Intervenciones en la clínica psicoanalítica con niños

Clínica en Niños y Adolescentes- Valeria Guirland

Beatriz H. Janin: Intervenciones en la clínica psicoanalítica con niños

La consulta por un niño: Primeras entrevistas

Freud afirma que la diversidad de constelaciones psíquicas, la plasticidad de los procesos anímicos y la riqueza de los factores determinantes se oponen a una mecanización de la técnica, y hacen posible que un proceder no produzca efecto algunas veces. Esta oposición de Freud a la mecanización de la técnica fundamentada en la riqueza de las constelaciones psíquicas es el modo en que encaramos una primera entrevista.

En tanto pensemos que el psiquismo se va constituyendo en el vínculo con otros y que las variaciones son infinitas, concluiremos que la única posibilidad de concebir la clínica psicoanalítica con niños es pensarla como creativa, como aquello a inventar cotidianamente. Cada niño merecerá un abordaje particular.

Freud aclarara, en relación a las primeras entrevistas, que las recomienda como prueba para determinar si un caso es apto para el psicoanálisis, las entrevistas preliminares son momentos de apertura que condicionan el juego y van definiendo el terreno. Es en ellas donde se va esbozando quien pide y que es lo que pide, quien sufre y porque, de que conflictos se trata, si estos son predominantemente psíquicos o intrasubjetivos. Algo se va configurando en relación a como fue constituyéndose el trastorno en la estructuración psíquica o el síntoma que suscito la consulta y también las condiciones que llevan a que ese funcionamiento se sostenga como tal.

¿Quiénes consultan?

La primera entrevista en la consulta por un niño es generalmente con los padres, aunque no siempre sea así. Muchas veces, después de haber acordado que vinieran los padres solos, vino la madre con el niño, o la madre con todos sus hijos, el padre con la abuela, etc.

Si pensamos las entrevistas con los padres como anamnesis al estilo médico, como un lugar para recabar datos, siguiendo un cuestionario prefijado, estaremos operando con una teoría de la historia como acumulativa, estaremos suponiendo un registro objetivo de sucesos y que los padres funcionan a pura conciencia. Es fundamental tener presente que los padres son sujetos escindidos y que las relaciones padres-hijos están inevitablemente marcadas por las pasiones y por el narcisismo.

Si pensamos las entrevistas con los padres como anamnesis al estilo médico, , siguiendo un cuestionario prefijado, estaremos suponiendo que los padres funcionan a pura conciencia. Es fundamental tener presente que los padres son sujetos escindidos y que las relaciones padres-hijos están inevitablemente marcadas por las pasiones y por el narcisismo.

Cuanto tiempo tomo el pecho, cuando fue el control de esfínteres, son datos que podemos preguntar, pero si lo hacemos de inicio, en la primera entrevista, obturamos la posibilidad de que estos elementos aparezcan en un relato en el que se anuden a afectos y a otros recuerdos.

 La historia que armen será fundamental, porque es historia que han construido sobre ese niño y sobre ese vínculo. También hay que tener en cuenta que el padre y la madre suelen relatar historias distintas, acompañadas de diferentes matices afectivos.

Muchas veces, la madre salta de relato al nacimiento de su hijo mayor, al de la hija del medio y de allí sus propias diferencias con su madre y la rivalidad con su hermana, o el padre comienza a hablar de su hijo y pasa a referirse a si mismo y a su propia historia. Si en lugar de enojarnos o pedirles que vuelvan a hablar del niño logramos escuchar ese discurso sin acallarlo, podremos ir descifrando las preguntas, las quejas, el que molesta de ese niño.

Podremos descubrir qué lugar ocupa ese niño, con quien lo identifican, con quienes se identifica, como se da en esa familia la transmisión de fantasías. Una clave es, desde el comienzo, ubicarse como psicoanalista, y esto quiere decir, renunciar al lugar de juez o de maestro que conoce los secretos del niño perfecto y la crianza ideal.

Los padres son quienes armen el decurso de la entrevista, siguiendo el orden que quieran, no hay que imponer temas ni pautar secuencias, sino posibilitar que se abra un espacio, donde lo que sienten y piensan se exprese en ese ámbito. Esto hace que no se pueda predecir de antemano el número de entrevistas.

Las primeras entrevistas con los padres:

Cuando los padres consultan por su hijo, su propia historia infantil se presenta en esa consulta. En esos primeros encuentros, va apareciendo el funcionamiento psíquico de cada uno de los padres, las fantasías con respecto al hijo, el modo en que cada uno construyó la historia de ese niño y las esperanzas y proyectos que cada uno sostiene, así como las expectativas en relación al tratamiento.

Una cuestión importante es ver como se presentan los padres, si pueden percibir o no el sufrimiento del hijo, si llegan angustiados o enojados, si el acento está puesto en lo que el niño siente o en el efecto que su accionar provoca en los otros.

Al relatar la historia del niño van apareciendo puntos de convergencia y de diferencia, momentos conflictivos, asociaciones a otras circunstancias. Escuchar ese entramado sin esperar que la historia sea un relato claro y preciso, permite que se muestren fisuras en la memoria, grietas, y en muchas ocasiones son los padres los que están angustiados o deprimidos.

Los padres son el primer espejo, dan la imagen de lo que el niño es para ellos, de lo que querría que fuese. El niño se ve en ellos, lo que son, en lo que fueron y desearían ser, en sus éxitos y en sus fracasos y se construye marcado por esos otros, armando una historia propia.

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