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Las Violencias. Violencia Familiar.


Enviado por   •  14 de Mayo de 2013  •  1.643 Palabras (7 Páginas)  •  356 Visitas

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LAS VIOLENCIAS. VIOLENCIA FAMILIAR.

Lic.Adriana Fernández.

Me resultó difícil elegir un tema sobre el cual escribir para esta oportunidad; más de una vez me detuve a pensar sin éxito. Me pregunto qué puede ser lo que me detiene. Si es porque no me tocan vivir demasiadas situaciones de violencia o si es que estoy inmersa en el mismo proceso de banalización de la violencia del que habla Janine Puget (2000), para quien “Banalización es acostumbramiento, es indiferencia, es conformismo, es imprimir a la vida diaria un signo de indiferencia y repetición” , y de ahí tal vez sea que poner a trabajar estas temáticas me provoca cierta resistencia. En mi práctica clínica me ha tocado trabajar con familias en las que hay mucha violencia y han sido los casos que me generaron mayores dificultades, que más me han movilizado contratransferencialmente, con los que he tenido que supervisar mucho y pensar en conjunto las estrategias a seguir para poder hacer algo. Tal vez no cualquier analista puede trabajar con problemáticas de violencia; yo debo reconocer que me resulta difícil.

Reflexionando acerca de mi implicación con las temáticas abordadas en el lapso de la cursada de la materia, pensé en compartir algo que me sucedió en una de las clases, posiblemente la segunda, en la que una de nuestras compañeras relató con mucha angustia y necesidad de ser escuchada un suceso violento que le tocó vivir a su marido y del que también de alguna forma fueron víctimas ella y su familia. El suceso nos recordó a la tragedia de los trenes en Once y nos hizo pensar en la violencia de la que somos víctimas como sociedad por parte del Estado que muchas veces nos descuida; pero lo que más recuerdo de esa clase es la conmoción que me causó. Yo pude identificarme con mi compañera, me angustié también, me imaginé yo viviendo esa situación, e incluso lo seguimos hablando en el recreo con otras compañeras a las que también les había provocado un sentimiento similar. En esa clase sentí que se nos hacía un lugar como grupo, y nosotros como grupo le hicimos lugar a ella para que pueda relatar lo sucedido. Ella tuvo el deseo de compartir su experiencia y si bien puede argumentarse que lo hizo en esa oportunidad porque había sucedido la noche anterior, pienso que no sólo tiene que ver con eso. Tal vez se relacione con la Función Testimonio de la que habla Janine Puget. Explica esta autora que “Dar testimonio corresponde al ejercicio de una función compleja donde sea posible ver\oír\presenciar una escena, reunir alguno de sus componentes en un relato, hacer historia y disponer de alguien o de un conjunto a quien contar ese relato, o sea que haya un otro capaz de escuchar y hacer algo con lo escuchado” . A partir de su testimonio y de nuestra escucha, la escena adquirió una nueva cualidad, pudo darse una apertura para continuar hablando y reflexionando acerca de diversas formas de violencia intangibles que nos toca vivir a diario, lo cual nos permite comenzar a desinvisibilizarlas, desnaturalizarlas.

Ya he hecho hincapié en otras oportunidades del posgrado sobre la importancia que tiene para mí que en las clases pueda darse algo más allá de la mera escucha del profesor; me interesa que puedan generarse intercambios de experiencias de cada uno en sus prácticas y en su vida cotidiana, con la riqueza de contar con profesionales de distintas disciplinas y sobre todo que pueda formarse un grupo, un vinculo. Y esa experiencia que mencioné es un ejemplo de que algo de eso se ha logrado, se construyó una situación , y por ello resultó un contexto adecuado para que la Función Testimonio produjera una nueva cualidad en esa escena de violencia relatada.

En uno de los trabajos que presenté escribí sobre aquellas situaciones de violencia familiar en las que los niños son usados por sus padres a modo de chantaje, de extorsión, de mediación, con respecto a la pareja conyugal; son un botín de guerra. En el consultorio se ven frecuentemente casos en los que los niños son ubicados en medio de una disputa de pareja, sobre todo a raíz de una separación. Madres o padres que deciden que su ex no verá más a su hijo porque se fue con otra/o, que deciden no pasarle la cuota alimentaria, que dicen delante de ellos terribles insultos hacia el otro, o que atribuyen al hijo la culpa de sus conflictos, sin importar el efecto que eso genera en los niños, ni siquiera cuando éstos intentan hacerles ver el malestar que padecen. Los hijos son objetos de manipulación

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