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La Familia

MaryanDiazC19 de Febrero de 2014

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HUMANISMO INTEGRAL II (Persona y Sociedad)

UNIDAD 3: LA COMUNIDAD FAMILIAR

LA FAMILIA

1. La fundación de la familia: noviazgo y matrimonio.

a) El noviazgo:

Cuando un hombre y una mujer son conscientes de que se encuentran enamorados de manera plena y radical, se abre ante ellos el interrogante sobre su futuro y buscan concretar las características internas del enamoramiento:

• Compartir la vida.

• Tendencia a la permanencia.

• Complementariedad sexual.

• Necesidad vital de la otra persona.

• Posibilidad de tener hijos y formar una familia.

• Búsqueda y concretización de un proyecto de vida en común. Como un camino largo, duradero y no siempre sencillo.

Este es el período en el que la pareja debe valorar y madurar la posibilidad y conveniencia de tomar la decisión de transformar su amor en un proyecto de vida en común, es decir pasar de una fase cognoscitivo-afectiva a un momento en el que mediante su libertad dispondrán de sí mutuamente para el futuro: “hasta que la muerte los separe”.

Lo importante en esta etapa es constatar la realidad de su amor, es decir que se quieren tal como son, son sus virtudes y cualidades, pero también con sus limitaciones, evitando el grave error de amar, en vez de a una persona real y concreta, un sentimiento a una persona inexistente producto de una imaginación inmadura. Esto evidentemente requiere tiempo y conocimiento mutuo, porque no se van a compartir unas horas, sino la vida. Es necesario, pues, un conocimiento suficiente del otro: su carácter, aficiones, historia, convicciones morales y religiosas, familia, aspiraciones, etc. Este conocimiento también implica la convicción de que la otra persona es capaz de asumir los compromisos que conlleva una vida en común: tener hijos y educarlos, altura moral, convicciones profundas, etc. Esto es importante, porque pueden estar muy enamorados, pero si una de las dos personas (por su carácter, mentalidad u otras razones) es incapaz de asumir compromisos y obligaciones, lo que se viene es una verdadera tragedia.

b) El matrimonio:

Una vez concretado el proceso de maduración viene el siguiente paso, que está cargado de contenido antropológico y que vamos a analizar desde las siguientes dimensiones: interpersonal, social y religiosa.

b.1) Dimensión interpersonal: El matrimonio es ante todo el compromiso personal de un hombre y una mujer de formar una comunidad de vida que reúna las siguientes características:

• Es un compromiso de por vida.

• Implica una entrega plena de todo el ser.

• Es excluyente, es decir que sólo puede realizarse con una persona, puesto que no se puede compartir la vida plenamente con varios hombres y mujeres a la vez.

• Exclusividad de la relación sexual plena, porque en esta entrega se desarrolla las potencialidades de maternidad y paternidad y no puede generalizarse sin romper la intimidad personal en la que se funda. Además esta exclusividad sólo tiene sentido en el marco de una unión personal plena, ya que el cuerpo no es un mero instrumento de la persona, sino la persona misma en su dimensión corpórea. Sustraer la sexualidad de la relación matrimonial y ejercerla con otras personas supone una traición a la relación personal que se vive entre el hombre y la mujer.

b.2) Dimensión social: El matrimonio no es una sólo una institución privada y sin relevancia social. En cuanto que es un acto en el que dos personas se casan y surge de aquí una comunidad de vida, es una realidad social fundamentalmente por dos razones.

1. Los novios provienen de un determinado entorno social y van a vivir posteriormente en otro entorno social, que va a influir de una manera importante en su vida. Aunque el amor inicial, pueda durante un determinado período aislarlos del resto del mundo, la vida en común inevitablemente los va a confrontar con el contexto social del que provienen y en el que deben vivir.

2. Supone la creación del elemento clave de la sociedad: LA FAMILIA. El matrimonio es la semilla de la familia y la familia es la estructura esencial de la sociedad. Por eso se realiza normalmente en presencia de los padres, de los amigos y del conjunto de la sociedad. Es un acto público, conocido y regulado jurídicamente, porque tanto los que se casan, como la sociedad quieren poner de relieve la formación de un nuevo núcleo social que se desarrollará más tarde como familia con la aparición de los hijos, que son nuevos miembros de la sociedad.

b.3) Dimensión religiosa: Esta dimensión estará presente necesariamente si los novios son creyentes ya que están tomando probablemente la decisión más trascendental de su vida. Por lo tanto no podrá faltar en el momento en el que la sociedad asiste al nacimiento de un nuevo núcleo de vida.

La boda aúna, desde una vertiente festiva, estas tres dimensiones. Porque es la fiesta del amor y de la alegría entre el hombre y la mujer, el misterio de la masculinidad y la feminidad que se entrelazan una vez más. También es la fiesta social, porque de esta unión surgirán los hijos que trabajarán en ella. Por eso, para un hecho tan trascendental, se requiere la bendición de Dios, pues no tiene sentido emprender una empresa tan importante en su ausencia o en su contra.

c) El fracaso del proyecto matrimonial:

Lastimosamente, no siempre este proyecto se consolida. En ocasiones esta relación se deteriora tanto que se hace muy difícil y hasta imposible no sólo la consecución de objetivos comunes, sino la misma vida en común. Esto suele afectar al sujeto en sus mismas raíces, porque el matrimonio puede ser la fuente de felicidad más importante pero, precisamente por eso, su desaparición o fractura conlleva sufrimientos terribles.

Ante esta situación puede haber varias salidas. La más simple es la separación. En principio temporal y si no surte efecto, definitiva. Los cónyuges toman distancia, hasta que las tensiones se calmen y puedan reflexionar al respecto, buscando posturas que puedan ayudar a reconstruir la relación. Esta situación lleva implícita la decisión de no construir un proyecto de vida similar con otra pareja, porque la decisión primera fue tomada de manera irrevocable. Esta es una decisión coherente con la realidad del matrimonio, pero suele ser difícil de mantener sin el apoyo de fuertes motivaciones morales y religiosas.

Otra posible salida es el divorcio, que significa la ruptura total con el vínculo anterior y por tanto la posibilidad explícita de construir un proyecto nuevo, en otras circunstancias. Esta parece ser la posibilidad más razonable y lógica, pero es muy importante darse cuenta de que ésta cambia de manera profunda la realidad intrínseca del matrimonio; porque tenerla como posible opción “en caso de que esto no funcione”, significa que implícitamente se está pensando que el proyecto común que se comenzó en el matrimonio se deberá mantener, siempre que la relación de pareja sea la correcta y durante el tiempo que lo sea. Es decir que la entrega al proyecto inicial fue parcial y por ende su estabilidad será mucho más frágil, ya que se dejó abierta una “puerta de salida”, por si surgen dificultades, lo cual a menudo termina convirtiéndose en un verdadero boquete, que se utiliza con increíble frivolidad.

Aunque el divorcio suponga una salida a un grave problema, en sí mismo es un mal: la constatación de un fracaso y habitualmente la inauguración de una tragedia, especialmente si hay hijos de por medio. Porque estos tendrán asegurada (en la mayoría de casos) una tensión continua, ya que en el interior de sus seres permanecen unidos vitalmente dos mundos que se han separado, a veces, luego de una etapa de agresividad. Pero también lo es porque es imposible separar de manera indolora el tejido que se ha ido tramando a lo largo de un tiempo de vida en común. Las “separaciones amistosas” suelen ser más de película que de la realidad.

De aquí la importancia de esforzarse por promover la estabilidad familiar y, consecuentemente, el matrimonio, ya que esto garantiza de manera más clara tanto el bien de las personas como de la sociedad.

2. La comunidad humana esencial.

La familia nace en el matrimonio como proyecto, pero se constituye con plenitud con la aparición del hijo. Esto marca el paso de “pareja” a familia, creando una realidad nueva que modifica para siempre esta primera relación de hombre-mujer.

a. La familia se constituye en plenitud con los hijos.

El nacimiento del hijo supone la culminación del proyecto de amor, porque éste se ha hecho vida, se ha encarnado para siempre en una persona. El entramado de relaciones interpersonales llegará a su plenitud, ya que hombre y mujer pasan de ser simplemente esposo y esposa, a ser padre y madre. Estas nuevas relaciones de paternidad, maternidad y filiación suponen cambios radicales en sus vidas, mediante la adquisición de una nueva identidad. Socialmente se ha constituido un nuevo núcleo social, una nueva comunidad, célula esencial de la sociedad.

b. Características esenciales de la familia.

1. Es el lugar del origen de la vida y, por tanto, de perpetuación de la sociedad.

2. Es la primera comunidad interpersonal para el hijo, ya que a través de ella, todo ser humano establece su primera relación con el mundo e inclusive forma su propia identidad.

3. Es la primera comunidad intersexual. En ella se interrelacionan los dos sexos entre sí: entre esposos y entre padres e hijos.

4. Es también la primera comunidad intergeneracional. En ella interactúan varias

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