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IDENTIDADES DE LA INFANCIA


Enviado por   •  4 de Junio de 2018  •  Trabajos  •  1.595 Palabras (7 Páginas)  •  296 Visitas

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TRABAJO PRÁCTICO DE PEDAGOGIA

                

                                IDENTIDADES DE LA INFANCIA

INTEGRANTES: SANCHEZ SANTINO

        PEREYRA YAMILA

        MENDEZ ANTONELA

IDENTIDADES DE LA INFANCIA

Primera identidad: El niño adulto o la infancia negada

La Edad Media comenzó entre la caída del imperio romano hasta el renacimiento entre el siglo V y XVI.

El modo de organización de la sociedad  medieval era el sistema feudal. Dentro del feudalismo existían grupos sociales: nobleza, clero, campesinos, burguesía.

Durante este periodo el niño no manifiesta un intento claro de educación, el niño en esas culturas aparece como un adulto en miniatura, no tenía atención adecuada, y prefirió cercar la infancia como un terreno inviolable y no cultivable.

En la edad de los siete años, cuando el niño se lo cree capaz de comprender, recibe un carnet de identidad “jurídica” de adulto (Podía ser condenado por un delito). La infancia no contaba ni con juegos, vestimentas especiales para ellos, eran obligados a trabajar y comportarse como adulto.

La sociedad medieval concebía que el mundo sagrado estaba ya creado y no era posible cambio alguno a lo “ya dado”.

En cuanto a los prejuicios pedagógicos podemos nombrar en primera instancia la ideal del niño-misterio, donde se minimizaba el pensamiento del niño, su imaginación y fantasía no tenían importancia, el adulto no quería investigar la vida del niño por temor a revelar un producto divino. Por otra parte, la imagen un niño como humanidad, el cual era imperfecto cuya transformación en adulto se basaba en arrojarlo y abandonarlo precozmente a la sociedad de los mayores esperando a que se forme lado que se lo veía como un sujeto vacío.  

Ni siquiera el sector de los hijos de la nobleza y de la alta burguesía quedaban exentos de ese precoz moldeado que centraba toda la atención en el adulto. La familia no expulsaba a los hijos, ni los abandonaba en la sociedad productora, sino que se los sometía a una rigurosa educación doméstica similar a un adiestramiento.

Estaban obligados a seguir ciertos códigos sociales (lenguaje, escalas de valor, creencias) reproducían ideas propiamente de los adultos por pertenecer a su mundo, no tenían pensamiento propio.

Para concluir podemos decir que la sociedad medieval produjo excelentes sujetos para el no cambio. Solo se requería al niño para que preserve la continuidad de estas ideologías.

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Segunda identidad: El niño hijo-alumno o la infancia institucionalizada

La edad moderna es el periodo que va desde la llegada a América hasta la Revolución Francesa (siglos XVI, XVII y XVIII).

En la sociedad feudal entra en la última etapa debido a una nueva crisis económica, y comienza a unirse con la burguesía iniciando un movimiento socio económico llamado capitalismo.

En este periodo se da el origen de una nueva identidad de infancia donde tuvo un rol importante la Revolución Industrial (cambiando la vida de las familias del niño en la sociedad). El niño es considerado como un objeto esencial dentro del proceso de cambio familiar, este tenía identidad como hijo del obrero, debía “ser lo que la familia es”.

La gran diferencia con las familias medievales es que durante la modernidad los niños retornan al hogar, la familia fue adquiriendo cada vez más una conciencia pedagógica, una función moral y espiritual. Estas eran la primer escuela de los niños, se interesaban por todos sus hijos no solo por los primogénitos. La escuela sustituye el aprendizaje tradicional teniendo la función de culturacion y socialización, acompañando lo que la familia enseña.

Se reconoce al niño desde una doble patente: la de niño-hijo y niño-alumno. El niño no estaba preparado para la vida y ante estar en contacto con los adultos tenía que pasar por una especie de cuarentena “dorada” que se daba en ambientes construido para los niños.

Esta nueva identidad de infancia: la del hijo-alumno, cuenta con ventajas como por ejemplo, gozar de un ambiente (familiar y escolar) construido sobre un mundo de cosas y memorias adecuados a su nivel de madurez.

El adulto-padre y el adulto-maestro tiene una misión de ser los mediadores en las relaciones entre sociedad adulta e infantil.

Los riesgos que tiene es la privatización de su mundo de cosas y valores.

En conclusión, el derecho a ser niños (a tener atenciones/ satisfacciones/ espacios/ juegos) Se conceden solamente si se pertenecen a esta familia y a esta escuela; no existen alternativas de estos dos aspectos.

Separada y colocada al margen, la infancia se convierte en una clase social, no negada, pero si arrastrada al domicilio y a la escuela.

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Tercera identidad: Del niño hijo-alumno al niño -sujeto social

En esta última identidad que se da en la edad contemporánea el niño goza de márgenes más amplios de autodeterminación y libertad, es decir, disfrute de su niñez, la única condición es que todo se realice dentro de la institución.

Esta época histórica nuestra se encuentra muy cerca de dar el último salto a la educación del niño, viéndolo de una vez por todas como figura social, como sujeto de derecho.

La familia y la escuela están llevando a cabo procesos de cambio expulsando viejos modelos institucionales ofreciendo instancias abiertas de liberación real. Son instancias capaces de asegurar una situación educativa en las que aun teniendo en cuenta las necesidades del niño, aun así este choca con las necesidades de los otros (madre, padre, maestro, niños que los rodean, ambiente social en el que se mueve) y a través de las satisfacción que obtiene y los límites que le imponen llegan a un comportamiento que satisface sus necesidades de las de su entorno. Para que esto se logre, familia y escuela deben desinstitucionalizarse, dejando atrás el aislamiento abriéndose a lo social integrando al niño a la sociedad donde pueda adquirir conocimiento y demostrar su creatividad.  

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