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El Hombre Que Confundió A Su Mujer Con Su Sombrero.

hexakosioihexe1 de Julio de 2014

879 Palabras (4 Páginas)306 Visitas

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El hombre que confundió a su mujer con un sombrero.

Autor Oliver Sacks

El hombre que confundió a su mujer con un sombrero es un fascinante libro de Oliver Sacks.

Es un libro de 1985 pero en esencia totalmente actual y de entretenidísima lectura y el más famoso.

Oliver Sacks es un neurólogo autor de varios libros de éxito.

El objetivo de Sacks es contar las historias de sus pacientes. Con ello nos lleva más allá de la ciencia al sobrecogedor mundo de la mente de los enfermos mentales con los que trata.

El autor nos muestra dichas historias de vida como la historia natural, pero no habla de la persona como individuo y su experiencia personal, ni cómo mientras esta afronta su enfermedad y lucha por poder sobrevivir a ella. Habla de un historial clínico riguroso no hay «sujeto»; los historiales clínicos modernos aluden al sujeto con una frase rápida que podría aplicarse igual a una rata que a un ser humano. Para situar de nuevo en el centro al sujeto (el ser humano que se aflige y que lucha y padece) donde el profundiza en el historial clínico hasta hacerlo narración o cuento; sólo así tendremos un «quién» además de un «qué», un individuo real, un paciente, en relación con la enfermedad una relación con el reconocimiento médico físico.

El libro cuenta 24 historias de pacientes, cada cual más sugestiva, agrupadas en 4 partes llamadas Pérdidas, Excesos, Arrebatos y El mundo de los simples.

El caso que da nombre al libro habla de un hombre con prosopagnosia, incapaz de reconocer caras:

Pareció también decidir que la visita había terminado y empezó a mirar en torno buscando el sombrero. Extendió la mano y agarro a su esposa por la cabeza intentando ponérsela. ¡Parecía haber confundido a su mujer con un sombrero! Ella daba la impresión de estar habituada a aquellas faenas de su marido.

En El hombre que se cayó de la cama, el paciente no reconoce su propia pierna:

Evidentemente una de las enfermeras que debía tener un sentido del humor un tanto macabro se había introducido subrepticiamente en la Sala de Disección, había sacado de allí una pierna y luego se la había metido a él en la cama para gastarle una broma cuando estaba aún completamente dormido. Esta explicación le tranquilizó mucho; pero considerando que una broma es una broma y que aquélla se pasaba ya un poco de la raya, lanzó fuera de la cama aquella pierna condenada. Pero, y en este punto perdió ya el tono coloquial y se puso de pronto a temblar, se puso pálido, cuando la tiró de la cama, sin explicarse cómo, cayó él también detrás de ella... y ahora la tenía unida al cuerpo.

En Reminiscencia nos habla de una mujer a la que sus ataques epilépticos la devolvían al pasado.

La señora O'C., cuando mejoró, y se recuperó del ataque, tuvo un período de tristeza y de miedo. «La puerta se está cerrando», decía. «Estoy perdiéndolo todo de nuevo. » Y realmente lo perdió, a mediados de abril cesaron las súbitas irrupciones de sensaciones y música y escenas de infancia, sus súbitos «arrebatos» epilépticos que la llevaban al mundo de la temprana infancia, que eran sin lugar a dudas «reminiscencias», y auténticas,

Asesinato cuenta la historia de Donald que cometió un asesinato del que no recordaba nada. Hasta que tuvo un accidente de bici en el que se golpeó la cabeza.

Se le interrogó con las debidas precauciones, con el mayor cuidado para evitar cualquier insinuación o sugerencia... y pronto se hizo evidente que se trataba de «reminiscencia» auténtica, aunque incontrolable. Conocía ya hasta los detalles más nimios del asesinato, todos los detalles revelados por el examen forense, pero que no se habían revelado en el juicio... ni a él.

Todo lo que antes había estado, o parecía, perdido u olvidado (incluso con hipnosis

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