La Bulimia. Las crisis de conducta alimentaria están aumentando en los póstumos años

INTRODUCCIÓN

Las crisis de conducta alimentaria están aumentando en los póstumos años, el hecho de que se sobrevengan la cifra de los casos de personas que sufren esta enfermedad provoca que la cifra de investigaciones haya crecido, parejo a la excesiva cantidad de noticias relacionadas con los trastornos de alimentación.

“La tensión social por el perfil bulímico en las regiones más desarrollados es uno de los orígenes del incremento de estas perturbaciones, ya que se ha visto que algún país bajo de desarrollo es mínimo” (Monge, 2005) .

Se discurre que esta ampliación se debe sobre todo a dos elementos socioculturales: la ambigüedad en la equivalencia de los géneros, cuyo cambio está constituyendo un gran desbarajuste de roles, y la competencia social que atizaría un cuadro psicofísico perfecta.

“El servirse los alimentos de una forma acelerada y algunas veces alimentos chatarra viene unido a que cada parte de la familia lo realice a diferentes horas es ajena de las conciencias del aumento de estas patologías” (Peggy-ClaudePierre, 2007) .

Además, interviene el valor de la conformidad que se le da a la imagen corporal junto con la carencia de otros principios como el esfuerzo, el compromiso. Vivimos concurriendo a un genuino ataque, desde los medios de comunicación y la publicidad, de la excelencia de adelgazar y de estar perennemente a dieta, transformándose en todo un negocio.

Las afluencias sobre desórdenes alimenticios que se distribuyen a chicos y adolescentes poseen como vital objetivo la prevención de estos trastornos.

“La aprensión que se efectúa al presente es una aprensión inespecífica” (Leal, 2006) .

Esta población no recibe información tajante sobre los desórdenes alimentarios, ya que puede provocar el efecto contrario, es decir, que personas que permanezcan dispuestas a extender un trastorno de una conducta alimenticia lo desarrollen, o que los individuos que estén sufriendo esta patología adquieran conductas que todavía no conocían y las sitúen en la práctica (ejemplo, una persona que restringe las comidas pero que no toma laxantes, si se le da información sobre que otros sujetos con este padecimiento los tomen, provoque que empiecen ellas también a tomarlos).

“Uno de los mitos más extendidos, y sobre todo entre los adolescentes, es que las dietas para adelgazar no son peligrosas” (Steven, 1997) .

Hay que presionar en que realizar una dieta por su propia cuenta, o realizar dietas que han sido encomendadas para otras personas, o que no estén estrictamente dedicadas a su longevidad, peso y distribución ósea, pueden extremadamente perjudiciales nuestro cuerpo.

Algunas veces dichas dietas son muy restringidas, ya que van encaminadas a lograr reducción de tallas en un corto periodo de tiempo.

“Debemos conocer los inconvenientes que puede conllevar la variación de los hábitos alimentarios, singularmente por querer aproximarse al ideal de belleza imperante” (Michael, 2010) .

Es muy significativo que desde la escuela se proporcionen conocimientos a los niños sobre alimentación y nutrición.  

Hay que trabajar la imagen corporal, que a prendan cómo el cuerpo va cambiando con los años, ya que esto va a influir también en la forma de vivir su sexualidad, que tengan una buena educación en valores positivos y que desarrollen una actitud crítica ante la información que les llega desde los diferentes medios.

DESARROLLO

Según Roland Barthes en su obra crítica y verdad menciona “Lo que sorprende en los ataques recién lanzados contra la nueva crítica es su carácter inmediatamente y como naturalmente colectivo. Algo primitivo y desnudo ha iniciado a agitarse dentro de   ellos”.

En diversos jóvenes, los cambios físicos característicos de la juventud (crecen los senos, las caderas se ensanchan…) son percibidos como un signo de haber engordado y lo rechazan, algunos escritores describen un pavor a la madurez, que les hace oponerse estos cambios evolutivos.

“El que un sujeto reciba diatribas hacia su cuerpo o que se bromeen de él/ella por su semblante físico (normalmente sujetos con un cierto sobrepeso), puede favorecer a que los sujetos más sensibles se preocupen y quieran enflaquecer” (Patricia, 2001) .

En mujeres adultas, es a veces un suceso vital el que empuja el trastorno (estrés por separación o divorcio, matrimonio o embarazo, quebranto de la juventud).

“El llevar a cabo dietas muy minuciosas, (en un sinfín de las ocasiones sin control médico), precipita varias ocasiones una perturbación alimentaria” (Sauval Michel, 2005).

Las crisis para entender muchos de las transformaciones que les acontecen durante la pubertad y la adolescencia, les hace estar intranquilos e inseguros, percibiendo afectando su moral.

Según (Sifneosy, 2008) “Estos cambios que solicitan una apropiación adaptable y una mayor madurez (universidad, pareja, empezar a trabajar, vivir sin los padres), logran promover el padecimiento”.

Los elementos que conservan el trastorno cuando ha evolucionado por completo, la carencia de la enfermedad en los individuos que lo sufren custodia este aprieto, ya que no optan por seguir las recomendaciones de los profesionales, si es que permiten que les atienda alguno.

En cuanto a lo que concierne la familia, hay distintas causas que conducen el trastorno:

Sobreprotección: la exorbitante protección de los progenitores hacia el sujeto enfermo sostiene los síntomas (aceptar caprichos, ocuparse de sus problemas, decidir por ella), debemos evitarlo, e intentar impulsar a que se exprese libremente.

Falta de acuerdo: se conoce que los elementos mantenedores aparecen con notable asiduidad es la ausencia de supervisión de los progenitores.

Con ese modo únicamente se obtiene es que el sumiso sufra una perturbación utilizando a unos de los dos progenitores según quién le favorezca más en ese instante.

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