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Historia de la Psicopatología


Enviado por   •  18 de Marzo de 2015  •  2.156 Palabras (9 Páginas)  •  237 Visitas

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INTRODUCCION

El concepto de enfermo mental ha dado un giro al punto que hoy en día es más apropiado llamar trastornados a quienes antes eran considerados “poseídos, locos, alienados o enfermos”.

El cambio de concepto se ha dado en función de las doctrinas y tendencias religiosas, sociales, culturales, filosóficas y científicas imperantes en ciertos momentos y contextos históricos que mencionaré a lo largo de este trabajo.

Historia de la Psicopatología

A lo largo de la historia de la psicopatología, el concepto mismo de enfermedad mental ha evolucionado en función del momento histórico y de las circunstancias culturales de cada sociedad. Tanto la conducta anormal como el modo en que debía ser tratada se han entendido de muy distintas formas desde la antigüedad hasta nuestros días. Así, podemos señalar las primeras concepciones mágicas y animistas de las sociedades primitivas; la notable influencia de los factores religiosos durante la Edad Media que impulsaron una visión de la locura como castigo divino ante el pecado; la progresiva tendencia hacia la asunción de posiciones de carácter más organicista a partir del siglo XIX y el posterior desarrollo de la psicobiología y la psicofarmacología; y los modelos de corte psicogénico, que buscan las causas de la desviación conductual en factores de índole psicológico o psicosocial.

Concepto de Psicopatología

El concepto de enfermedad mental es poco apropiado para definir los trastornos mentales ya que en una enfermedad corporal se observa una coherencia, estabilidad clínica, etiología orgánica con síntomas que constituyen el cuadro clínico mientras que en los trastornos mentales se producen somatizaciones, los cuadros no son del todo estables y homogéneos y la causa de los trastornos muchas veces no se puede señalar. El concepto de enfermedad mental es un constructo en cuanto a que en realidad no se tiene certeza absoluta de su etiología, no existe una estabilidad diagnóstica y sus límites geográficos, históricos, temporales y culturales no permiten normalizar el concepto, por ejemplo, los delirios de africanos esquizofrénicos son frecuentemente relacionados a magia y demonios con alucinaciones visuales o táctiles y en los esquizofrénicos occidentales son comunes los delirios de tipo persecutorio, hipocondría y alucinaciones auditivas (Mesa, 1999, p.25). El concepto de enfermedad mental ha tenido críticas que van desde que llamarle enfermo a un trastornado, lo estigmatiza socialmente, a la crítica que se refiere a la presunción de que todos los trastornos mentales tienen etiología neuroquímica o neurofisiológica cuando esto sólo se ha comprobado en algunas alteraciones psicológicas y conductuales. Hoy en día se consideran psicopatologías a conductas como el juego patológico, dipsomanía, pedofilia y el exhibicionismo que antes eran considerados vicios o perversiones, así como hoy por hoy, ya no se considera una patología a la homosexualidad.

Cronología sobre el concepto de enfermedad mental a través de la historia

En las épocas más pretéritas en que ya existían sociedades más o menos complejas, se atribuía un origen sobrenatural a la conducta anormal; por ejemplo, en Perú se han encontrado cráneos trepanados a través de cuyos agujeros se podía expulsar a los espíritus malignos. En Mesopotamia, se consideraba que el demonio Idta castigaba con locura a quienes actuaran mal. La cultura hebrea advertía que la violación de los mandamientos sería castigada por Dios con ceguera y locura. En China creían que la locura era la consecuencia de no respetar tradiciones y el hinduismo consideraba que la locura la ocasionaban demonios. Los hechiceros y sacerdotes hebreos, griegos, chinos y egipcios realizaban exorcismos con el fin de expulsar a espíritus malignos. La traducción del Papiro Edwin Smith que data de 1500 a.C. aprox. reveló que en el Antiguo Egipto se creía que del cerebro surgían las funciones mentales.

Más tarde, Hipócrátes (460-377 a.C.) fue el primero en señalar el origen orgánico de las enfermedades mentales y realizó una clasificación de temperamentos en: sanguíneo, colérico, melancólico y flemático, que indicaban la orientación emocional predominante. Según Hipócrates, la salud dependía de la interacción y equilibrio de cuatro humores corporales (sangre, bilis amarilla, bilis negra y flema), el desajuste entre los humores se corregía mediante purgas. También Hipócrates propuso tres categorías de trastornos mentales: manía, melancolía y frenitis. Sorano de Éfeso amplió la clasificación hipocrática incluyendo la histeria (exclusiva de las mujeres, relacionada con trastornos uterinos) y la hipocondría.

Platón (429-347 a.C.), por otra parte, consideraba que los trastornos mentales eran en parte orgánicos, en parte éticos y en parte de intervención divina y clasificó la locura en: profética, ritual, poética y erótica.

Asclepíades de Bitinia (124-40 a.C.) fue el primero en hacer una distinción entre alucinaciones, ilusiones y delirios.

Ya en la época romana, Galeno (130 - 200), empleó el término temperamento en latín, temperamentum, “mezcla proporcionada”) para referirse a la combinación de cuatro sustancias fundamentales (caliente, frío, húmedo y seco). Galeno dividió las causas de los trastornos psíquicos en orgánicos (lesiones en la cabeza, cambios menstruales) y mentales (temores, desengaños amorosos).

La Edad Media se vio sumamente influenciada por la religión; en esta época se distinguen dos periodos, el primero inicia en el siglo V donde el enfermo mental es considerado una víctima del diablo, sin embargo, a partir del siglo XIII el enfermo mental se considera culpable de su propia afección como castigo divino ante una supuesta vida pecaminosa o alianza con el demonio a cambio de poderes sobrenaturales. Se calcula que en esta época se asesinó a más de 100,000 personas acusados de brujería y actualmente se piensa que las víctimas pudieron ser personas afectadas por epilepsia y esquizofrenia principalmente.

No obstante, en el Bajo Imperio, Alberto Magno (1193-1280) y Tomás de Aquino (1225-1274) tuvieron la noción en común de que el alma no podía enfermar y que, por tanto, la locura era un trastorno de base orgánica. Por otra parte, los árabes daban un trato humanitario a los enfermos mentales al imperar la idea de que

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