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Hipnosis.


Enviado por   •  1 de Marzo de 2015  •  Prácticas o problemas  •  2.767 Palabras (12 Páginas)  •  218 Visitas

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Hipnosis

¿Qué es la hipnosis?

En realidad, la hipnosis es una herramienta más dentro del amplio abanico de técnicas que existen en psicología, pero con la particularidad de que es un instrumento muy potente y eficaz.

Bajo hipnosis, la persona se encuentra en un estado de concentración y receptividad muy adecuado para el trabajo terapéutico, creándose el entorno ideal para el uso de las técnicas cognitivas y conductuales que se usan en Psicología Clínica. De igual modo, las sugestiones realizadas por el terapeuta son recibidas sin el análisis y la crítica propias del hemisferio izquierdo cerebral, lo que conlleva un acceso más fácil a los procesos inconscientes.

Dicho acceso, que en muchas ocasiones no sería posible por otros medios, convierte a la hipnosis en una intervención muy eficaz en muchos trastornos médicos y psicológicos. Así mismo, con su utilización se acortan los tratamientos y el número de sesiones.

En general, sus aplicaciones clínicas más extendidas dentro de los tratamientos psicológicos, se encuentran en aquellos casos que tienen una raíz psicológica o psicosomática.

El uso de la hipnosis y la autohipnosis, también es muy útil para los estudiantes y opositores, ya que además de reducir la ansiedad general y ante los exámenes, ayuda a aumentar la concentración y la atención, y por tanto, mejorar el rendimiento y la memoria.

Existe un gran número de mitos y concepciones erróneas que orbitan alrededor de la hipnosis. Muchos de ellos causados por programas de televisión y espectáculos, así como por algunos profesionales de la salud que desconocen lo que es la hipnosis.

Como consecuencia de estos mitos, en muchos casos se cree que la persona que está en hipnosis, pierde la conciencia y la voluntad, que es una forma de sueño, que se está bajo el control del hipnotizador, que se olvida todo mientras estás en trance, o que las personas hipnotizables son mentalmente débiles o incultas.

En realidad, se trata de justamente todo lo contrario. La persona hipnotizada escucha perfectamente lo que dice el profesional, en un gran estado de concentración. No está dormida, sino despierta. Se tiene intacta la voluntad, hasta el punto de que si la persona no quiere ser hipnotizada, no va a entrar en trance. Se mantiene conservada en todo momento la capacidad de tomar decisiones y nunca se hará nada que no se desee. No será aceptada ninguna sugestión que vaya en contra de los intereses del hipnotizado, ya que si esto se intentara, la persona saldría automáticamente del trance. Diríamos que existe una parte de la persona que no se encuentra hipnotizada y que con una función protectora vigila lo que ocurre, lo que algunos autores han denominado el "observador oculto".

La mayoría de la gente recuerda todo o casi todo lo que se le dijo en el trance, a no ser que terapéuticamente se necesite crear una amnesia mediante sugestiones aunque en algunos casos se produce una amnesia espontánea. Por último, existe una correlación ligeramente positiva entre inteligencia e hipnotizabilidad, ya que se requiere en la hipnosis tener cierto grado de concentración, imaginación y capacidad de visualización.

Otro mito muy extendido es que la persona hipnotizada se encuentra siempre en un grado muy profundo de hipnosis llamado también sonambúlico. En realidad la hipnosis tiene determinados estadios, y lo que nos interesa más desde el punto de vista clínico es que también podemos trabajar con muy buenos resultados en un trance medio o ligero.

Sigmund Freud y la hipnosis

El presente artículo cuestiona y desmonta dos tópicos erróneos. Primero, que Freud fue un mal hipnotizador. Segundo, que la hipnosis y la sugestión no tienen nada que ver con el psicoanálisis ni con la visión freudiana. Un estudio profundo de la obra de Freud demuestra todo lo contrario.

Freud utilizó la hipnosis hasta que la sustituyó por el método psicoanalítico. Pocos saben que su inicial contacto con ella se produce, como antes sucediera con Braid y Charcot (magos: Lafontaine y Donato, respectivamente), al ver a un hipnotizador de teatro de nacionalidad danesa, llamado Carl Hansen (1833-1897), quien actuaba con el nombre artístico de Hansen le magnetiseur. El entonces joven estudiante de medicina asiste a una demostración de aquél y viendo que uno de los sujetos adquiría una “palidez mortal, como si hubiera caído en un estado de catalepsia”, llegó al convencimiento de que los fenómenos de hipnosis eran auténticos.

Freud primero estudió y practicó la hipnosis con Charcot y a continuación con Bernheim (representantes de las escuelas de la Salpêtrière y de Nancy), es decir, con los que más sabían de hipnosis de su tiempo. Posteriormente, utilizó la hipnosis como método terapéutico durante sus primeros diez años de actividad profesional, desde 1886 hasta 1896. En ese largo período su arsenal terapéutico como confiesa en Presentación autobiográfica (1925, p. 15) fue la electroterapia, de la que reconoció que no era más que un efecto de la sugestión, y la hipnosis. De esa época son sus trabajos con Breuer y los escritos sobre la histeria (1888).

Está probado que Freud conoció y realizó regresiones hipnóticas, pues entonces se creía que la abreacción de ciertos recuerdos traumáticos en estado hipnótico podía curar la patología histérica. Breuer sostenía que las causas de la histeria se debían a recuerdos olvidados y que para lograr la curación era necesario que volviesen a la conciencia, aunque ello produjese un shock (abreacción) que “limpiase el espíritu mediante una descarga emocional”. A ese procedimiento lo denominó catarsis.

Freud, quien fue el primero en proponer que la hipnosis posibilita el acceso al inconsciente, sustituyó la regresión hipnótica por la evocación en estado de vigilia de los recuerdos expresados por medio de la palabra (cuya asociación libre interpreta el psicoanalista) como un procedimiento liberador del inconsciente.

La práctica de la hipnosis, y especialmente de la regresión, permite a Freud descubrir el psicoanálisis. Por tanto, la regresión hipnótica de Breuer al evolucionar, por obra de Freud, hacia la asociación libre sin trance se había transformado en psicoanálisis.

La diferencia entre hipnosis y psicoanálisis para Chauchard es que “con el psicoanálisis se explora el inconsciente evocándolo; por el contrario, con el hipnotismo se le evoca sumiendo al sujeto en una inconsciencia relativa”.

Para el psicoanálisis la

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