LA VIDA CORPORAL Y LA EDUCACION FISICA DEL NIÑO

LA VIDA CORPORAL Y LA EDUCACION FISICA DEL NIÑO

Jeudon Robert. “La vida corporal y la educación física del niño en: Maurice Debesse (Dir.) PSICOLOGIA DEL NIÑO. Buenos Aires, Nova, 1969. PP. 131-139.

“El movimiento es el nexo entre el pensamiento y la acción”

Existe una personalidad física que presenta sorprendentes analogías con la personalidad mental; estas dos, que antaño eran separadas estrictamente, están por el contrario estrechamente unidas.

Ya se trate de estudiar la fuerza , velocidad, la resistencia o la destreza, que son los cuatro aspectos esenciales de la vida motriz, ya sea cuestión de estudiar los problemas derivados de la fatiga, el agotamiento nervioso o la reeducación, se emplean, “test motores” y métodos de adiestramiento comparables con en un todo con los test y métodos utilizados en psicopedagogía.

En todas las etapas del crecimiento y la evolución se llega así a fijar jalones lo suficientemente constantes como para considerarlos representantes de lo normal.

Durante el primer año de vida el vástago humano debe triplicar su peso pasando, de un término medio de tres kilos y medio al nacer, a más de nueve kilos al año de vida, en tanto que en ese mismo periodo su estatura, que pasa de cincuenta a setenta centímetros, solo aumenta un 20 por ciento. Esta desproporción que traduce “La ley de las superficiales” de ch. Riclset, que rige toda la biología de la primera infancia y explica al mismo tiempo la intensidad de las transformaciones y la fragilidad a las agresiones, características de este periodo.

Las primeras sonrisas deben ser advertidas hacia el cuadragésimo día de vida (Marcel Bergeron) el primer diente, que es un incisivo mediano inferior, debe aparecer entre los seis y ocho meses, en tanto que los caninos son los dientes de los dos años.

Hacia los quince meses el niño debe caminar solo; cuando llega a los dieciocho meses se torna peligroso para el mobiliario de la casa; la adquisición del lenguaje debe estar casi completa alrededor de los dos años.

A los cuatro años, el sistema nervioso central ha alcanzado su desarrollo máximo, que se traduce por la coordinación de los movimientos: el niño debe entonces abotonar su ropa, caminar para atrás, bajar correctamente, saltar con los pies juntos. Henri Wallon , Ozzeretskl, de Vryes, dieron muchos ejemplos de este paralelismo entre la evolución de las funciones motrices y el desarrollo del sistema nervioso central.

Más tarde de los diez a los dieciséis años, no solamente el gesto servirá de control, si no la actuación que se aprecia a través de toda la serie de test empleados en orientación profesional, dibujos, construcciones, manipulación de máquinas industriales, o en educación física y deportiva. Esta última posee

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