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Funcione generales del cerebro


Enviado por   •  20 de Agosto de 2015  •  Apuntes  •  6.112 Palabras (25 Páginas)  •  241 Visitas

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Funciones cerebrales y psicopatología

Uriarte Bonilla, Víctor R.. Funciones cerebrales y psicopatología. México: Editorial Alfil, S. A. de C. V., 2013. ProQuest ebrary. Web. 3 November 2014.

Copyright © 2013. Editorial Alfil, S. A. de C. V.. All rights reserved.

1 Introducción

La mayoría de los fenómenos que conocemos sobre la salud mental y el funcionamiento psíquico los hemos aprendido de la enfermedad. La frase que da inicio a este texto y que parafrasea una antigua máxima en medicina señala la importancia de estudiar los procesos psíquicos alterados y de comparar lo que pasa con los sanos, y de esta manera saber qué es el ser humano, porque la psicopatología es una de las ciencias que se aproximan con mayor objetividad a su esencia. Pero para realizar un conocimiento objetivo de esta materia pasaron varias décadas de proposiciones atractivas conceptualmente, muchas de ellas estériles en su apego científico, lo que provocó un grave desconcierto en el estudioso, en particular en el iniciado, y no se diga en la población general, en donde no es posible tener acceso a un método basado en evidencias por la tendencia humana a la especulación (como es el caso de la homeopatía), ya que estas múltiples aproximaciones tienen escasos resultados terapéuticos basados en lo real. Esto no quiere decir que la especulación bioquímica, anatómica, psicológica o social sean abordajes inadecuados, ya que en los procesos de elaboración científica por fuerza se requieren teorías, sino por el hecho de no demostrar sus proposiciones y darlas como concluyentes, y lo peor de ello, por aplicarlas para los tratamientos. Por eso tenía que surgir una nueva psicopatología. El propósito de este libro no es presentar una historia del desarrollo de la psicopatología, pero es importante señalar que hasta antes de 1980 existía un caos al respecto; muchos grupos se peleaban por su autor predilecto, sin que existiera consenso. Afortunadamente la Asociación Norteamericana de Psiquiatría llegó  a un acuerdo y desarrolló el manual de enfermedades mentales, que logró definir éstas operacionalmente, lo que permitió un esquema objetivo. A partir de entonces, con el DSM– III 1 la psiquiatría norteamericana reencuentra a Kraepelin y Jaspers, y es cuando su nosología es confiable y tiene validez, porque se basa en: a. Una evidencia científica y no hipotética. No especula si la alteración es biológica, aprendida, psicológica o social; no obstante, su abordaje es ecléctico porque toma en cuenta todas estas variables. b. Sus conceptos son descriptivos y no interpretativos. c. Los diagnósticos se delinean con claridad, objetividad y confiabilidad, están validados y son excluyentes. Aunque existe una aceptable confiabilidad en la psicopatología fenomenológica, no es sencillo estar de acuerdo en todos los aspectos, en particular cuando no se persiguen los mismos objetivos terapéuticos. d. El diagnóstico es multiaxial, lo que permite integrar enfermedades médicas, conflictos intrapsíquicos, condiciones de vida, la propia adaptación y desempeño del sujeto, condiciones que modifican o provocan un trastorno. Además está la comorbilidad, o sea el multidiagnóstico, que es frecuente en psicopatología; es decir, un paciente puede tener esquizofrenia, fobias, farmacodependencia y enfermedad de Alzheimer todo a la vez. e. Para la elaboración de cada uno de los capítulos se designó a un comité de expertos, los que llegaron a un consenso; por lo tanto, no es la obra de un solo autor que describe o se imagina todas las patologías y que era considerado como infalible. f. Antes de que se publicara, fue probado por distintos grupos de especialistas en todas las patologías incluidas. Con estas características que nunca antes se habían hecho en un manual de trastornos mentales, el espíritu del DSM– III 1 y ahora del IV 2 (y en poco tiempo del DSM– V) proporciona criterios diagnósticos y terapéuticos, permitiendo que los diferentes enfoques (bioquímico, fisiológico, farmacológico, conductual, psicológico y social) concuerden en la presencia o ausencia de signos y síntomas. Diversos estudios 3 señalaron que sin un diagnóstico objetivo, la nosología basada en interpretar fenómenos mentales decía más sobre la orientación del terapeuta que sobre las alteraciones del paciente. Por ello, la psicopatología fenomenológica es un puente de unión entre las más de 1 000 escuelas de psicoterapia, entre las cuales se incluyen algunas de tipo religioso, y la sugestión, por más absurda que sea, tiene efecto terapéutico en algunas personas. Para fortuna nuestra, nos tocó vivir el momento en que de la multiplicidad de teorías y postulados sobre la enfermedad mental se logró un esquema en donde la comunicación entre las distintas escuelas es posible, y ello fue en el único sitio donde podría unirse: en una psicopatología descriptiva y fenomenológica.

Una aportación significativa para elaborar el DSM– III 1 fue la llegada de los psicofármacos 4 porque las enfermedades mentales se modificaron como nunca antes. Ello forzó a los clínicos a realizar descripciones más precisas y menos especulativas, que surgieron con la elaboración de las escalas psicopatológicas y con los criterios operacionales. 5 La literatura fue reemplazada por los hechos. Los autores más destacados de esta revolución a nivel internacional fueron Lehmann 6 y Klein, 7 y en México el Dr. Dionisio Nieto, 8 quien señala: “Es obvio que un trastorno tan polimorfo como el bipolar tiene que separarse del resto de las alteraciones mentales para poder recibir el beneficio del tratamiento con litio; de otra manera la especulación viaja hasta el infinito y el tratamiento es inefectivo.”

DEFINICIÓN

 La psicopatología es el estudio de los trastornos del comportamiento, la cognición y los sentimientos. Hace un siglo el estudio de los trastornos mentales estaba todavía dominado por las psicopatologías explicativas o ideológicas que asumían, sin comprobación objetiva alguna, la causa de los trastornos; ello les daba mucha popularidad, ya que la población lega requiere que le expliquen el porqué de sus alteraciones aunque muchas de ellas todavía no se conozcan.

 ¿POR QUÉ DIAGNOSTICAR?

Se argumentó que las clasificaciones y los diagnósticos deshumanizaban a los pacientes porque les ponían una etiqueta. Pero, ¿cómo se podría tratar a un esquizofrénico o a un epiléptico sin diagnóstico? De manera que fue más deshumanizante, y obviamente acientífico, aquel que pretendía entender al sujeto y su problemática basándose en una teoría del aparato mental que sólo sus discípulos creían, y que no le daba el tratamiento demostrable que lo sacaría de la enfermedad o por lo menos lo mejoraría parcialmente. Otros más pensaron que se podía desestigmatizar a los pacientes si se les llamaba clientes, consumidores o usuarios, evitando el señalamiento claro y objetivo del trastorno, y que de esta forma mejoraría su condición humana. Sin embargo, esos consumidores siguieron teniendo crisis de pánico y esos clientes continuaron con crisis convulsivas, trastornos psicóticos o endocrinos. Con este concepto bien poco se podría ayudar a un paciente con SIDA, demencia o depresión, si se le llama usuario en lugar de enfocar los esfuerzos en buscar una vacuna o administrarle un antidepresivo o una psicoterapia específica; de manera que cambiar el nombre no modifica la condición del sujeto, aunque se llamen “niños índigo” a los niños con trastorno por déficit de la atención. A pesar de la intensa oposición de las escuelas que no deseaban hacer clasificaciones, la ciencia las rebasó, ya que la psicopatología moderna permite que los postulados de cada una de ellas sean puestos a prueba basándose en fenómenos observables, así como que dé una respuesta objetiva a un determinado trastorno. Esta actitud es del dominio de la psicofarmacología, pero la psicoterapia ya la está iniciando, en especial la cognitiva– conductual y la interpersonal. Es común que, fuera de la medicina, la psicopatología se enseñe en los salones de clase, lejos de la amenaza de una realidad que desorganice los conceptos tan bien delineados por la sintaxis de algunos académicos; esto sucede también en la población general, que por no estar en el sitio donde se observa la enfermedad, no puede comprenderla, y la teoría lingüísticamente más atractiva es la que toma mayor vigor y se convierte en una moda que pasa según las características de ese mismo fenómeno. Un médico y psicólogo 9 puso la experimentación consensual como la clave del conocimiento mental porque sabía que el hombre tiende a elaborar interpretaciones diferentes basadas en el lenguaje e independientes del fenómeno, de manera que lo desvían, y no puede ser compatible con la observación. Esto hace de Wundt el padre de la psicología científica, y no un filósofo o interpretador de la conducta humana que utilice sólo el lenguaje como herramienta. El problema es que las palabras forman nuestro concepto de la realidad, por ello es preciso que se sometan a los fenómenos, no a la inversa. Sin embargo, la psicopatología fenomenológica no significa un impedimento para la descripción e interpretación psicodinámica o mística; todo lo contrario: permite una base para sustentar criterios observables y que puedan desplegar su profundidad en los diversos aspectos. Para algunos terapeutas la psicopatología descriptiva se opone al concepto psicologista; sin embargo, una descripción clara y objetiva de las manifestaciones psíquicas permite relacionar y comunicar mejor los hallazgos entre los aspectos orgánicos, de aprendizaje, conductuales, cognitivos e intrapsíquicos del sujeto, así como evaluar desde las múltiples aproximaciones terapéuticas un mismo trastorno y los resultados que con cada una se obtengan. Para la psiquiatría comunitaria, la psicología social o el conductismo, son herramientas imprescindibles, ya que en la actualidad más publicaciones científicas tienen como base el DSM– IV– TR 2 que ningún otro criterio; los beneficiados también son los estudios transculturales, las influencias demográficas, económicas, industriales y culturales en la modificación de la psicopatología y sus diversas manifestaciones.

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