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Lo Inconciente

palomaomix2 de Diciembre de 2012

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Lo inconciente

Procesos Psicológicos fundamentales Psicoanálisis y Humanismo

5: C T/M

O6/10/2011

Bibliografía:

Freud, S. (1915) lo inconciente “Obras completas Vol. 14”, Argentina: Amorrortu pp. 153-214

Lo inconciente

“Los sucesos anímicos a los que son conscientes y entremezclados con los sucesos puramente físicos, neurológicos, es algo que quiera (quiebra la continuidad psíquica)e introduce muchas brechas ininteligibles en la cadena de los fenómenos observados.”

“Los sucesos físicos adoptan la hipótesis de que las brechas están cubiertas por sucesos anímicos inconcientes. y los sucesos anímicos concientes y construir una cadena puramente física, sin solución de continuidad ,que abarcaría todos los hechos de la observación.”

“Proyecto de psicología, en esta producción en la cual explica todo el ámbito de la conducta humana normal y patológica. Por medio de dos entidades materiales la neurona y(la cantidad fluyente) energía física o química no especificada.”

(Freud 1915, pp. 156)

“El concepto de que existen procesos anímicos inconscientes es, desde luego fundamental en la teoría psicoanalítica”

“Freud por este supuesto nunca fue de naturaleza filosófica, aún que los problemas psicológicos aguardaban inevitablemente. Su interés”

Freud por este supuesto nunca fue de naturaleza filosófica, aún que los problemas psicológicos aguardaban inevitablemente. Su interesa meramente practicó.

(Freud 1915, pp. 157)

Por primera vez demostró cómo era el inconsciente, como trabajaba como diferia ,de otras partes de la psique y cuáles eran sus relaciones reciprocas con ellas.

El término inconsciente era ambiguo. En 1912 escribió a la society far psychical research ,en el que había investigado cuidadosamente tales ambigüedades entre los usos descriptivos, dinámicos y sistemático de la palabra.

(Freud 1915, pp. 158-159)

“El psicoanálisis nos ha revelado que la esencia del proceso de la represión no consiste en suprimir y destruir una idea que representa al instinto, sino en impedirle hacerse consciente. Decimos entonces que dicha idea está en un estado de ser «inconsciente» y tenemos pruebas de que, aun siéndolo, puede producir determinados efectos, que acaban por llegar a la conciencia.”

“Todo lo reprimido tiene que permanecer inconsciente; pero queremos dejar sentado desde un principio que no forma por sí solo todo el contenido de lo inconsciente.”

“¿Cómo llegar al conocimiento de lo inconsciente? Sólo lo conocemos como consciente; esto es, después que ha experimentado una transformación o traducción a lo consciente”

(Freud 1915, pp. 161)

I.-Justificación del concepto de lo inconsciente.

En muy muy diversos sectores se nos ha discutido el derecho a aceptar la existencia de un psiquismo inconsciente y a laborar científicamente con esta hipótesis. Contra esta opinión podemos argüir que la hipótesis de la existencia de lo inconsciente es necesaria y legítima, y, además, que poseemos múltiples pruebas de su exactitud.

Todos estos actos conscientes resultarán faltos de sentido y coherencia si mantenemos la teoría de que la totalidad de nuestros actos psíquicos ha de sernos dada a conocer por nuestra conciencia y, en cambio, quedarán ordenados dentro de un conjunto coherente e inteligible si interpolamos entre ellos los actos inconscientes que hemos inferido.

“Estos actos consientes quedarían inconexos e incomprensibles si nos empeñásemos en sostener que la conciencia por fuerza ha de enterarse de todo cuanto sucede en nosotros en materia de actos anímicos, y en cambio se insertan dentro de una conexión discernible si interpolamos los actos inconscientes inferidos”

“El supuesto de lo inconsciente podemos construir un procedimiento que nos permite influir con éxito sobre el decurso de los procesos consientes para conseguir ciertos fines, ese éxito nos procurará una prueba incontrastable dela existencia de lo así supuesto.”

(Freud 1915, Pp. 163)

La negación de lo inconsciente resulta incomprensible en cuanto volvemos la vista a todos nuestros recuerdos latentes. Se nos opondrá aquí la objeción de que estos recuerdos latentes no pueden ser considerados como psíquicos sino que corresponden a restos de procesos somáticos, de los cuales puede volver a surgir lo psíquico.

“Se comprueba que mantienen el más amplio contacto con los procesos anímicos consientes; con un cierto rendimiento de trabajo pueden trasponerse en estos, ser sustituidos por estos; y admiten ser descritos con todas las categorías que aplicamos a los actos anímicos consientes, como representaciones, aspiraciones, decisiones.”

(Freud 1915, pp.164)

“La obstinada negativa a admitir el carácter psíquico de los actos anímicos latentes se explica por el hecho de que la mayoría de los fenómenos en cuestión no pasaron a ser objeto de estudio fuera del psicoanálisis.”

“El supuesto de lo inconsciente es, además, totalmente legítimo, puesto que para establecerlo no nos apartamos un solo paso de nuestro modo habitual de pensamiento, que se tiene por correcto.”

“(Psicológicamente más correcta es, empero, esta descripción: sin una reflexión especial, atribuimos a todos cuantos están fuera de nosotros nuestra misma constitución, y por tanto también nuestra conciencia; y esta identificación es en verdad la premisa de nuestra comprensión.)”

(Freud 1915, pp.165)

El psicoanálisis no exige sino que apliquemos también este procedimiento deductivo a nuestra propia persona, labor en cuya realización no nos auxilia, ciertamente, tendencia constitucional alguna. Procediendo así hemos de convenir en que todos los actos y manifestaciones que en nosotros advertimos, sin que sepamos enlazarlos con el resto de nuestra vida mental han de ser considerados como si pertenecieran a otra persona y deben ser explicados por una vida anímica a ella atribuida o a otro .Cuando se trata de otras personas sabemos interpretar muy bien; esto es, incluir en la coherencia anímica aquellos mismos actos a los que negamos el reconocimiento psíquico cuando se trata de nosotros mismos. Este procedimiento deductivo, aplicado no sin cierta resistencia interna a nuestra propia persona, no nos lleva al descubrimiento de un psiquismo inconsciente, sino a la hipótesis de una segunda conciencia reunida en nosotros a la conciencia que nos es reconocida.

Objeciones:

· “Una conciencia de la que su propio portador nada sabe es algo diverso de una conciencia ajena, y en general es dudoso que merezca considerarse siquiera una conciencia así, en que se echa de menos su rasgo más importante.”

· “El análisis apunta que los diversos procesos anímicos latentes que discernimos gozan de un alto grado de independencia recíproca, como si no tuvieran conexión alguna entre sí y nada supieran unos de otros.”

· “La investigación analítica llegamos a saber que una parte de estos procesos latentes poseen caracteres y peculiaridades que nos parecen extraños y aun increíbles, y contrarían directamente las propiedades de la conciencia que nos son familiares.”

(Freud 1915, pp.166)

“Dentro del psicoanálisis no nos queda, pues, sino declarar que los procesos anímicos son en sí inconscientes y comparar su percepción por la conciencia con la percepción del mundo exterior por los órganos sensoriales. Y aun esperamos extraer de esta comparación una ganancia para nuestro conocimiento.”

(Freud 1915, pp.167)

II.- La multivocidad de lo inconciente, y el punto de vista tópico.

“La condición de inconsciente {Unbewusstheit} es sólo una marca de lo psíquico que en modo alguno basta para establecer su característica inconsciente abarca, por un lado, actos que son apenas latentes, inconscientes por algún tiempo, pero en lo demás en nada se diferencian de los consientes; y, por otro lado, procesos como los reprimidos, que, si devinieran consientes, contrastarían de la manera más llamativa con los otros procesos consientes.

Usamos las palabras «conciente»e «inconciente» ora en el sentido descriptivo, ora en el sistemático, en cuyo caso significan pertenencia a sistemas determinados y dotación con ciertas propiedades

Quizá pueda depararnos algún remedio la siguiente propuesta: sustituir, al menos en la escritura, «conciencia» por el símbolo Cc, e «inconciente» por la correspondiente abreviatura Icc, toda vez que usemos esas dos palabras en el sentido sistemático.

(Freud 1915, pp.168)

“Dentro de una exposición positiva enunciamos ahora, como resultado del psicoanálisis: un acto psíquico en general atraviesa por dos fases de estado, entre las cuales opera como selector una suerte de examen (censura). En la primera fase él es inconciente y pertenece al sistema Icc; sí a raíz del examen es rechazado por la censura, se le deniega el paso a la segunda fase; entonces se llama «reprimido» y tiene que permanecer inconciente. Pero si sale airoso de este examen entra en la segunda fase y pasa a pertenecer al segundo sistema, que llamaremos el sistema

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