El Desconocimiento De Lo Inconciente

Palabras Preliminares:

Entre las dos guerras mundiales los progresos de la física moderna estaban al orden del día, los científicos se hicieron filósofos en la discusión sobre el conocimiento que la física podía alcanzar acerca del mundo, reivindicando el saber científico con el predominio de la ciencia moderna, se marcaban una oposición entre el saber científico y el saber no científico, en general, que puede extraerse del arte de la filosofía o de la religión, ramas del saber que ya no se las pudo conceder como científicas ya que a este saber diferente le faltaban todos los criterios que le permiten distinguir el saber del no saber. Para la mirada de la ciencia no se disponía de pruebas que permitieran aplicarles la discriminación entre lo verdadero y lo falso y todo lo que se situaba por fuera de la ciencia si bien no era por entero falso en ningún caso podía acceder por entero al orden de la verdad, que únicamente la ciencia tenía el poder de conferir. Incierto, pues en el límite, no existente en verdad.

De esta posición se pasó a una más ofensiva, se cuestionó las disciplinas recientes que se habían instituido como ciencias humanas para adoptar el nombre menos prestigioso de humanidades, rechazando ellas la exclusión y animadas por un movimiento de identificación que las atraía hacia las ciencias exactas, intentaron optar una conversión en sus métodos de trabajo a fin de superar la desventaja y acercarse al modelo constituido por las ciencias exactas.

¿Y el psicoanálisis? No se escapaba a estas críticas, los científicos solo pueden interpretar al psicoanálisis como una versión espiritualista, en tanto que invocaba lo psíquico de los fenómenos humanos cuyo determinismo material no es inmediatamente visible viéndose así como un antagonismo del procedimiento científico, no se trataba para nada, de reivindicar lo propio del psicoanálisis como forma de comprensión de lo singular, lo individual, de lo particular que como tal es incompatible con la ciencia que lo es de lo general.La opinión que da Green de los psicoanalistas que querrían considerar al psicoanálisis como parte integrante de la ciencia, es que sufren la influencia de la ideología de la ciencia, que pretende convencer de que ella sola posee el acceso al conocimiento verdadero, no ven otro medio de comunicar su confianza de poder alcanzar con el psicoanálisis un saber acerca del hombre que merezca el nombre de verdadero, que declara a su procedimiento y a sus descubrimientos conformes a los criterios de la ciencia.

1- El sujeto de la ciencia y el sujeto de la psique:

La evolución acelerada del progreso científico obliga a tomar en consideración los desconocimientos en materia del psiquismo, la evitación recíproca de la ciencia y el sujeto ya no puede seguir así. Los científicos omiten reconocer que lo que debería ser objeto de investigación más atenta seria el psiquismo humano. Por lo tanto, el formidable poder que la ciencia permite poner en práctica en diversos dominios deberá tener en cuenta el efecto psíquico que es susceptible de ejercer sobre los hombres. Por consiguiente es necesario favorecer el conocimiento de la humano para tener una representación de lo que se desenvuelve en el nivel psíquico.

Ahora bien de todas las disciplinas que se interesan por el conocimiento de lo humano, el psicoanálisis es la única que se sitúa en el corazón de la actividad psíquico del sujeto que anima a las pasiones. Y esta es la razón por la cual el psicoanálisis es tan mal entendido, en el sentido de las pasiones que algunos por su orgullo creen haberlas superado.

Green va a decir que abordara estas observaciones a través de una estrategia diferente; hacer que se reconozcan los impases de la ciencia actual con respecto a la cuestión del sujeto: situar el puesto del sujeto de la ciencia en una concepción del sujeto dentro de la psique. Quien quiera que se interese en la psique está obligado a admitir, por la pluralidad de sus campos de ejercicio, una necesidad de articulación.

La ciencia que más falta nos hace es la ciencia de

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