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Elementos clave para la existencia de un comando

jcalamilloTesina18 de Diciembre de 2011

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Los secretos del trabajo en equipo

1. Introducción

Una de las preguntas más frecuentes que recibimos es cómo se sabe si un grupo está funcionando realmente como equipo.

La realidad indica que no basta con reunir un determinado número de personas para constituir automáticamente un equipo. Puede tratarse simplemente de un agrupamiento.

Las nociones de “agrupamiento” y “equipo” son esencialmente diferentes. En un agrupamiento las personas permanecen anónimas, aún cuando tengan necesidades e intereses comunes.

La percepción correcta de esta diferencia entre agrupamiento y equipo es esencial para cualquiera que quiera trabajar eficazmente en un grupo. Para poder pasar de agrupamiento a equipo es necesario cumplir con determinados requisitos.

Si bien cada proceso es único, hay ciertas necesidades básicas y ciertos elementos esenciales que deben existir para que se forme un equipo:

El interés común, que faculta para reconocer, definir y resolver los problemas comunes a sus integrantes y permitirles satisfacer sus necesidades comunes trabajando en conjunto. Para que cada persona pueda percibir si realmente existe un interés común, debe tener bien claro qué son los objetivos y cómo se formulan correctamente.

Los valores, ya que los objetivos o las metas de las acciones de los seres humanos tienen como base los valores que sustentan su filosofía de vida.

Para lograr la formación de un equipo eficiente es necesario que exista una buena motivación, la que se define como un deseo que impulsa a la acción y es otro componente importante del comportamiento de los seres humanos.

Las comunicaciones dentro del grupo deben permitir que los participantes se sitúen mutuamente y se “conquisten” antes de emprender la tarea propiamente dicha.

La integración es una condición indispensable para la formación de un verdadero equipo de trabajo, y está íntimamente relacionada con la comunicación.

La transformación del agrupamiento en equipo, difícil de por sí, necesita para realizarse que todos los participantes sientan que el clima, o sea la disposición de ánimo o sentimiento que está difundido en el equipo, es propicio.

2. El Liderazgo

Todo equipo necesita de la conducción para poder efectuar una acción positiva en el sentido de sus metas. Es por esta razón que los equipos siempre generan líderes, que existen para satisfacer sus necesidades.

El transcurso del tiempo determina que los conceptos sufran variaciones acordes con los cambios de costumbres y ritmo de vida.

La existencia de “líderes natos” es una idea común del pasado, que no podría sostenerse ante las investigaciones modernas. Sin lugar a dudas, fue perpetuada por aquellas personas que poseían una autoridad hereditaria y recibió apoyo por la frecuencia con que los hijos sucedían a los padres como conductores. Sin embargo, se debe hacer hincapié en el hecho que esos hijos eran adiestrados en la conducción casi desde el nacimiento.

Para ser líder se precisan ciertas condiciones, que no necesariamente son innatas, en la gran mayoría de los casos son fruto del estudio u otro tipo de entrenamiento.

El equipo otorga el rol del liderazgo al integrante que es percibido como el más capaz de coordinar la acción del grupo. Es un fenómeno espontáneo y dinámico, va cambiando en función de las circunstancias por las que va pasando el equipo.

El liderazgo tiene un efecto fundamental dentro de cualquier tipo de equipo, tanto en la toma de decisiones como en la efectividad de los resultados de sus acciones o en el alcance de las metas propuestas.

Generalmente se adjudica al líder tanto los éxitos como los fracasos del equipo. Tal vez las verdaderas virtudes o fracasos pertenezcan al equipo en conjunto. Debemos tener en cuenta que los grupos de personas comunes tienen la posibilidad de reconocer, definir y resolver sus problemas trabajando conjuntamente. Este poder determina que todos los integrantes son responsables de la calidad de lo que produce el equipo.

En realidad, un líder es cualquiera cuyas ideas estén ayudando a imprimir una dirección hacia las metas comunes del equipo. Si aceptamos este concepto, es notoria la disminución de la importancia del líder y cómo resalta la del liderazgo, en el estilo que cada grupo se autoimponga.

Entonces, si entendemos el liderazgo como el proceso de influir en la gente mediante ideas, no hay límite a la cantidad de líderes que puedan actuar dentro del equipo, y cada uno de nosotros puede ser en determinado momento uno de ellos. En realidad, cuantos más líderes haya, mucho mejor, porque el mismo acto de liderar, sea de la forma que sea, desarrolla la iniciativa, la facultad creadora y la responsabilidad madura.

Este tipo de liderazgo no es algo místico que algunas personas tienen y otras no. Es una conducta aprendida y cualquiera puede perfeccionarse en ella mediante el estudio y la aplicación adecuados. También depende de la situación, y en un equipo que funcione como debe cambia de una persona a otra según la tarea que se está realizando.

3. La importancia de los objetivos

Para que un equipo adopte un funcionamiento eficaz es imprescindible que se haya fijado uno o más objetivos.

El proceso de fijación de objetivos es muy importante. Cuanto más claras sean las ideas de una persona acerca de lo que va a tratar de conseguir, más probable es que lo consiga. Es una realidad indiscutible que sólo pueden medirse los progresos si uno sabe adónde va. La habilidad para fijar objetivos e imaginar diversas alternativas de futuro nos ayudará a trazarnos un camino, facilitándonos la planificación y la toma de decisiones.

Teniendo siempre presente que los objetivos son los que marcan la dirección, debemos definirlos y analizarlos hasta que cada palabra empleada ayude a hacerlos más claros y definidos. A continuación plantearemos una serie de preguntas que servirán al equipo para juzgar sus objetivos:

• ¿Están manifestados en términos que identifiquen a los integrantes del equipo, la clase de conducta que se espera y el contenido o el área de vida en que ha de obrar esta conducta?

• ¿Son capaces de promover acción de parte del equipo?

• ¿Son compatibles con los propósitos generales del equipo?

• ¿Son viables, tomando en consideración el nivel de madurez del equipo y permitidos por los recursos disponibles?

• ¿Conducirán al equipo a niveles constantemente más elevados de logro?

• ¿Son lo suficientemente variados como para llenar las necesidades de los miembros?

• ¿Pueden ser evaluados?

• ¿Generan compromiso debido a que intervino todo el equipo en su elaboración?

Un equipo que asume el compromiso de buscar objetivos claros y precisos tiene grandes posibilidades de alcanzarlos. Como todo proceso de búsqueda de cambios, pueden existir algunos factores que entorpecen el camino.

También existen factores que favorecen un compromiso personal en la consecución de los objetivos, los que deben ser fomentados por todas las personas involucradas.

Debemos recordar que todo equipo es un sistema social, donde representan un papel preponderante los recursos humanos. Por consiguiente, cualquier cambio que se introduzca, ya sea en la estructura, métodos o procedimiento de trabajo, afectarán siempre en mayor o menor grado el comportamiento de los miembros.

En la medida que exista a todos los niveles una total compenetración sobre la necesidad de cambio para hacer del equipo un verdadero ámbito de apoyo y ayuda a la comunidad, será posible realizarlo y fructificarán los esfuerzos. Desde este punto de vista, la responsabilidad individual cobra real importancia.

Toda persona que aspire a ocupar el liderazgo en determinado momento debe estar en conocimiento que si quiere lograr cambios lo menos traumáticos posible, se debe actuar con cautela y prevención para evitar que las fuerzas de la resistencia desgasten y detengan el proceso.

También el equipo como un todo debe aprender a reconocer y movilizar todos los recursos, dentro y fuera de él, para poder llegar con la mínima dificultad posible a sus objetivos.

4. La motivación

Como ya dijimos en la primera entrega, uno de los elementos fundamentales para que exista un equipo es la motivación.

Los investigadores sobre la conducta humana, al estudiar las actuaciones de los individuos, parten de la base de que la gente tiene una cantidad de necesidades y que, conociendo éstas, es posible motivarlos.

La productividad del equipo es mayor en aquellas situaciones donde se emplean técnicas que simultáneamente promueven el logro de los objetivos comunes y colman los deseos de los integrantes individualmente, equilibrio que hay que buscar muy cuidadosamente.

Debemos tener en cuenta que cuando las personas se encuentran y trabajan juntas ya no se comportan sólo como unidades individuales, sino que responden como un todo colectivo al clima grupal prevaleciente. En los grupos con un clima cálido, permisivo, democrático, parece haber mayor motivación, satisfacción, productividad, compañerismo, cordialidad, cooperación y “sentimiento de nosotros”. También parece haber menos descontento, frustración y agresión.

Este tipo de clima parece facilitar el desarrollo de las motivaciones individuales que sirven para aumentar la productividad y la moral de los integrantes.

Una buena motivación favorece las interacciones y evita actitudes negativas. Para lograrlo, es fundamental poner especial

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