El ser humano y su vision del mundo

“Cada día como un desafío”

Gianfranco Zecchetto

Resulta fácil preguntarse ¿Qué es lo que le da sentido a mi vida? Sin embargo, generar una respuesta que nos deje conformes, implica bastantes análisis individuales. Somos considerados como una especie, parte de una sociedad que pertenece a la vida terrestre y el cosmos. Pero a veces se nos escapa ese sentido de pertenencia, provocando diversos malestares físicos y psicológicos que alteran nuestra capacidad de percepción.  Evidentemente dentro de esta realidad, el impulso junto a la consecución de nuevos retos o desafíos resultan prioritarios en la concepción del “sentido de la vida”.

        La apreciación de una persona sobre sí misma, el rol que cumple en el mundo y el futuro como algo relativamente positivo, son pensamientos muy vinculados al equilibrio mental necesario, para establecer un sentido y la capacidad de decidir frente a sus deberes o deseos. La inteligencia emocional, aparece como la habilidad que logra procesar estas discrepancias emocionales, logrando acceder o generar sentimientos útiles y facilitadores del pensamiento. Por lo tanto, se transforma constantemente en un aporte del crecimiento intelectual y emocional.

        Es interesante que 1Goleman define esta inteligencia, como: la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el esfuerzo a pesar de las posibles frustraciones; de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones; de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de empatizar y confiar en los demás.

        El filósofo y sociólogo chileno, 2Rafael Echevarría, apoya toda esta teoría, manifestando que los seres humanos tenemos dos grandes desafíos que responder y en la medida de cómo lo enfrentamos, construiremos nuestra capacidad de dar “sentido a la vida” y para abordar las crisis que en algún momento podamos vivir. El primero corresponde al reto de aprender constantemente todos los días, trascendiendo muchos límites que en su minuto parecían inalcanzables frente a nuestros ojos.

        El segundo se refiere al desafío de emprender, entendido como la tarea de transformar el entorno que habitamos, produciendo "obras capaces de trascendernos una vez que nos hayamos retirado del entorno”

        Ahora bien, la riqueza de ambos desafíos está en la forma de cómo se complementan, ya que el aprender nos insta a cambiar los espacios en donde participamos; y estas modificaciones que cambian nuestro mundo, también nos transforman de manera personal.

        Si bien, el hecho de encontrar un sentido para nuestra vida, resulta un trabajo de mucha constancia y superación personal. Avanzar en ese camino, junto a lo que realmente nos motiva, deben ser considerados una prioridad en el transcurso de nuestros días. Sentirnos útiles o calificados logran un efecto de combustible para todas las metas que tengamos en el presente y futuro. Debemos mantener una actitud laboriosa que refleje nuestras buenas intenciones de surgir. Si te preguntas hoy ¿Cuál es el sentido de mi vida? Tal vez, las dudas o confusiones persistan. Sin embargo, de eso se trata la vida, de vivir nuestros retos como propios, de seguir aprendiendo y emprendiendo todos los días.

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