ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Capitulos De El Hombre Q Confundio A Su Mujer Con Un Sombrero


Enviado por   •  24 de Enero de 2012  •  7.811 Palabras (32 Páginas)  •  1.629 Visitas

Página 1 de 32

Cap.12: “Una cuestión de identidad”

El señor William Thomson estaba en la consulta, confundió al Dr. Sacks con Ton Pitkins, luego con Hymie y después con Manners, hasta que al final se dio cuenta que estaba en una consulta y no en su tienda como había creído hasta ahora; le preguntó al Dr. Sacks si estaba loco y qué hacia allí. El Dr. Sacks le dijo que tenía un pequeño trastorno en la memoria y dificultades para recordar e identificar a la gente y él le dijo que era cierto porque confundía a personas con otras. El Sr. Thomson identificaba a mucha gente en poco tiempo para intentar acertar, no tenía inseguridad en sí mismo. Solía estar desorientado porque pasados unos segundos ya no se acordaba dónde ni con quién estaba. Experimentaba un sueño de situaciones, imágenes y gentes en perpetuo cambio, transformación y mutación continuas. William vivía en un mundo fático, estable, plenamente normal. Cuando William hizo un viaje subió a un tren y el taxista dijo que era sorprendente hablar con él que le contó muchas historias y se notaba que había estado en muchos sitios pero pronto le aclaramos que no era así, que no era exactamente una sola vida, que era una cuestión de identidad.

Jimmie G., otro paciente con el síndrome de Korsakov, hacia mucho que se había aliviado de su enfermedad, en cambio William no se recuperaba. Él salió del hospital en ebullición, todavía se mantenía en un delirio confabulatorio casi frenético, creando un mundo y un yo para substituir al olvidado y perdido. El Sr. Thomson debía de hacerse a sí mismo a cada instante (dicho literalmente) porque nosotros, a diferencia de él, tenemos una historia biográfica, cuya continuidad y sentido es nuestra vida, todos nosotros edificamos y vivimos una “narración”” y esta narración es nosotros, nuestra identidad, en cambio el Sr. Thomson no podía seguir esa historia porque no la tenía el a cada instante tenía que construir una nueva porque no recordaba la anterior. El Sr. Thomson necesita esa narración para mantener su identidad, su yo. Esta necesidad es la clave de la fantasía desesperada del Sr. Thomson, de su verbosidad; como él no tiene esa continuidad ni narración interior continua se ve empujado a una especie de frenesí narrativo y de ahí sus historias incesantes, su mitomanía, sus fabulaciones.

William vive en otra realidad en la que tampoco se siente muy a gusto según el Dr. Sacks. Lo que brota en su confabulación inacable tiene una cualidad de indeferencia, como si no le importase en realidad lo que dijese o lo que cualquier otro hiciese o dijese, como si ya nada importase en realidad.

Una tarde William farfullado por unos individuos que iba inventándose sobre la marcha dijo: “mi hermano pequeño, Bob, pasa por el ventanal” y al cabo de un minuto entró un hombre por la puerta y dijo que era el hermano pequeño de William y que él le había visto cuando pasó por la ventana. William hablaba de su hermano en el mismo tono que cuando hablaba de li irreal, todo lo contrario que en el caso de Jimmie que al estar con su hermano ya no se sentía perdido. William empezó a hablar de George, su hermano mayor, utilizando el presente de indicativo que usaba siempre, Bob le dijo que George había muerto hace diecinueve años aunque William no hizo caso del comentario.

El Dr. Sacks le preguntó a las monjas si William tenía alma, al igual que hizo con Jimmie aunque la cara de las monjas no era la misma, éstas le dijeron que tenía un alma inmortal en el sentido teológico.

El don de William era su perdición, sólo si callase un momento podía penetrar la realidad en él. William está tan condenado que no sabe que está condenado, porque lo dañado no es simplemente una facultad sino la ciudadela misma, el yo, el alma.

El Sr. Thomson vaga muchas veces por el jardín, y en esa tranquilidad que dan las flores encuentra la suya, la presencia de otras personas le excita y le inquieta, esa presencia hace que busque y elabore una identidad rápidamente; estar en el jardín solo le ofrece una comunión muda y profunda con la propia naturaleza y también la sensación renovada de estar en el mundo, de ser real.

Cap.13: “Sí, padre-hermana”

La señora B., antigua química, había experimentado un cambio de personalidad, se volvió chistosa, impulsiva y “superficial”, su amiga decía que ya no se preocupaba por nada.

Al principio creían que era hipomaníaca pero luego se dieron cuenta que tenía un tumor cerebral. La Sra. B. tenía un carcinoma inmenso que afectaba a los sectores orbitofrontales de los dos lados frontales.

La primera impresión que tuvo el Dr. Sacks de ella fue que era una chica muy alegre y divertida.

La Sra. B. le dijo al Dr. Sacks que parecía un cura (padre) por la barba, una hermana por la bata blanca y un médico por el estetoscopio, el Dr. Sacks se quedó muy extrañado con eso y le preguntó si lo miraba a él en absoluto y ella contestó que no. Conocía la diferencia entre padre/hermana/médico y también entre izquierda/derecha pero decía que no significaba nada para ella, el Dr. Sacks le preguntó que si ese “no significar nada…” le molestaba y ella le contestó que no.

En el rostro de la Sra. B. no se reflejaba ninguna expresión de ayuda; su mundo estaba vacío de sentido y de significado; nada resultaba ya “real” (o “irreal”); todo era “equivalente”o “igual”; todo el mundo había quedado reducido a una insignificancia jocosa. Esto le parecía muy raro al Dr. Sacks y también a las amigas de la Sra. B., pero ella se mostraba indiferente, despreocupada. La señora B. no estaba presente como persona.

Posdata:

El Dr. Sacks trataba al año a muchos pacientes con fenomenología similar pero con las etiologías más diversas. Una vez se acordó de un paciente que examinó en 1981, este paciente hablaba muy rápido, se contradecía…

La esquizofrenia la «boba-feliz» es la más maligna y a su vez la más increíble, nadie se recupera y regresa para contar cómo es y cómo se vive con ella.

En todos los casos de esos pacientes hay un caos, deja de haber un «centro» de la mente…

Cap.14: “Los poseídos”

En el capítulo diez el Dr. Sacks hablaba del síndrome de Tourette qie tenía Ray, en ese capítulo nos decía que algunas personas pueden estar hasta poseídos por este síndrome, estas personas apenas serían capaces de integrar una identidad real en medio de la presión y el caos tremendos

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (47.7 Kb)  
Leer 31 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com