LA ÉTICA PROFESIONAL: DESDE MI EXPERIENCIA.

LA ÉTICA PROFESIONAL: DESDE MI EXPERIENCIA.

“Nos convertimos en lo que pensamos”

“Una idea que se desarrolla y se pone en acción es más importante que, una idea que solo existe como idea”.

Siddhartha Gautama

A lo largo de mi vida me introyecté la idea sobre la ética, la cual está ligada a las costumbres arraigadas, reglas moralistas ortodoxas e inflexibles, provocándome conflictos respecto a dogmas eclesiásticos dentro de la religión que profeso la cual, por costumbre, se me ha heredado.

Con el paso del tiempo me ocasionaba discrepancia la idea de la existencia de un solo Dios y al mismo tiempo el rechazo la diversidad de religiones (credo libre); el egoísmo de quiénes poseen un mayor nivel económico ante aquellos que no tienen algo, y me preguntaba ¿acaso no es más inmoral y antiético la anulación, evitación y devaluación entre los semejantes, cuando siempre se remarca el “amor al prójimo”?

Estas cuestiones me han brindado la pauta para integrar, analizar y definir que la heteronomía no es algo que se adecúe a mis necesidades y que prefiero la búsqueda impetuosa de la autonomía (SAGOLS, 2004):

“Lo decisivo para la autonomía ética es que la asunción de normas y valores sea un proceso de autoconocimiento y no un mero dejarse llevar por lo que los demás dicen o hacen.”

(SAGOLS, 2004).

Sin embargo y gracias a estas disonancias cognoscitivas me encuentro en un crecimiento integral de mi persona, es decir, la ética ya no me remite a la idea tajante sobre aquello que es inflexible y determinista. La ética, para mí, se ha convertido en una filosofía de vida y conjuntándolo con lo observado y expuesto en clase, ésta se desprende directamente de la filosofía .

“La ética es filosofía sobre la moral, sobre todo lo que atañe al universo de los valores y las normas (…) ya sea que se den como ideales por cumplir, como deseo y reflexión interna del individuo (…) implica vivir una moral determinada revisando de forma permanente las normas y valores, criticando o juzgando su auténtica validez y su adecuación a la época actual. Desde este segundo punto de vista, de lo que se trata es de no asumir una moral de manera acrítica, de forma impuesta y sólo porque la sociedad y las costumbres los establecen”.

(SAGOLS, 2004)

Para darle continuidad a la cita colocada y a lo anterior, completo esta primera parte para después dar paso a mi proceso vivencial respecto al autoconocimiento y experiencias de crecimiento profesional y, en mayor parte para detonar el primero: el personal-individual. A partir de esta nueva concepción personal de la ética filosófica y en el rompimiento de un paradigma para su fortalecimiento, para comenzar con la exposición de mi experiencia en el aprendizaje constante de la ética profesional es preciso indicar como ha sido éste proceso. Como pasé de una ideología que anulaba mi propia existencia, es decir, al anular mi parte mística y espiritual considero que ésta idea propicia una omnipotencia tal que evita un crecimiento integral (holístico) de mi misma individualidad.

Si bien he pasado por diversas crisis –y las que faltan- para conocer y reconocerme ante lo que me conforma de manera onto y filogenética. Mis dudas respecto a la creencia de una espiritualidad individual era inexistente, pues para mí implicaba el simple hecho de estar aliado a una institución como tal –iglesia católica en este caso- por lo tanto mi visión solo estaba formada por perspectivas tajantes: biológica, social y psicológica.

Con el paso del tiempo y ante estas situaciones de dudas, reclamos y desilusiones, me vi en la necesidad de la búsqueda de aquello que se ajustara a mis motivaciones. No me conformaba, aún, con estos tres paradigmas epistemológicos. Posterior a ello y en esa búsqueda, me encontré con nuevas ideologías, nuevas posturas las cuales, por supuesto, brincaban en mi “verdad”, brindándome entonces, la oportunidad de modificar esta “verdad” convirtiéndola en algo incierto.

Dentro de clase se han trabajado diversas maneras de adentrarse a uno mismo (el miedo particular) desde mi perspectiva, de las personas: estar con uno mismo, regalarse un tiempo para la reflexión, autoconocimiento e introspección. Ya antes había realizado prácticas similares, sólo que el momento –como ya lo he comentado- era distinto, me encontraba justo en el núcleo de la crisis. El hecho de estar en silencio y comunicarme con mi cuerpo me resultaba difícil, ahora me es gratificante y reconfortante.

Mis experiencias las describiría, de una manera cercana más no igual, como una experiencia extática o estado de trascendencia. Permitiéndome perder el miedo a estar conmigo misma por un momento, concibiendo la respiración como el alimento primordial del alma, la mente. Considero que dicha

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