El Fenómeno Adolescente
Enviado por paola.gomez28 • 30 de Mayo de 2015 • 3.626 Palabras (15 Páginas) • 194 Visitas
Nuestra Sociedad actual tiende a “adolescentizarse” en forma vertiginosa. Quienes
no estamos en las edades tradicionalmente consideradas adolescentes, estamos
siendo “invitados” cada vez más a tomar ese modelo, y vamos asumiendo esa
invitación en nuestros modos de vestir, de seleccionar la recreación, en los gustos
musicales, en la reducida tolerancia hacia valores sociales, en conductas impulsivas
y de falta de comprensión del otro, etc. No es la mejor realidad para que los verda
deros adolescentes logren transitar esa etapa de la forma más sana.
¿Adolescencia?
Hasta hace un tiempo el fenómeno de la adolescencia se relacionaba a los cambios
corporales de la pubertad y a algunas características conductuales como cambios
bruscos de temperamento, rebeldía, transgresión.
En las últimas décadas se asocia más a un período de crisis: “crisis normal de la
adolescencia”, tras la cual se consolidaría la identidad personal. Es dificultoso de
terminar el momento del inicio de esta etapa, y mucho más, su finalización. En al
gunos casos la adolescencia se prolonga más allá de los 25 años porque no es
posible independizarse económicamente, y la dependencia económica genera de
pendencia psicológica. Otras situaciones (las que nos son cercanas en nuestros
espacios educativos), implican no permitir este estado de transición que es la ado
lescencia, porque se es madre prematuramente, ya sea por embarazo temprano o
por cuidado de hermanos menores y porque hay que luchar por subsistir por estar
incluidos en sectores desprotegidos.
Al adolescente el crecimiento le impone pérdidas, y empieza a “adolecer” de algu
nos fenómenos:
• Búsqueda de sí mismo y de su identidad. Requieren modelos y el transitar
con otros en su búsqueda los alivia (así se explica el gusto por las pandillas o
bandas, que visten igual, beben igual, escuchan la misma música, usan el
mismo léxico).
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• Tendencia grupal. El grupo de iguales resulta más continentador que la fami
lia u otros adultos.
• Necesidad de fantasear.
• Crisis de religiosidad.
• Desubicación temporal. A veces las urgencias son enormes y en otras, las
dilaciones exasperan al adulto.
• Evolución sexual desde el autoerotismo a la heterosexualidad.
• Actitud reivindicatoria.
• Contradicciones en su conducta. La conducta está dominada por la acción,
pero sus acciones no siguen un patrón. Lo que hoy les resultó atractivo, maña
na es objeto de rechazo. Es difícil anticipar su respuesta actitudinal.
• Separación progresiva de los padres.
• Fluctuaciones del humor y el estado anímico. Es frecuente la búsqueda de
aislamiento y la disconformidad. Esto está sustentado en los tres duelos bási
cos que atraviesa el adolescente y debe superar: duelo por el cuerpo infantil
perdido, duelo por los padres infantiles perdidos (los padres o adultos referen
tes son ahora visualizados como menos omnipotentes e idealizados que en la
niñez), y duelo por el rol infantil perdido.
Desde esta presentación, surge que el adolescente necesita:
• Un adulto coherente y pacificador, el que corta el juego en el momento oportu
no, en lugar de seguirlo.
• Información que oriente y guíe, no que dictamine
• Límites claros, contención y contextos coherentes (porque las contradicciones,
pasiones y cambios de esta etapa ya suponen mucha confusión).
• Tiempos y espacios de valoración y reflexión acompañada, para aproximarse a
entender el mundo adulto y el nuevo rol que asumirá.
Cada vez más los espacios educativos de la Dirección Sectorial de Educación de
Adultos (DSEA) integran adolescentes, que además de “adolecer” de estas caracte
rísticas de la etapa, cargan pesadas mochilas de frustraciones, descrédito y discri
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minación. El rol docente se complejiza y requiere generar espacios en que encuen
tren referentes afectivos y reflexivos. Surge la importancia de flexibilizar las pro
puestas académicas formales, para transformar el espacio-tiempo en un ámbito de
contextualización y sostén. Debemos apelar a estrategias diversificadas, en que
incluyamos dinámicas lúdicas, recreativas y de participación.
Iniciar el tiempo de “clase” con una de ellas es contribuir a generar una actitud bien
predispuesta. Incluir una dinámica grupal atractiva como disparador de un conoci
miento, lo hace más placentero. “Aprovechar” esos 10 minutos que nos quedaron
excedentes antes de irnos, proponiendo una actividad
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