Lo Inconciente

Lo Inconsciente

El supuesto de lo inconsciente es necesario y legitimo, poseemos numerosas pruebas a favor de la existencia de lo inconsciente. Es necesario porque los datos de consciente son en alto grado lagunosos: en sanos y enfermos aparecen a menudo actos psíquicos.

Estos actos conscientes resultarán faltos de sentido y coherencia si mantenemos la teoría de que la totalidad de nuestros actos psíquicos ha de sernos dada a conocer por nuestra consciencia y, en cambio, quedarán ordenados dentro de un conjunto coherente e inteligible si interpolamos entre ellos los actos inconscientes.

En cualquier momento dado, la consciencia abarca solo un contenido exiguo, por tanto, la mayor parte de lo que llamamos conocimiento consiente tiene que encontrarse en cada caso y por los periodos más prolongados, en un estado de latencia, es decir es una estado de Inconsciencia psíquica.

Sale al paso una objeción: estos recuerdos latentes ya no deberían calificarse más de psíquicos, sino que corresponderían a los restos de procesos somáticos de los cuales lo psíquico puede brotar de nuevo.

Al contrario, el recuerdo latente es indudablemente el saldo de un estado psíquico. Esa objeción descansa en la igualación entre lo consciente y lo anímico.

Es mas fácil conocer estos fenómenos inconsciente en otros que en nosotros mismos. Esto tiene que ver con que lo inconsciente reprimido ha sufrido un rechazo y desalojo por parte de la consciencia.

Debemos estar preparados, pos consiguiente, a admitir en nosotros no solo la consciencia segunda, sino una tercera, y quizás una serie inacabable de estados de consciencia desconocidos para nosotros todos ellos y que se ignoran entre si.

Dentro del psicoanálisis no nos queda, más que declarar que los procesos anímicos son en si inconsciente y comparar su percepción por la consciencia con la percepción del mundo exterior por los órganos sensoriales.

El psicoanálisis nos advierte que no hemos de sustituir el proceso psíquico inconsciente, que es el objeto de la consciencia, por la percepción que esta hace de el.

--Lo inconsciente abarca por un lado actos que son apenas latentes, pero en lo demás en nada se diferencian de los consciencia, por otro lado los procesos como los reprimidos contrastarían de manera exagerada.

Usamos la palabra consciencia e inconsciente en el sentido descriptivo, en el sistemático, en cuyo caso significan pertenencia a sistemas determinados y dotación con ciertas propiedades.

Como resultado del psicoanálisis un acto psíquico en general atraviesa por dos fases de estado, entre las cuales opera como un selector una suerte de examen (censura). En la primera fase El es el inconsciente y pertenece al sistema inconsciente. Si a raíz del examen es rechazado por la censura, se le deniega el paso a la segunda fase; entonces se llama Reprimido y tiene que permanecer inconsciente.

Entra a la segunda fase el sistema consciente. No es aun consciente, sino susceptible; Puede ser objeto de ella, sin una particular resistencia toda vez que se reúnan ciertas condiciones. En atención a esta susceptibilidad de consciencia llamamos al sistema consciente también “Preconsciente” si se llegara a averiguar que a su vez el devenir consciente de lo preconsciente es code-terminado por una cierta censura, deberíamos aislar entre si.

Si queremos tomar en serio una tópica de los actos anímicos, tenemos que formular 2 hipótesis.

La primera de las hipótesis, que la fase consciente de la representación significa que una se trata de dos representaciones en diferentes lugares y una debe transponerse, ser transcripta en otra para que la consciente se apropie de ella. La segunda hipótesis, se tratara de una sola inscripción funcionando según reglas diferentes si está sometida al proceso primario o secundario.

--Los sentimientos inconscientes son la oposición

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