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La teoría psicoanalítica de Melanie Klein

isaacmiguelResumen16 de Septiembre de 2020

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La teoría psicoanalítica de Melanie Klein está fundamentada en las relaciones objetales. Donde se establece que el sujeto se relaciona con el medio a partir de las sensaciones e impulsos que siente y proyecta sobre los objetos de su impulso. A diferencia de Freud, Melanie Klein cree que desde el parto el infante tiene un yo primitivo que le permite vincularse con los objetos y proyectar sobre ellos sus propios impulsos y conflictos inconscientes, por lo que la configuración psíquica de una persona estaría basada en cómo se ha relacionado y como ha internalizado la interacción con dichos objetos, desarrollándose el individuo en base a ello (introyección de estímulos y proyección de impulsos). En esta teoría se establece que el niño pasa por diferentes etapas, entre éstas se encuentra la primera referida a la posición Esquizo-Paranoide y la segunda en relación a la posición Depresiva.

2.1 Posición Esquizo-Paranoide.

Esta posición suele durar desde el nacimiento hasta los 6 meses de edad. El ser humano se encuentra desde el parto en un constante estado de conflicto entre pulsiones de vida o amor y de muerte u odio, de sensaciones displacenteras. Klein al profundizar en su teoría de los objetos internalizados, la llevaron a creer que una parte regular de la vida del niño se centra en los temores de figuras fantasmales atemorizantes que amenazan con desmembrarlo, devorarlo o "hacerlo pedazos"; ese temor que tiene el niño de sus propios impulsos internos se convierte, en parte, en un miedo, angustia, ansiedad ante los objetos externos

El objeto más importante en el mundo del bebé, es el pecho y al no poder integrar la existencia conjunta de aspectos gratificantes y aversivos en un mismo objeto, el niño estará preocupado sólo por la gratificación de las necesidades, un bebé está limitado a dos categorías importantes de experiencia: placer (gratificación) y dolor (frustración). Es aquí donde se produce el mecanismo de defensa llamado “escisión”, si el bebé está siendo gratificado por el pecho, lo ama y tiene fantasmas agradables respecto de éste. Cuando los bebés se sienten frustrados por el pecho, sus fantasías consisten en atacarlo.

Esta posición se superará si el niño consigue introyectar el aspecto bueno de los objetos, es decir, las experiencias gratificantes vencen a las experiencias de privación, lo que conseguirá que se forme un yo sano, de lo contrario, si no se supera, se generará un punto de fijación para futuras psicosis.

2.2 Posición Depresiva.

Casi al final de los primeros seis meses de vida, se reduce la escisión entre bueno y malo, pues existe un resto no agresor y no agredido, por lo que se da la integración del objeto, donde la madre deja de ser un conjunto de objetos parciales para convertirse en un objeto total, ahora el conflicto de amor y odio (el temor de ser atacado por un objeto gratificante, pero atemorizante) se transfiere a la madre como una persona completa.

El bebé pasa ahora por una intensificación de sus conflictos acerca de los objetos buenos y malos. Es difícil afrontar a una madre buena que a veces es también una madre mala. Una estrategia podría ser atacar al objeto malo para proteger al objeto bueno. Aniquilar a la mamá mala antes de que ella te ataque. Sin embargo, esa lógica infantil choca con la percepción de que lo bueno y lo malo ya no se experimentan como objetos parciales separados. Mamá es una persona completa. El bebé debe calcular que podría destruir al objeto bueno amado, aunque sólo intentaba destruir al objeto malo persecutorio. La tenue conciencia de que el objeto amoroso está en peligro conduce al bebé a la comprensión, con su respectiva cuota de culpa, de que él es peligroso para la madre (Klein,1971). Es aquí donde los sentimientos de culpa de tipo depresivos se agregarán al de amor y de odio, puesto que siente que, al haber agredido en demasía al objeto, este ya no volverá, sin embargo, intentará reparar el objeto dañado y verá que el objeto total (la madre) volverá a gratificar al bebé. El niño entenderá que la madre resiste sus embates, y surgirá también sentimientos de agradecimiento y empezará a aplicar mecanismos de defensa como la represión de instintos y el desplazamiento. Finalmente, el niño reducirá su omnipotencia infantil.

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