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La Regresion


Enviado por   •  31 de Julio de 2013  •  4.973 Palabras (20 Páginas)  •  212 Visitas

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La regresión.

Una vez que nos hemos precavido contra las objeciones, o hemos indicado por lo

menos, cuáles son las armas que para nuestra defensa poseemos, no debemos aplazar por

más tiempo la iniciación de nuestras investigaciones psicológicas, para las que ya nos

hallamos preparados. Ante todo, reuniremos los resultados principales que hasta ahora nos

ha proporcionado nuestra investigación. El sueño es un acto psíquico importante y

completo. Su fuerza impulsora es siempre un deseo por realizar. Su aspecto, en el que nos

es imposible reconocer tal deseo, y sus muchas singularidades y absurdidades proceden de

la influencia de la censura psíquica que ha actuado sobre él durante su formación. A más de

la necesidad de escapar a esta censura, han colaborado en su formación una necesidad de

condensar el material psíquico, un cuidado de que fuera posible su representación por

medio de imágenes sensoriales y, además -aunque no regularmente-, el cuidado de que el

producto onírico total presentase un aspecto racional e inteligente. De cada uno de estos

principios parte un camino que conduce a postulados e hipótesis de orden psicológico.

Deberemos investigar la relación recíproca existente entre el motivo optativo y las cuatro

condiciones indicadas, así como las de estas últimas entre sí. Por último, habremos de

incluir al sueño en la totalidad de la vida anímica.

Al principio del presente capítulo hemos expuesto un sueño que nos plantea un

enigma cuya solución no hemos emprendido todavía. La interpretación de este sueño no

nos opuso dificultad ninguna, pareciéndome únicamente que había de ser completada. Nos

preguntamos por qué en este caso se producía un sueño en vez del inmediato despertar el

sujeto, y reconocimos como uno de los motivos del primero el deseo de representar al niño

en vida. Más adelante veremos que en este sueño desempeña también un papel otro deseo

distinto; pero por lo pronto dejaremos establecido que fue para permitir una realización de

deseos por lo que el proceso mental del reposo quedó convertido en un sueño. Fuera de la

realización de deseos no hay más que un solo carácter que separe en este caso los dos

géneros de actividad psíquica. La idea latente sería: «Veo un resplandor que viene de la

habitación en la que está el cadáver. Quizá haya caído una vela sobre el ataúd y se esté

quemando el niño.» El sueño reproduce sin modificación alguna el resultado de esta

reflexión, pero lo introduce en una situación presente y percibida por los sentidos como un

suceso de la vigilia. Este es, como sabemos, el carácter psicológico más general y evidente

del sueño. Una idea, casi siempre la que entraña el deseo, queda objetivizada en el sueño y

representada en forma de escena vivida. ¿Cómo podremos explicar esta peculiaridad

característica de la elaboración onírica, o, hablando más modestamente, cómo podremos

incluirla entre los procesos psíquicos? Un examen más detenido nos hace observar que la

SIGMUND FREUD

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forma aparente de este sueño nos muestra dos caracteres casi independientes entre sí. El

primero es la representación en forma de situación presente, omitiendo el «quizá». El otro

es la transformación de la idea en imágenes visuales y en palabras.

La transformación que las ideas latentes experimentan por el hecho de quedar

representado en presente lo que ellas expresan en futuro no resulta quizá muy evidente en

este sueño, circunstancia que depende del particular papel, realmente accesorio, que en él

desempeña la realización de deseos. Tomemos otro sueño en el que el deseo onírico no se

distinga de la continuación durante el reposo de los pensamientos de la vigilia; por ejemplo,

el sueño de la inyección de Irma. En este sueño la idea latente que alcanza una

representación aparece en optativo: «¡Ojalá fuese Otto el culpable de la enfermedad de

Irma!» El sueño reprime el optativo y lo sustituye por un simple presente: «Sí; Otto tiene la

culpa de la enfermedad de Irma.» Es ésta, pues, la primera de las transformaciones que todo

sueño, incluso aquellos que aparecen libres de deformación, lleva a cabo con las ideas

latentes. Pero esta primera singularidad del sueño no habrá de detenernos mucho y nos

bastará recordar la existencia de fantasías conscientes y de sueños diurnos que proceden del

mismo modo con su contenido de representaciones. Cuando Mr. Joyeuse, el célebre

personaje de Daudet, vaga sin ocupación alguna a través de las calles de París para hacer

creer a sus hijas que tiene un destino y se halla desempeñándolo, sueña con los

acontencimientos que podrían proporcionarle un protector y una colocación y se los

imagina en presente. El fenómeno onírico

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