El Tatuaje En Los Adolescentes

UN TERCIO DE LAS PERSONAS CON TATUAJE SE ARREPIENTE DE HABERLO HECHO

El titulo de este trabajo corresponde a los resultados de una encuesta británica. Este artículo elegido plantea que aquellas personas que se tatuaron antes de los 16 años son más propensas a arrepentirse de sus tatuajes. Según el artículo el hecho de realizarse un tatuaje a esa edad puede ser bien producto de la moda, una forma de expresión, una manifestación de la rebeldía o un desafío entre los amigos del colegio. Aunque muchas personas se sienten bien con sus tatuajes, una encuesta rebelo que un tercio de la población que ha tatuado su cuerpo se arrepiente de haberlo hecho. Menciona también que los más propensos al arrepentimiento son los hombres que se tatuaron antes de los 16 años; por su parte el grupo que revelo menor arrepentimiento fueron las mujeres que lo hicieron a partir de los 21 años. Por otro lado menciona que los más propensos a arrepentirse son aquellos que solo poseen uno o dos tatuajes, ya que generalmente no está seguros de hacerlo desde un principio.

Los investigadores se encontraron y se sorprendieron también con el hecho de que la mayoría de los que se arrepentían de haberse tatuado en su adolescencia no quiere someterse a tratamientos para remover los tatuajes, ya que los mismos pueden causar infecciones, cicatrices y decoloraciones en la piel.

También se hace mención en el artículo a que la mayoría de los que consultan por la remoción de los tatuajes son jóvenes entre 16 y 22 años, ya que estos son presionados por sus padres a realizarlo, y muchos de los adultos se resignan y se acostumbran a vivir con esas marcas en la piel.

Si bien este articulo nos cuenta acerca de un hecho puntual que sería el arrepentimiento de las personas que se realizan tatuajes, en su mayoría en una edad anterior a los 16 años, la cuestión seria ir un poco más allá y poder dar algunas respuestas acerca del significado que tienen esos dibujos en la piel en una etapa de la vida tan especial y controversial como lo es la adolescencia.

Podríamos comenzar diciendo, como lo hace Lacan en “El despertar de la Primavera”, que un hombre se hace El hombre al situarse a partir del Uno entre otros, al incluirse entre sus semejantes. Esto es condición necesaria para acceder a la singularidad. Si tomamos en cuenta esta frase podemos decir que los tatuajes en el periodo de la adolescencia bien pueden ser una marca que los incluye, que incluye a ese adolescente en particular, entre sus semejantes. Es una marca de pertenencia a un determinado grupo, a un status, o simplemente el hecho de no hacerlo los pondría en la vereda de enfrente. Es decir que si consideramos el hecho de la pertenencia, la inclusión, la imagen, el dibujo que sea calcado en su piel puede no ser algo que exprese un significado especial, sino que simplemente se trataría de una cuestión de ser uno más entre los demás. Esta característica adolescente se puede reflejar en otras acciones típicas como la música que escuchan, la ropa que visten o los lugares de encuentro que frecuentan.

Por otro lado es necesario abarcar la idea de que la tarea de la adolescencia es construir un cuerpo, cuerpo como economía libidinal organizada. Aquí se juega la cuestión de la construcción del semblante, la construcción de un velo. Todas estas son tareas que intenta hacer un adolescente. El semblante se construye con versiones del padre que Lacan lo llama pere-version. Es lo que arma el cuerpo, es lo que le permite apropiarse del cuerpo. La pere-version paterna se distingue por hacer lugar a la singularidad subjetiva. El joven se ve confrontado en este momento de su historia individual con un cuerpo extraño, un mundo extraño habitado por el pero que al mismo tiempo le es desconocido. El tatuaje tendría entonces como función, contrarrestar estas vivencias, oponiendo una conducta activa (como si dijera “me tatúo cuando quiero, lo que quiero”)

De esto se trata, de ir moldeando un cuerpo que le sea propio y conjuntamente asumiendo una identidad propia. Los tatuajes en este caso serían esas pequeñas, o grandes, marcas que suman a esa reconstrucción de su cuerpo. El adolescente en busca de esa identidad utiliza el tatuaje como forma de expresión a través de esa imagen grabada en su cuerpo. Esto representa por un lado una manera de igualarse a sus pares y por otro lado diferenciarse de otros. Sergio Zabalza en su texto “El lugar del Padre en

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