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La Familia


Enviado por   •  11 de Junio de 2014  •  2.261 Palabras (10 Páginas)  •  140 Visitas

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¿Por qué el amor de una familia es indispensable en la vida de un ser humano?

Tal vez, muchos lectores estarán pensando: “Eso es muy idealista; muchas familias a veces sólo logran no mas que sobrellevarse o tal vez soportarse, pero ahí no hay amor como el planteamiento lo describe”. Pero lo cierto es que creo que para todos es claro, o debería serlo, que el amor es un valor fundamental para la familia.

“La familia es una escuela de amor, donde primero aprendemos a amar de pequeños; y de este aprendizaje primario del amor, muchas veces depende si, mas adelante en nuestra vida, nuestro amor es completo, integro y enriquecedor. Si no hay amor en la familia, ¿en dónde lo habrá? Por eso resulta extraño que el amor, al menos en algunos estudios sobre los valores, no ocupe el primer lugar en los valores familiares”1

Y es que el amor entre padres e hijos, y con la familia extendida, también debería incluir la amistad, cariño, afecto, y sobre todo la caridad. Porque sin amor, ¿Qué mantiene unida a la familia? Lo importante en mi opinión es hacernos conscientes de lo importante que es este valor y le demos un lugar más importante en la jerarquía de nuestros valores. Sí, se puede hacer mucho por las familias, pero nada será más importante que decidirnos a vivir este valor en nuestra circunstancia personal y concreta.

Por lo que al hablar de la familia se hace referencia a un grupo de personas que teniendo lazos de parentesco viven juntos bajo la emoción básica en la relación intrafamiliar. Cuando no existe la pasión de vivir juntos; la familia se desintegra como tal. El amor es el motor que mantiene a la familia unida y constituye el principal alimento para el crecimiento y desarrollo de los hijos, y la relación de pareja. La palabra amor identifica el efecto de la necesidad de estar cerca del otro, pero sobre todo; la aceptación condicional del que se ama. En la familia el amor es la emoción básica que sustenta las relaciones entre padres e hijos y entre los integrantes de una pareja. Es ahí donde se recibe el amor y se aprende a darlo a los demás, se aprende a compartir y a aceptar a los demás.

Sin embargo, este aprendizaje no siempre se da adecuadamente en las familias, ya que en muchos hogares el deterioro en la relación con la pareja, o la historia personal de cada uno de los integrantes adultos en la familia no les permite vivir y expresar este amor.

Muchos de estos casos provienen de familias en las cuales no vivieron el cariño de parte de sus adres y no tuvieron un modelo adecuado que les permitiera; primero, sentirse queridos y aceptados, y segundo, sentirse capaces de entregar lo que cada uno tiene dentro de si.

Generalmente este tipo de familias tienden a la violencia o el maltrato como una forma de resolver las diferencias. Cuando una familia es capaz de aceptar a los demás y aceptar las emociones u opiniones de los otros; se puede trabajar en la solución de las diferencias de manera no violenta, es más, se puede aceptar que dos o más integrantes de la familia tengan diferente postura u opinión y ello no constituye un problema.

Y desde luego, hay que considerar que la familia, como la unión intima, básica, indispensable e inigualable crisol para la formación armónica, completa y amorosa de los seres humanos, es la formada por papa, mama y los hijos. Esto fue concebido y planeado por Dios de esta manera y así es como funciona, reconociendo los defectos humanos; de carácter y cultura, e inclusive los problemas económicos, no hay, no existe, un sistema o método mejor para el desarrollo del ser humano.

“No existe ningún sustituto a las protoconversaciones; que es el dialogo entre mama y bebe, cuando este no conoce, ni entiende el idioma. El bebe aprende y se desarrolla como un ser humano extraordinario gracias a esas protoconversaciones, que conllevan una enorme cantidad de amor, de identificación y comprensión, de la única manera como lo puede hacer una madre”2

Pero esa madre, a su vez recibe la comprensión, el apoyo y la estimulación a su enorme labor de parte del esposo, del padre; en este momento ya tenemos dos lazos de amor insustituibles. Luego el bebe crece y se empieza a comunicar a su media lengua, pero ya entiende aunque sea en parte el idioma y empieza entonces a recibir y entender las palabras del padre y también su amor, manifestando al hombre en esa dimensión y se establece otro lazo de amor insustituible.

Bueno y cuando el bebe dialoga, hace berrinches, se lastima y llora; y toda esa gama de experiencias que involucran a toda la pequeña familia intima, es cuando nos damos cuenta del enorme valor de tenerla y damos honestamente gracias al creador por habernos puesto en ese camino.

Es la forma natural, altamente comunicativa y satisfactoria de continuar nuestra estirpe, familia, apellido, especie. Pero más, mucho mas es la manera de ser seres humanos comprometidos felizmente con la vida y con el amor con el que fuimos y para lo que fuimos concebidos. Por lo que el modelo familiar es fundamental en el aprendizaje del amor; pero eso no es todo, porque también por otra parte, la expresión de emociones es un factor muy importante en la formación de los valores humanos.

“Aunque en la cultura occidental en la cual vivimos existen distintas culturas que acepan diversas formas de expresión, por lo general es muy poco aceptado el expresar lo que se siente porque vivimos en una cultura que tiende a negar las emociones y los afectos y sobrevalora la razón por encima de todo”3

Pero aun así se espera que la familia sea la creadora de los vínculos mas fuertes de unión, conocimiento e interés; la formadora de valores estéticos, éticos y morales; la encargada de hacer sentir a cada persona que la conforma acogida, acompañada, aceptada, valida y amada, porque es la principal responsable de propiciar el amor personal, verdadero y profundo en cada uno de sus miembros y educarlos para la vida. Para lo que es indispensable que los padres aprendan a vivir de forma sana y funcional, tanto la felicidad como el sufrimiento y así poder transmitirlo a sus hijos a través de su propio comportamiento, porque es cierto que la palabra invita, pero el ejemplo arrastra.

Vemos pues; sin duda que el amor y la afectividad en la familia es uno de los factores más determinantes en el desarrollo y equilibrio personal, puesto que ésta sirve para acrecentar el amor entre individuos y es el ámbito privilegiado donde cada persona aprende a dar y recibir.

Además la familia hace posible que el ser humano disfrute de algunos derechos esenciales: el derecho a la vida, a nacer, el derecho a la educación, a crecer, el derecho al progreso. En definitiva, la familia resguarda y fomenta el derecho a desarrollarse como persona.

Por lo que

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