El síndrome De Charles Bonnet: Alucinaciones Visuales En Personas Mayores Con Discapacidad Visual
ItzelSwettP20 de Febrero de 2014
2.742 Palabras (11 Páginas)610 Visitas
Hasta hace poco tiempo se desconocía que, de vez en cuando, muchas personas ciegas y deficientes visuales ven cosas que realmente no existen. Se trata de alucinaciones visuales, lo que podría ser indicio de un problema psiquiátrico, si bien parece que este no es el caso en la mayor parte de estos ancianos dado que su funcionamiento mental es normal y que saben perfectamente que las cosas que ven no pueden ser reales. En tales casos, nos encontramos frente al síndrome de Charles Bonnet, que en la bibliografía internacional aparece mencionado, en forma abreviada, por las siglas CBS (Charles Bonnet Syndrome).
El objetivo de este artículo es el de informar (1) sobre las características del síndrome de Charles Bonnet (SCB): alucinaciones visuales benignas que se producen principalmente en ancianos discapacitados visuales; (2) un protocolo que fue desarrollado en los Países Bajos en relación con el mencionado síndrome, y (3) algunas experiencias acumuladas con este trabajo hasta la fecha.
Como sucede con muchos síndromes, su nombre se debe al autor que lo describió por primera vez. En 1760, el filósofo suizo Charles Bonnet describió la aparición de intensas alucinaciones visuales en su abuelo de 89 años, un discapacitado visual psicológicamente normal.
CARACTERÍSTICAS DEL SÍNDROME DE CHARLES BONNET
Aunque la primera descripción del síndrome se remonta al año 1760, no ha sido hasta hace 10 ó 15 años cuando Needham y Taylor (EE.UU) o Teunisse (Países Bajos) han realizado investigaciones en mayor profundidad sobre la materia. A continuación se resumen algunos de los resultados de un gran estudio prospectivo realizado por Teunisse.
Los criterios de diagnóstico que utilizó para el Síndrome de Charles Bonnet son los descritos por Gold & Rabins (1989):
— presencia de alucinaciones visuales complejas;
— pleno reconocimiento de la naturaleza irreal de las alucinaciones;
— ausencia de alucinaciones en otras modalidades sensoriales;
— ausencia de engaños.
Las complejas alucinaciones se refieren a imágenes detalladas que casi son reales. Estas deben distinguirse de las llamadas alucinaciones elementales, como imágenes de estrellas, triángulos, cuadrados, bandas, etc. Alrededor del 40% de todas las personas con deficiencias visuales experimentan estas alucinaciones elementales.
También es necesario distinguir las alucinaciones de las ilusiones. En estos casos, objetos que son reales se perciben (por equivocación) como algo diferente. Desde luego esto puede sucederles también a las personas discapacitadas visuales, pero entonces no se trata de alucinaciones, ya que éstas no se refieren nunca a cosas realmente presentes. En el caso de una ilusión, el sujeto confunde, por ejemplo, un vaso con una cara o un perro con un niño jugando.
Un criterio importante para diagnosticar un Síndrome de Charles Bonnet es que la persona en cuestión es perfectamente consciente de que las alucinaciones visuales no tienen una base real. Dicha persona es perfectamente capaz de distinguir entre lo real y lo irreal. Las imágenes de estas alucinaciones visuales no producen sonidos. El razonamiento de tal persona tiene que considerarse normal. No hay pensamientos irreales ni que no puedan corregirse.
Hay situaciones en las que pueden producirse alucinaciones visuales complejas (plenamente reconocibles) como síntomas de otras enfermedades. En tales casos, estos pacientes deberán quedar excluidos del diagnóstico de Síndrome de Charles Bonnet. Este se aplica pues a:
— alucinaciones por viudedad (la persona ve imágenes de un ser querido que ha muerto durante el proceso de duelo por dicha pérdida);
— alucinaciones hipnagógicas o hipnopómpicas (alucinaciones que aparecen inmediatamente antes de dormirse o inmediatamente después de despertarse, respectivamente);
— alucinaciones como síntomas de ataques epilépticos o de migrañas;
— alucinaciones debidas al consumo de drogas alucinógenas;
— alucinaciones producidas en situaciones de estrés excepcionales o a trastornos de estrés postraumático.
Por supuesto, también deberán excluirse la demencia y el delirio.
En un grupo de 300 pacientes de baja visión, el síndrome se diagnosticó en el 5,1% de ellos en el rango de edad entre los 18 y los 64 años y en el 13,1% de los comprendidos entre los 65 años o más. Durante la exploración efectuada a los pacientes con baja visión de más edad, Teunisse encontró el síndrome en el 2,1% de las personas con una agudeza visual de más de 0,3 en el ojo con mejor corrección y en el 14,4 % de las personas de edad avanzada con una agudeza visual inferior a 0,3. Por tanto, parece que el Síndrome de Charles Bonnet es un fenómeno típico en personas ancianas discapacitadas visuales. Aproximadamente uno de cada 7 ancianos con discapacidad visual tiene la experiencia de estas alucinaciones visuales. Esta es una cifra mínima, porque otros estudios hablan de porcentajes aún más altos.
La duración de las alucinaciones del SCB puede variar desde unos pocos segundos a varias horas. Algunas personas tienen alucinaciones por SCB sólo una vez en su vida, mientras que otras las tienen durante al menos 20 años. La mayor parte de las personas tienen los ojos abiertos durante las alucinaciones y las imágenes suelen ser tan claras como las percepciones normales, o incluso más. Además, las imágenes tienen tanto color como puedan tener las imágenes normales.
Las alucinaciones pueden referirse a personas, animales, plantas, una gran variedad de objetos y a veces escenas completas. El contenido de la mayor parte de las alucinaciones parece ser muy trivial, aunque a veces es divertido, bonito, fantasmagórico o extraño. Una mujer me relató en una ocasión que todas las mañanas, a la hora de desayunar, veía dos cabezas de caballo que empezaban a besuquearse y que sus babas le caían sobre su comida. Como se puede imaginar, la mujer perdió el apetito. Estas alucinaciones son excepciones a la regla. Afortunadamente, la mayor parte de las alucinaciones por SCB no tienen nada de extraño.
El 72% de las personas con alucinaciones por SCB no sufren a causa de las alucinaciones, el 18% experimenta cierto malestar y el 10% experimenta una importante angustia. Esta angustia se debe a la frecuencia de las alucinaciones, a su duración o al contenido amenazador. Estas cifras se refieren a personas que ya han sido diagnosticadas de SCB. Sin embargo, muchas de ellas vacilan a la hora de hablar de sus alucinaciones. Temen que pueda existir un problema psiquiátrico o creen que estas alucinaciones son un signo de demencia inminente. Y con frecuencia, también les preocupa lo que puedan pensar de ellos los demás.
DESARROLLO DE UN PROTOCOLO PARA LA PRÁCTICA CLÍNICA
Yo trabajo como psicólogo en el departamento de adultos y personas mayores de un centro de rehabilitación para personas ciegas y deficientes visuales. Junto a uno de nuestros asistentes sociales y a psicólogos de instituciones similares, formamos un grupo de ámbito nacional que ha desarrollado un protocolo para la práctica clínica de nuestros centros de rehabilitación.
La necesidad de este protocolo queda aún más de manifiesto por los dos siguientes casos:
— Una vez, un compañero de nuestro departamento de información dijo: «Esta mañana he tenido otro Charles Bonnet. Así que le he dado a la señora un folleto sobre el SCB. Con ello se le quitará la ansiedad.» Afortunadamente, se le había hecho una cierta valoración psicológica, y parece que además de las alucinaciones producidas por el SCB, tal señora padecía también alucinaciones por viudedad y alucinaciones sin reconocimiento completo de su naturaleza irreal. De ese modo, pudimos enviarla a un psiquiatra.
— Otra señora que estaba bastante segura de que sus percepciones visuales no podían ser reales, habló de sus alucinaciones visuales a las enfermeras de la residencia de ancianos. Pero dichas enfermeras habían aprendido a seguir la corriente a los ancianos con alucinaciones y así lo hicieron en este caso. Dicha señora estaba casi convencida de que los pequeños deshollinadores tenían que ser reales, porque las enfermeras le dijeron que ¡ellas también los veían!
Nosotros desarrollamos pues un protocolo que constaba de cinco pasos:
• Detección (¿Pasa algo?)
• Valoración para el diagnóstico (¿Qué pasa?)
• Valoración para la intervención (¿Podemos nosotros hacer algo?)
• Intervención (¿Qué vamos a hacer?)
• Evaluación (¿Fue bien?)
Los objetivos de este protocolo son:
— Detección precoz y diagnóstico para evitar sufrimientos innecesarios o para buscar tratamiento adecuado;
— Desarrollo y aplicación de nuevos métodos de intervención.
Detección
A veces los usuarios comunican las alucinaciones visuales de manera espontánea, aunque no es lo habitual. Esta es la razón por la que nuestro grupo de trabajo insiste en una pregunta estándar como: «¿Ve alguna vez imágenes de cosas que no están en ese momento allí?» Si la respuesta es «Sí», se comienza la primera fase de la valoración.
Valoración para el diagnóstico
Comprobación
En esta fase, cualquiera de nuestros compañeros del equipo de rehabilitación multidisciplinar puede hacer uso de una especie de lista de comprobación que nosotros llamamos Síndrome
...