Humanismo Integral
pameakboc14 de Enero de 2015
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CONECTIVISMO Y COMUNICACIÓN EN LA ERA DEL VACÍO
1.1. Ciudadanía y cultura/comunicación
Aristóteles (Siglo V a.c) manifestaba que el hombre por naturaleza es un ser sociable, un “animal político”, y no puede vivir aislado y sin contacto interpersonal. Además por ser seres racionales, quieren justicia, e igualdad de condiciones, el cual solo se obtiene dentro de un grupo social.
Pero hay un problema, Savater (1991) dijo que no hay peor enemigo que un enemigo inteligente y similar a ti. Por eso, al estar dentro de un entorno social encontramos centenares de individuos con un grado de similitud impresionante, tal fundamento esboza inconvenientes a la hora de convivir en paz y en armonía.
Aristóteles proponía que la sociedad debería ser dirigida por los hombres que tuvieran las mejores virtudes, porque así sabrían tomar las decisiones más convenientes a la recién llamada, ciudad. Éstos tenían que formar parte del gobierno dirigente de la comunidad. Es así que desde entonces, el pueblo elige a sus líderes políticos por sus atributos e ideas benéficas con el fin de construir un Estado que vela por el bienestar y el orden en general.
Mediante el voto, se pueden elegir a los representantes de la comunidad para que sustituyan al resto en el ejercicio político y puedan crear, aprobar y legitimar las propuestas que invoca la voz popular; para con ellas sirvan y garanticen los derechos y deberes de los ciudadanos. Éste se puede ejercer, mediante la presentación de un documento de identidad (cédula) en una mesa de votaciones en determinada jornada electoral.
Sin embargo, hoy se habla de una identificación en formato digital, ya la cédula no servirá para un futuro; en escasa medida solo para algunas acciones burocráticas y administrativas. Las identidades no serán con fotos fijas sino en movimiento.
Las leyes ya no son las únicas que regulan los actos de hombres y mujeres, sino un mundo basto de tendencias que el público adquiere ‘cueste lo que cueste’ sin necesidad de imponerlas por “ley”. Lo asimilan porque lo desean, y a la hora que les apetece. Más adelante en el escrito se profundizará de este fenómeno; el ciudadano digital.
El hombre desde que tuvo la capacidad de tener pensamientos críticos, constructivos y reflexivos, se preguntaba por sí mismo, ¿De dónde venimos?, ¿Quiénes somos?, ¿Por qué estamos aquí en el mundo?, ¿Quién nos creó y para qué?, ¿hacia dónde vamos?, y una infinidad de interrogantes que iban surgiendo a medida que transcurría el tiempo y su proceso de evolución. Esto, ha convergido a que el ser humano modifique su entorno, inclusive por pura curiosidad; o en el mayor de los casos, en función de una mejor adaptación de su contexto vivencial, transformando, creando y destruyendo.
En el proceso de hominización, el hombre ha utilizado las capacidades entregadas por la naturaleza (lenguaje, razonamiento, y compleja sinapsis por un cerebro más grande) para pasar de un individuo conformista de denotaciones a una sociedad productora de connotaciones, reflejadas y resumidas con la palabra “cultura”. Ésta es polisémica; las personas la relacionan, con música clásica, estadios que adquieren las personas al recibir ciertos niveles educativos y de enseñanza, o tal vez, cultura es una variedad de expresiones artísticas: danza folclórica, pinturas colgadas en las paredes de los museos, objetos con una historia característica, etcétera.
Lo cierto, es que tiene un poco de todo lo mencionado anteriormente. Para Rodolfo Llinás, cultura, es toda aquella ostentación que no es genética; cualquier invento del ser humano hecho material es fruto del pensamiento. ¿Entonces la cultura es forjada por el pensamiento?, sí. Nada se puede exteriorizar si previamente no pasa por las estructuras cognitivistas, sin que haya sido planeada o simplemente imaginada en primera medida.
Somos seres pensantes, en efecto, nuestro entorno está lleno de objetos moldeados y edificados a nuestro ¡antojo! Desde el punto de vista antropológico, “Cultura” son esos patrones distintivos de las sociedades, son ese sello identificativo de grupos sociales como: vestimenta, folclor, comidas, leyendas, entre otras.
La interpelación entonces sería, ¿Otra cultura diferente a la de origen, puede ser impuesta, o aprendida? Albert Bandura, destacado por la postulación teórica social del aprendizaje, que consiste en que el individuo está en plena interacción con los demás, lo cual, la enseñanza es promovida por la observación (modelado), y así logran ser envueltos en un proceso de atención, retención, y reproducción de todo lo que ve y oye.
Al analizar lo dicho por Bandura, cabe la duda que si la cultura es un invento de pocos, asimilado por muchos. ¿Es que acaso la mayoría de los habitantes de la tierra no se acomodan y se adaptan casi de forma igualitaria, a las tendencias de moda, música, tecnología, educación e inclusive la manera de alimentarse?
Vemos también como influyen los medios de comunicación en la personalidad y cultura de cada quien, mostrando únicamente en su parrilla de programación, contenidos que incitan a lograr respuestas satisfactorias que en últimas desea el medio; comprar X producto, vestirse de tal manera, comer lo supuestamente “recomendado por expertos” y demás alineamientos.
Esta es una frase muy conocida “los medios de comunicación han derogado las fronteras”, lo que ha facilitado la entrada de producciones audiovisuales a diferentes países, sin restricción alguna, sobre todo aquellos en vía de desarrollo. ¿Es que acaso Colombia, no importa elaboraciones televisivas norteamericanas, europeas y asiáticas, para proyectarlas a nivel nacional?, con una intención de materializar a cercano y mediano plazo.
Colombianos, o para resumir determinadas nacionalidades; es mejor decir los latinoamericanos. Moldeados por ideologías que desmeritan y desvanecen culturas autóctonas; “confeccionándolas con el mismo hilo”, sin tener en cuenta la riqueza histórica tanto de las sociedades, como la de cada sujeto miembro de la misma.
En el interior de los países por ejemplo, Drak (1971) habló que “los colombianos que ocupaban posiciones claves económicas, sociales y políticas en la comunidad que él estudió, tenían suficiente poder para usar los canales de comunicación como frenos a los cambios institucionales”.
Esas personas con convicciones imperialistas ponen de manera disfrazada a la vista y oídos de las audiencias, diferentes temáticas en sus televisoras, emisoras, y demás instrumentos que facilitan el acceso las tecnologías de la información y las comunicaciones; para que su público logren elegir lo que es de su gusto. ¿Pero qué es escoger al gusto en un televisor?, ¿pasar y pasar canales hasta encontrar el programa que más llama la atención?
Cuando se escoge lo que es de gusto personal, en realidad se está escogiendo es el gusto de los dueños de los medios. No se ha sabido que una empresa de televisión acate las opiniones de los millones de televidentes, para suplir sus intereses informacionales, que exige cada uno. Ni siquiera somos partícipes a la hora de elegir qué van a emitir al aire y qué no, solamente difunden material específico que no vulnere los interés de los propietarios y el círculo accionista.
Venden un pensamiento de la “libre selección”, en todos los sentidos; en consumo de bienes y servicios. Las personas se someten gratamente, a esos paradigmas de distintas corrientes socio-político-económicas, tal vez para no quedarse fuera del entorno y desactualizadas de este mundo globalizado. Somos tan solidarios, ofrecidos y ‘agradecidos’ en materia de dictaminar conjeturas a favor del orden social.
Hablando del mundo globalizado, y retomando nuevamente el concepto del ciudadano digital. El planeta está siendo explotado por sus recursos naturales, con el objetivo de crear en masa productos de diferente índole, que en gran medida son tecnológicos.
La tecnología es parte de la vida, se llega a hablar, que si los dispositivos vanguardistas desapareciesen también lo haría paradójicamente el tiempo. Gran parte de la movilidad informativa colapsaría. Las conversaciones a larga distancia, ya sea vía telefónica o a través de Internet, se volverían en anécdotas, un recuerdo de los días creativos como asunto de investigación y consumo.
Los dispositivos electrónicos y el acceso fácil a internet, ha provocado una cultura en las sociedades del mundo. Las personas se levantan de sus camas después de sus descansos bilógicos y a los minutos tienen que copiar twist, revisar su red o redes sociales de preferencia, entrar a la plataforma de correo electrónico, etcétera.
La voz se ha reemplazo por ondas electromagnéticas, la imagen personal ya no se critica por cuántas arrugas y paños tiene, sino por cuán pixelada está. Los besos y abrazos improvistos en una conversación formal, son expresiones representadas en emoticones animados. La figura humana en físico, ha ido ausentándose en las reuniones, en los puestos de trabajo y hasta en la misma interacción familiar por las conocidas videollamadas o teleconferencias.
Incluso si quieres conocer a otra persona, solo basta con consultarla en internet, lo más probable es que salga su perfil en alguna red social. Gutiérrez (2010) manifestó que la identidad personal será nuestro rastro digital; los carnets serán un plástico más para desechar o reciclar. Las típicas expresiones para conocer a algún
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