil se desarrolla, paralelamente, desde una función social de ayuda al medio familiar y desde una función educativa, con el fin de desarrollar al máximo las capacidades de los alumnos (a partir de los objetivos y contenidos propios de esta etapa).
A partir de estas características podemos definir las tres grandes finalidades que persigue la Educación Infantil:
1. Potenciar y favorecer el desarrollo máximo de las capacidades respetando, en todo momento, la diversidad y las posibilidades de los diferentes alumnos.
Se plantearán diferentes situaciones donde, junto a la interacción alumno/a-maestro/a, se potencie y favorezca el aprendizaje de habilidades, estrategias, actitudes y conceptos, y cada una de las diferentes competencias que conllevan implicados.
2. Comprensión de desigualdades sociales y culturales.
Se deberá tener en cuenta que los niños y niñas llegan a la escuela con unas experiencias y vivencias familiares diferentes que, junto con sus características propias, definen el grado determinado de competencias individuales. En cualquier tipo de desigualdad se partirá de las diferentes competencias del momento para prevenir posibles dificultades posteriores.
3. Preparación para un buen seguimiento de la escolaridad obligatoria.
Se trata de permitir al alumno/a acceder a los conocimientos propios de la cultura (es decir, los diferentes lenguajes de comunicación y representación de la realidad) mostrando su carácter funcional a partir de la atribución de un sentido completo.
La división de la etapa por ciclos
La Educación Infantil comprende dos ciclos. El primero se extiende hasta los 3 años y el segundo desde los tres hasta los seis años de edad.
El primer ciclo (0-3) se caracteriza principalmente por la satisfacción inmediata de las demandas del pequeño/a en relación a sus necesidades básicas (alimentación, higiene y descanso), así como la iniciación de la autonomía en contraposición a la total dependencia del primer año.
En estas primeras edades se forman las figuras afectivas (madre y padre, hermanos, abuelos, maestro/a...) que los pequeños asumen como modelos y ejercen un fuerte efecto reestructurador en la formación de su personalidad.
En este ciclo se atenderá al desarrollo del movimiento, al control corporal, a las primeras manifestaciones de la comunicación y del lenguaje oral, a las pautas elementales de convivencia y de relación social y al descubrimiento del entorno inmediato.
El segundo ciclo (3-6) se caracteriza principalmente por el alcance de una gran autonomía en la adquisición de hábitos y el dominio progresivo del lenguaje verbal.
En este ciclo se procurará que el niño/a aprenda a hacer uso de los distintos lenguajes de comunicación, descubra las características físicas y sociales del medio en que vive, elabore una imagen positiva y equilibrada de sí mismo y adquiera los hábitos básicos de comportamiento que le permitan una elemental autonomía personal.
Los alumnos necesitan un ambiente cálido y seguro donde poder afrontar el conocimiento gradual del medio y adquirir los recursos que les permitan acceder a él. Pero, a su vez, este ambiente debe satisfacer el deseo de conocer y descubrir, ya que los alumnos de esta edad tienen una gran curiosidad e interés por conocer todo lo que les rodea, una vez superada una primera etapa en la que el alumno/a toma conciencia de su propio yo.
El proceso de aprendizaje de cada uno de los niños y niñas se realizará a partir de su maduración personal y de las posibilidades que se le ofrezcan de interaccionar con su entorno.
Características evolutivas de los niños de 0 a 6 años
Son muchos los grandes cambios evolutivos que el niño/a desarrolla durante sus primeros años de vida. Cambios múltiples, rápidos y generalmente sucesivos, en referencia a cada una de las dimensiones innatas con las que el ser humano nace: psicomotriz, lenguaje, cognitiva y personal-social.
A lo largo de estos años, el niño/a pasa por diferentes momentos que le caracterizan y diferencian por su especificidad de necesidades, habilidades, aptitudes, relaciones y formación de sentimientos y emociones.
En los dos primeros años y, en especial durante el primero, se dan los cambios cualitativos más rápidos en cada una de las dimensiones nombradas anteriormente.
El paso del año y medio a los dos se caracteriza por el desarrollo del control de esfínteres. Su total adquisición dependerá de la madurez de cada niño/a, entre los dos y tres años.
De los tres a los cuatro años su lenguaje evoluciona hasta la utilización de la frase completa y su vocabulario puede alcanzar las 1 200 palabras.
Finalmente, de los cuatro a los seis años, se destaca el desarrollo y la consolidación del pensamiento intuitivo.
Metodología en la Educación Infantil
El educador de 0-3 años ha de tener, principalmente, una sensibilidad especial por percibir las demandas de los niños, saber distinguir cuándo balbucean, voltean o gritan por el simple hecho de acompañar un juego o por alguna necesidad concreta.
Después de esta percepción inicial se debe interpretar la demanda correctamente. Es decir, definir si es una demanda de alimentación, de sueño, de higiene, de alteración del estado de ánimo, de juego, etc.
A partir de aquí, el adulto selecciona la respuesta más adecuada a su demanda y le contesta rápidamente.
Uno de los aspectos más importantes para el desarrollo emocional del niño/a es la satisfacción de las necesidades básicas. Estas necesidades básicas son: fisiológicas, seguridad, amor, pertenencia, aprecio, autoestima y autorrealización.
Y esto se da en todas las edades, desde el mismo momento del nacimiento. Por ejemplo: un niño de año y medio puede sentirse autorrealizado cuando, después de muchos intentos, consigue llevarse la comida a la boca utilizando la cuchara.
A partir de los 3 años, una vez superada una primera etapa en la que el alumno/a toma conciencia del propio yo, el niño/a muestra un mayor interés por lo que hay en su entorno inmediato. Por tanto, a la hora de organizar los temas escolares se tendrá en cuenta este interés característico del niño/a de tres a seis años.
El pequeño/a de esta edad no vive parcialmente todo lo que le rodea, sino que tiene su primera relación con el entorno a través de la percepción global y la manipulación activa. Este descubrimiento activo por parte del niño/a establece conexiones entre los conocimientos previos y los nuevos aprendizajes. Ello contribuye a la consolidación de un aprendizaje significativo.
El proceso de aprendizaje de cada uno de los niños y niñas se realizará a partir de su maduración personal y de las posibilidades que se le ofrezcan para interaccionar con su entorno.
A lo largo de la etapa es especialmente importante conducir los procesos de aprendizaje a través de la experiencia personal, con el
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