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Ensayo Sobre Jung


Enviado por   •  9 de Noviembre de 2014  •  1.768 Palabras (8 Páginas)  •  402 Visitas

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Teorías de la personalidad

Trabajo: Ensayo sobre Carl Gustav Jung

Maestro: Manuel Romero

Alejandra Gabriela Juárez Chávez

3er Semestre Mixto

Morelia, Michoacán 4 octubre de 2014

Carl Gustav Jung

En el seno de la psicología analítica, variante del psicoanálisis elaborada a partir de 1913 por el psiquiatra Suizo Carl Gustav Jung (1875-1961), son fundamentales las nociones del arquetipo o imágenes primordiales, y del inconsciente colectivo (sensaciones, pensamientos y memorias compartidas por toda la humanidad). Jung admitió con Freud la existencia de un inconsciente personal o individual formado por grupos de contenido psíquicos (experiencias, recuerdos, fantasías infantiles) que más allá de la conciencia y desvinculados de ella, llevan una existencia autónoma y a menudo consiguen influir en la conducta del sujeto, pero por debajo del individual existe también, según Jung , un inconsciente colectivo común a todos los hombres y dominado por los mitos, por las fantasías universales, por la memoria biológica de la especie.

El inconsciente colectivo se estructura en torno a los arquetipos, término que en el neoplatonismo indicaba las ideas o modelos originarios de los que las cosas sensibles son solo simples copias, mientras que el inconsciente individual está formado esencialmente por contenidos que en otros tiempos eran conscientes, pero posteriormente desaparecieron de la conciencia porque se olvidaron o se desplazaron, los contenidos del inconsciente colectivo jamás han estado en la conciencia y por consiguiente, jamás han sido adquiridos individualmente sino que deben su exclusivamente su existencia a la herencia. Hay una fuerte influencia entre los arquetipos y las representaciones colectivas que, según el antropólogo L. Lévi-Bruhl, estructuran el pensamiento de las poblaciones primitivas. Los arquetipos colectivos son formas a priori de conocimiento (anteriores a la experiencia); Jung los definió como “modelos de conducta innatos”, “instintos dotados de energía propia” están siempre presentes en todos los individuos, de todas maneras y en cualquier lugar, aunque solo afloran a la conciencia en situaciones determinadas. A los sueños, a los síntomas neuróticos y a las patologías del espíritu (las situaciones clásicas del psicoanálisis), Jung añadió las tradiciones mitológicas, las grandes metáforas religiosas, cuentos de hadas, los sistemas simbólicos elaborados por el pensamiento mágico y alquímico, en especial la obra de Paracelso y Pico Della Mirandola, y las técnicas de la meditación oriental y europea.

Jung dedicó gran parte de su investigación a la comparación sistemática entre expresiones muy distintas del espíritu. Este método comparativista dio lugar a fuertes críticas: K. Jaspers (Psicopatología general, 1913) “Las analogías a simple vista extraordinarias, entre los mitos de casi todos los pueblos y entre estos y el contenido de los sueños y de la psicosis, son insuficientes para construir de manera convincente un fundamento universal y completo de los contenidos del inconsciente en el hombre. Las analogías, bajo una observación más minuciosa resultan ser exteriores y se limitan a categorías generales. En ellas no se recoge precisamente su contenido más auténtico. Aquello en lo que coinciden, por ejemplo, los mitos relacionados con los dioses que mueren y resucitan (Osiris es asesinado, Dionisio despedazado, Cristo crucificado), no constituye en modo alguno su esencia. Las analogías se refieren tan solo a elementos no esenciales”.

Según el psicoanálisis del inconsciente colectivo fundado por Jung, la función del inconsciente consiste en compensar (reequilibrar) la personalidad consciente en sus aspectos unilaterales según un principio de complementariedad: cada sexo interioriza (idealiza y en parte asume como propias) las cualidades del contrario. En el inconsciente de cada varón se oculta siempre un ánima (un componente femenino) al igual que en cada mujer se oculta un animus (componente masculino). Se trata de dos arquetipos universales e intemporales que se manifiestan en los sueños y en los mitos; el animus aparece en las figuras del Héroe y del Dios; el ánima, en los símbolos de la tierra, del agua y en la figura de Eros, el dios del amor y de la vida.

En un individuo sano (es decir, capaz de aceptar, controlar y equilibrar su propia bisexualidad) ambos arquetipos producen un aumento de la capacidad y plenitud de la conciencia. Cuando, por el contrario, el equilibrio se transforma en insuficiencia o predominio, surge una situación patológica. Según Jung, la homosexualidad, el travestismo (y también las faltas de armonía de los caracteres de una mujer viriloide o de un varón feminoide) dependen de una excesiva identificación con el arquetipo contrario al propio sexo biológico. Por el contrario, la negativa a reconocer la propia duplicidad íntima produce conductas que van desde el machismo (exacerbación de la virilidad con la que el varón trata de ocultar, ante todo a sí mismo, sus propias inclinaciones femeninas) hasta la neurosis. Ello entraña también una gran complejidad en las relaciones entre los individuos: la relación entre dos personas jamás es doble, sino cuádruple, y es por lo tanto inevitable que se produzca una imagen distorsionada de las personas de sexo contrario, juzgadas siempre no solo por lo que son, sino también por su coincidencia con los modelos inconscientes del sujeto. Así se comprende el fenómeno

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