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Las emociones y la mascarilla en la población mundial en tiempos del COVID-19

vickyquezada1Ensayo12 de Agosto de 2025

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Algunos Efectos Del Uso Continuado De La Mascarilla En La Población Mundial

 Durante La Pandemia Del Virus SARS-Cov-2

Helena Araya (hearaya@alumnos.uai.cl)

Victoria Quezada (vicquezada@alumnos.uai.cl)

Valentina Rodríguez (valerodriguez@alumnos.uai.cl)

Renato Barrientos (rebarrientos@alumnos.uai.cl)

Lucas Valdebenito (lucvaldebenito@alumnos.uai.cl)

Ana Josefa Araya (anajaraya@alumnos.uai.cl)

 Universidad Adolfo Ibáñez

Abstract

El abstract debería ser un párrafo de no más de 180 palabras, con márgenes de 3,2 milímetros en ambos lados, en letra tamaño 9 y con un espaciado vertical de 10 puntos. El título Abstract debería estar centrado, ser de 10 puntos, en negrita, y con 1 espacio directamente bajo él. Recuerde que un abstract es un resumen de los puntos centrales del trabajo, y no es una introducción. Un abstract bien hecho, preludia un trabajo bien hecho.

Las Emociones Y La Mascarilla En La Población Mundial En Tiempos Del COVID-19

En los últimos años nos hemos visto afectados por una crisis mundial. La pandemia del SARS-CoV-2 vino para cambiar nuestras vidas cuando fue declarada en Wuhan en diciembre de 2019. Las autoridades de todo el mundo acordaron diferentes medidas para evitar una catástrofe, entre aquellas medidas se encuentran el aislamiento social, el lavado de manos o desinfectante de forma constante, la disminución de apretón de manos o saludos afectuosos y el uso de las mascarillas. Todavía no sabemos el impacto de estas restricciones sociales y conductuales, sin embargo, sabemos que existirán repercusiones en el ámbito emocional debido a los estudios empíricos y las teorías que no han estado exentas de controversias sobre las emociones en las últimas décadas. Es más, la Organización Mundial de la Salud (2020) ha reconocido el aumento de problemas emocionales señalando “La COVID-19 ha afectado a la salud mental de millones de personas, en el sentido de que ha provocado ansiedad y miedo y ha interrumpido los servicios de salud mental”.

El aislamiento y el uso continuado de las mascarillas han sido dos aspectos que han afectado el estado emocional de las personas al generar una distancia psico-espacial entre los habitantes de una población, incluyendo adultos y niños. Respecto a esto, cabe mencionar que la detección de un rostro humano en un campo visual y la adecuada interpretación de una expresión emocional de los rostros son elementos importantes en las interacciones sociales cotidianas, la toma de decisiones y las respuestas emocionales (Soto et al., 2018). Dentro del campo de la emoción, las expresiones faciales son un objeto de estudio relevante por su avance empírico y por su controversia teórica. Las expresiones faciales son herramientas basadas en la evolución y culturalmente condicionadas. Dirigen las interacciones sociales, informan sobre eventos en entornos sociales y las intenciones de quien las expresa. (Matsumoto et al., 2008) Los psicólogos evolutivos han propuesto la hipótesis de que los homínidos han evolucionado tanto con expresiones faciales cada vez más diferenciadas como con capacidades sofisticadas para comprender estas manifestaciones afectivas. En cualquier caso, aunque varíe fuertemente entre y dentro de las culturas, la expresión emocional es una faceta crucial de la comunicación interpersonal en todas las sociedades; según Ekman et al. (1972) se basa en seis emociones transculturales invariantes (felicidad, tristeza, miedo, ira, sorpresa y disgusto).

La teoría de James se relaciona con las teorías de la emoción de la retroalimentación corporal, en particular, la “teoría de la retroalimentación facial”, según la cual la contracción de los músculos faciales que normalmente se activan en determinadas expresiones faciales puede provocar o, al menos, intensificar la emoción congruente. Incluso, un efecto modulador de tales contracciones sobre la intensidad de la emoción parece indicar que las reacciones corporales se integran en el cerebro durante el surgimiento de una experiencia emocional. (Sander, 2013) La teoría de James-Lange se ha mantenido influyente. Su principal contribución es el énfasis que pone en la encarnación de las emociones, especialmente el argumento de que los cambios en los concomitantes corporales de las emociones pueden alterar su intensidad experimentada. La mayoría de los neurocientíficos afectivos contemporáneos respaldarían una visión modificada de James-Lange en la que la retroalimentación corporal modula la experiencia de la emoción (Dalgleish, 2004). Por esto, nos gustaría reflexionar, específicamente, algunos efectos del uso continuado de la mascarilla en la población adulta y sus implicancias en el aprendizaje emocional de los más pequeños.

El Potencial Expresivo Del Rostro En Tiempos De Pandemia

   Frente a la presente situación de emergencia mundial de aislamiento debido al coronavirus en los últimos años donde nos hemos visto drásticamente afectados en nuestra rutina diaria, incluyendo el uso de la mascarilla, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado el impacto de una pandemia a nivel social y psicológico, sobre todo porque ante la posibilidad de enfermedad produce ansiedad en las personas. Ante la rápida propagación del virus, se acordó por parte de las autoridades de cada país, la obligatoriedad de las mascarillas. Esta medida responde a nuestra protección del COVID-19 y previene la rápida propagación de este virus. Sin embargo, hemos experimentado la sensación de malestar que provoca el uso continuado de la mascarilla, ya que nos limita generando un aislamiento entre nosotros y los demás. Además, podemos llegar a percibir que la información nos llega fragmentada, no pudiendo así descifrar las señales que nuestro interlocutor quiere transmitirnos (Loreto, 2021).

 Cabe el cuestionamiento si nuestros estados emocionales se ven afectados cuando nuestros rostros están parcialmente ocultos y no podemos ver ni las sonrisas. El rostro proporciona un lenguaje universal para la comunicación de las emociones. (Ekman, 2017). Respecto a esto, un tipo de categorización de las emociones hace la distinción común basada en la valencia entre emociones "positivas" y "negativas"(Sander, 2013). Siendo así, la zona cubierta por la mascarilla transmite información que es crucial para sonreír, es decir, una emoción positiva, que puede funcionar como elemento de adhesión social, facilita la cognición y la acción social positiva. Porque a través de una sonrisa se pueden identificar las emociones positivas que comunican placer, alegría, felicidad, diversión, sociabilidad o amabilidad. Así al obstaculizar parte de nuestro rostro, las interacciones sociales positivas se ven disminuidas y nuestra capacidad de comprendernos y empatizar con los demás no es una consecuencia menor. (Spitzer, 2020). Más todavía, si atendemos a la teoría del feedback emocional que señala que las emociones se encuentran en la cara.

   El corazón de la hipótesis del feedback facial es la afirmación causal de que la retroalimentación de las expresiones faciales afecta la experiencia emocional y el comportamiento (Buck, 1980). Desde esta perspectiva cada día estaríamos disminuyendo los estímulos emocionales que interfieren en nuestras experiencias emocionales, las cuales son fundamentales para nuestro desarrollo personal. Por otro lado, el descubrimiento científico de las “Neuronas Espejo” explicaría a nivel biológico qué es la empatía y qué tan importante es a nivel social y conductual (Rizzolatti, Caruana, 2017). La capacidad de identificarnos con otros en determinadas situaciones, en sus emociones es gracias a que podemos decodificar las expresiones faciales a través de las neuronas espejo (Rizzolatti, Caruana, 2017). Esto conlleva que podamos interpretar los rostros e inferir la intencionalidad de una acción al analizar los gestos faciales por más distintos que sean unos de otros. Si la mascarilla está constantemente ocultando parte del rostro despierta la inquietud de sus efectos en las relaciones interpersonales y el futuro del bienestar emocional a nivel mundial.

   Según David Le Bronte en su libro “Des visages” (1992) [Rostros] que ha investigado los significados asociados al rostro humano y sus imaginarios como eje central de nuestra comunicación social, esta situación vendría gestándose desde hace mucho antes de la actual situación pandémica. El rostro humano, tal y como lo hemos considerado hasta ahora, podría ser algo en vía de extinción, que acabará sustituido por el rostro enmascarado, anónimo, robotizado. Para el autor, el impacto más perturbador de la crisis sanitaria en la interacción fue la mascarilla. Sin embargo, el rostro se ha desvanecido y junto con ello, la capacidad de reconocer al otro se va desintegrando en nuestra rutina diaria donde cada vez hay más máquinas debido a la pandemia en las estaciones y aeropuertos, donde se han eliminado la mayoría de los mostradores y no tenemos interlocutores. Ha aumentado el aislamiento de manera natural con el consumo online de productos. Se ha reemplazado el personal por la tecnología y con ello, no parece que luego de este periodo extraordinario, la situación retroceda. Acerca de esto, Le Bronte concluye: “No me puedo imaginar que el rostro desaparezca un día, aunque esté seriamente deteriorado por la tiranía de la tecnología de la comunicación” (Apolonio, 2022).

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