Intervención en Psicopedagogía Clínica: fundamentos y análisis
Madvic180602Ensayo28 de Octubre de 2019
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Universidad de la República
Facultad de Psicología
Trabajo Final de Grado:
Intervención en Psicopedagogía Clínica: fundamentos y análisis
Br. Mauro Magnone
CI 3840299-5
Tutora: Prof. Tit. Psic. Alicia Kachinovsky
Resumen
El presente trabajo encarna la doble función de ser a la vez la presentación de una intervención abordada desde la psicopedagogía clínica, más específicamente el trabajo con un niño con dificultades de aprendizaje realizado desde la narrativa como instrumento mediador, así como un repaso sobre las herramientas teóricas y prácticas de las que se hace uso.
Las fuentes conceptuales que perfilaron y enriquecieron esta empresa son autores del psicoanálisis, la psicopedagogía clínica, la psicología cultural, y la filosofía, como son Donald Winnicott, Hanna Segal, Bruno Bettelheim, Myrta Casas,Silvia Schlemenson, Julián Grunin, Alicia Kachinovsky, Jerome Bruner y Axel Honneth. Este trabajo pretende ser material donde se pueda conocer y repasar conceptos teóricos y herramientas prácticas, a la vez que dar muestra y testimonio de un trabajo vivo, con sus virtudes y con sus elementos a mejorar.
Introducción
Este apartado consiste en las preguntas que motivaron y orientaron el trabajo. En primer lugar, y dado que la formación de grado suele hacer énfasis en el adulto siendo el trabajo con niños una especialización (o al menos esa fue mi experiencia), una primer serie de interrogantes podría expresarse como: ¿qué particularidades tiene el trabajo con niños? ¿qué particularidades tiene el trabajo clínico con dicha población? ¿qué herramientas teóricas y prácticas se utilizan?
Por otra parte, el trabajo está enmarcado en un enfoque que si bien se encuentra emparentado con la clínica tradicional y admite que se lo denomine como un trabajo clínico, no se realiza de la misma forma ni en el mismo lugar, sino que se trata de un abordaje con las herramientas conceptuales y técnicas de la psicopedagogía clínica, y dentro de la institución escolar. En este sentido la segunda serie de interrogantes podría plantearse así: ¿qué es la psicopedagogía clínica? ¿cuáles son las características de una intervención desde la misma? ¿de qué herramientas teóricas y técnicas se echa mano?
Siguiendo la idea de que el trabajo no se realiza en un consultorio sino en el seno de la institución escolar, otra serie podría pensarse del siguiente modo: ¿cómo es el trabajo dentro de una escuela? ¿qué características tiene la intervención en dicho campo? ¿cuáles son sus demandas específicas, sus códigos, sus virtudes, sus limitantes? ¿cómo se trabaja sobre las dificultades en lo escolar?
Para finalizar la serie de interrogantes, y refiriendo a los resultados de un trabajo de tal índole, faltaría preguntarse: ¿cuáles son los alcances de una intervención así pensada? ¿de qué criterios nos podemos servir para evaluarla?
De ningún modo pienso que las respuestas que puedan inferirse en las páginas siguientes sean terminantes; creo en cambio que lo que sigue es una muestra de un itinerario personal guiado por estas preguntas y dudas, y atravesado por los encuentros y desencuentros, presencias y ausencias, eventos esperados e inesperados; en fin, no una crónica de hechos en sucesión lógica y necesaria, ni siquiera un registro “objetivo” del recorrido, sino una narrativa personal sobre lo vivido.
Justificación
El año pasado tuve la oportunidad de cursar la asignatura “Intervenciones en Psicopedagogía Clínica, El taller clínico narrativo en el ámbito escolar” en el marco de la materia/módulo Proyecto, a cargo de mi actual tutora la Prof. Tit. Alicia Kachinovsky, el cual me acercó a referentes académicos como Jerome Bruner, Donald Winnicott, Silvia Schlemenson, y Marcelo Viñar, entre otros. El proyecto incluía el trabajo en parejas con un niño con el cual se había trabajado el año anterior en modalidad de talleres grupales de cuentos, pero al hacerse difícil la ubicación de dicho niño así como el contacto con su madre y la escuela, tal instancia no se pudo realizar, eventualidad que recibí con poco menos que pena. Es que como estudiante de grado del plan IPUR (aunque ahora egrese con el plan 2013), las ocasiones de práctica se presentan sobre el final de la carrera, y son para mi gusto escasas. Sin embargo, con el cambio de plan se presenta el requisito de elaborar un trabajo final de grado, cuya modalidad puede ser convenida con el tutor, oportunidad que me permite transitar por esta experiencia que tenía en el debe. Hasta aquí los motivos personales que me impulsaron a realizar este trabajo.
También se puede invocar otra serie de motivos. Una motivación o preocupación de índole académico, en el sentido de que este no es un trabajo de escritorio, o no solamente; poco ganaría yo y quien tenga que leer estas líneas si mi trabajo final de grado fuese una reseña, monografía, u otro formato, en el cual no se hace más que dar cuenta de un proceso de lectura y síntesis. Entiendo que la carrera de Psicología tiene su base en la práctica, en la experiencia, donde se produce el encuentro entre campo, profesional, teoría y técnica, encuentro donde todo se transforma y surge la novedad.
Otra razón tiene que ver con mi inclinación por la educación, tanto en el nivel de los niños como de los adolescentes, orientación presente también en mis estudios y mi trabajo: en el ámbito de la Orientación Vocacional y Ocupacional, previamente como estudiante, hoy como Docente Grado 1 en un convenio entre PROGRESA-CSE y el Ministerio de Desarrollo Social. Entiendo la educación como un campo interdisciplinario y complejo, poblado por actores con necesidades acuciantes, tanto los estudiantes como los docentes y maestras, y que en conjunto no es nada más ni nada menos que la esfera de actividad social que forma personas y ciudadanos, actividad política en el mayor y mejor de los sentidos.
Por otra parte, está la aproximación a lo escolar desde la psicopedagogía clínica, un campo que me resulta novedoso, aunque para la psicología sea en todo caso una “vieja novedad”, como se desarrollará más adelante.
El trabajo así planteado promete ser la base sobre la cual comienzo a aprender sobre el tránsito por un campo, un marco teórico, y una práctica, así como una muestra de una intervención.
Marco Teórico
El Campo:
1-Un niño para armar:
El subtítulo intenta ilustrar la idea de que al intervenir se construye un mapa o un campo en base a un marco teórico con ideas fuertes y paradigmas, el cual mantiene siempre una ineludible distancia con el objeto real de la intervención. Tal desencuentro en el encuentro, de ser sostenido y aceptado como un dato o como un insumo más, es lo que da origen a replanteos y reelaboraciones, habilitando al cambio y a la novedad.
Por esto la primera tarea consiste en construir o armar un modelo de niño siguiendo algunos referentes teóricos, a sabiendas de que servirá de acercamiento al campo, pero que es pasible de ser transformado en el encuentro, en la praxis. Sobre esto advierte Rodulfo:
“No es nada fácil determinar psicoanalíticamente lo que por lo común se designa al decir ´niño´. Exige movilizar una serie de conceptos, dar no pocos rodeos, resultando finalmente que las cosas clínicas no coinciden del todo con las ideas previas que se tenían.” (Rodulfo, 2010: 17-18)
Freud en sus “Tres Ensayos para una teoría sexual”, no solo anuncia que el niño tiene una sexualidad, sino que utiliza este hecho para construir a partir del mismo una teoría sobre el hombre, en la que el psiquismo deviene a través del desarrollo psicosexual que data desde sus primeros momentos de existencia. Toda perturbación en alguna de sus etapas (real o imaginada pero vivida como tal), y toda fijación en el tránsito por las mismas, resultan eventos potencialmente patógenos. Es decir, que el sujeto psíquico se constituye como tal, ya sea más sano o más enfermo, a través de la sexualidad, siendo la infancia y la juventud momentos vitales de gran importancia en este proceso. Aquí se ve a Freud transitar desde el positivismo de la biología y la medicina de su época hacia otro enfoque: desde un proceso natural o biológico como es la sexualidad, a la cual accede mediante la vivencia personal, subjetiva y narrada de sus pacientes, extrae o extrapola sus relaciones y consecuencias para el ulterior desarrollo de la vida psíquica.
Pero el niño en Freud luego cobra otro valor, quince años después en “Más allá del principio del placer”. Aparece el infante del Fort-Da, elemento sobre o alrededor del cual se construye una nueva etapa en el psicoanálisis, cuyo foco no será ya tanto la sexualidad sino el símbolo, con la consiguiente preocupación por el proceso de simbolización, el cual se monta sobre el desarrollo psicosexual. Es interesante ver cómo del mismo modo en que Freud postula que el psiquismo se desarrolla en movimientos que superan a la vez que incluyen las etapas anteriores, lo mismo ocurre con su teoría. Esto quiere decir, que el desarrollo psicosexual sigue siendo muy importante, pero el discurso se vuelca centralmente en la dirección de desentrañar cómo es el proceso de simbolización, de construcción de los símbolos, de la alteridad, y de la identidad, elementos estrechamente relacionados. En otras palabras, se pasa de un foco en lo biológico/instintivo y su articulación con lo social y cultural, a otro de fuerte carácter metapsicológico con relaciones hacia el conocimiento y reconocimiento de sí, del otro, y de la realidad.
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