Introyectos y mandatos de género y como afectan el erotismo y la vivencia de las sexualidades

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Universidad humanista hidalgo

Sexualidad humana y género

Introyectos y mandatos de género y como afectan el erotismo y la vivencia de las sexualidades.

Alfonso Larios Morales

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Desde hace un siglo el cine, los medios de comunicación, y, con mayor impacto desde hace una década, las redes sociales de internet, nos han y siguen haciendo creer sobre el amor romántico y sus mitos. Estos nos hacen tener conductas agresivas, pero que podrían ser aceptadas por la moralidad sociales.

Con estas creencia del amor romántico se moldean las conductas de la sexualidad, erotismo y placer. Claro que todo esto no deja de lado los mandatos de genero de la mano con la normativa heterosexual que se mantiene muy firme desde hace más de un siglo.

Todo esto junto nos mantiene en un estado de conductas de violencia, agresivas y destructivas hacia nosotros como persona y a nuestra pareja. Para entenderlo mejor, esta pareja puede ser en una relación formal o informal.

Los mandatos de genero son aquellos que nos dictan los roles y estereotipos que se le imponen a las mujeres y hombres a partir del sexo impuesto. Estos van a estar siempre presentes (hasta dejar de verlos así) para la mayoría de nuestras actividades del día a día, pero lo centraremos en la relaciones amorosas, sexuales y eróticas que practicamos como personas, y, en este caso, en mi persona.

 Durante mis relaciones de noviazgo formales, que eh tenido, me deje llevar por, las que yo llamo, “falacias” del amor romántico que aprendí a través de la televisión y de personas dentro de mis círculos sociales que mantuve en su momento. Donde aprendí que los celos eran una parte muy importante, porque, sino la celaba o ella a mí, era una señal que no existía el amor entre nosotros. Donde la exclusividad de tiempo era demasiado importante, ambos debíamos de estar todo el tiempo disponible uno del otro, de no ser así, se nos hacía creer que había algo más importante que la relación o la persona, y aunque si lo había no lo dimensionamos así.

Era demasiado importante mantener esa relación a pesar de las discusiones sin sentido y con las relaciones sin sentido con la premisa de que esa persona era nuestra “media naranja”, esa “alma gemela” y así depender emocionalmente de la otra persona.

Para cuando comencé a practicar el coito, lo único que sabía lo había aprendido del porno, donde solo se mira violencia hacia la mujer, grandes senos, grandes penes y donde no hay vellos por ninguna parte. Donde se muestra a la mujer como sumisa quien solo esta para darle placer al “macho”, donde no se muestra las partes del erotismo y el placer.

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