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GÉNERO Y LA CARNE


Enviado por   •  12 de Marzo de 2014  •  3.904 Palabras (16 Páginas)  •  183 Visitas

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GÉNERO Y LA CARNE

El sistema de género se inscribe en los cuerpos de forma violenta. Siguiendo al

Diccionario de María Moliner, María Jesús Izquierdo define la violencia como:

la utilización de la fuerza en cualquier operación. La violencia tiene que ver con lo

que se hace y en cómo se hace, siendo violenta cualquier cosa que se hace u ocurre con

brusquedad o extraordinaria fuerza o intensidad. (…) También la violencia tiene que ver con

mantener o realizar las cosas contra su tendencia natural (Izquierdo, 1998: 66).

Así como la agresión es una acción expresiva que busca causar daño, la

violencia busca alcanzar un fin venciendo resistencias. Un acto violento puede causar

daño porqué éste sea su fin o como efecto colateral. En este sentido, consideramos

que el proceso médico-legal transexualizador es un claro ejemplo de violencia de

género. La dimensión violenta del género se muestra en este proceso en su forma

más cruda: normalizando comportamientos, extirpando órganos, patologizando la no

correspondencia sexo/ género, etc.

Consideramos que esta violencia no es ejercida de arriba a abajo, sino que se

lleva a cabo desde múltiples lugares y direcciones: el entorno social presiona a los

sujetos no normativos para que se adapten, en el marco de una sociedad sexista el

Gerard Coll-Planas La voluntad y el deseo (tesis doctoral)

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sujeto mismo vive como necesaria la encarnación de una identidad género

reconocible, la comunidad trans reproduce la segregación hacia quienes no optan por

la reasignación sexual (ver 10.2.2), el Estado adopta los planteamientos

patologizadores en su legislación, etc. Como ya hemos apuntado en el apartado 3.1.4,

a pesar de reconocer que las relaciones de poder se entretejen de una forma compleja

y que no siguen un esquema de arriba a abajo, hay distintos grados de

responsabilidad en la reproducción de esta forma de violencia de género. Obviamente,

no tiene el mismo grado de responsabilidad una persona individual que intenta

encontrar su ubicación en el marco de las categorías sociales existentes, que las

instituciones internacionales que establecen los parámetros del tratamiento o que los

profesionales que los aplican. Por este motivo, en este capítulo abordamos el análisis

de cómo es construido discursivamente el proceso transexualizador empezando por

los discursos de las instituciones internacionales que lo regulan (WHO y APA) y de los

profesionales que lo llevan a cabo en el contexto español. Contraponemos estos

discursos con los de las personas trans que pasan por a él y de los activistas que lo

someten a crítica.

En base al análisis de las directrices internacionales y de los discursos de los

profesionales, sostenemos que estos agentes elaboran un mismo discurso cuyas

múltiples contradicciones, que analizaremos a lo largo del capítulo, no se deben a

diferencias de criterio personales o de especialidades profesionales, sino a la compleja

función que desempeña este discurso: legitimar la violencia de género en los cuerpos

y subjetividades de las personas trans en una sociedad que se presenta como no

sexista y no violenta.

Empezamos revisando cuáles son los principios éticos que según los

profesionales y las directrices internacionales deben regir el tratamiento de las

personas trans. A partir del análisis de sus discursos, hemos agrupado los principios

éticos en tres categorías: la no patologización, el reconocimiento de la agencia y

dignidad del “paciente” y el respeto a la diversidad. Así lo recogemos en la siguiente

tabla:

Tabla 15. Principios éticos del tratamiento de transexualización

Categorías Ejemplos

No patologizar -contra la patologización de las personas transexuales ya que supone la

negación de su capacidad de elección (Gómez et al., 2006a: 90).

Reconocer la agencia y

dignidad

-“el paciente como un ciudadano adulto, autónomo, capaz de asumir sus

propias decisiones, portador de sus propios valores que, en caso de

conflicto, pueden incluso prevalecer por encima de los del médico”

Gerard Coll-Planas La voluntad y el deseo (tesis doctoral)

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(Soriguer, 2006a: 497).

-priorizar “la dignidad, la valoración y la capacidad de autorrealización de

cada individuo” (Gómez y Esteva de Antonio, 2006: 21).

-el terapeuta y el paciente tienen que cooperar en la definición de los

problemas del paciente y decidir como abordarlos (Standards Of Care,

reg. 830).

Respetar la singularidad y

diversidad

-ofrecer “flexible directions”, entendiendo que es importante reconocer

“patient's unique anatomic, social, or psychological situation” (Standards

Of Care, reg. 729)

-el terapeuta debe respetar el derecho del paciente a decidir entre

distintas opciones: no todas las personas requieren los tres elementos de

la terapia trifásica (Standards Of Care, reg. 746).

-respetar la diversidad, eliminar perjuicios que causan discriminación

(Gómez y Esteva de Antonio, 2006: 21).

Respecto a estas tres categorías apuntamos las contradicciones internas del

discurso psi y las que se producen respecto a su puesta en práctica. Dedicaremos un

apartado del capítulo a las contradicciones que se producen respecto cada una de las

categorías.

Gerard Coll-Planas La voluntad y el deseo (tesis doctoral)

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9.1. (Des)patologizaciones

En este apartado abordamos las ambigüedades del discurso científico sobre el

carácter patológico de la transexualidad, la posición del activismo sobre el tema y las

formas de vivirlo de las personas a un nivel individual.

9.2.1. Trastornando el lenguaje

Como ya hemos apuntado, uno de los puntos de partida de la tesis es que la

forma vigente de tratar la transexualidad por parte de la ciencia resulta patologizadora.

Al empezar a revisar el discurso científico sobre la materia, nos sorprendió que en

entrevista a la psicóloga clínica y en el libro Ser transexual se afirmara que la

transexualidad no es una patología. Sin embargo, como mostraremos en este

apartado, a partir del análisis de sus discursos podemos apreciar como, de manera

implícita, siguen siendo patologizadores.

Durante el trascurso de la entrevista, la psicóloga clínica

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