Liderazgo. La cultura profesional

LIDERAZGO

                                                                                                                  [pic 1]

En tiempos recientes ser jefe ya no es cuestión de ordenar y controlar. La jerarquía entendida como control desalienta el desarrollo del compromiso y la responsabilidad, obstaculiza el trabajo creativo de casi todos y se privilegia la organización centralizada, la planificación detallada de los rituales y las tareas individuales. Las transformaciones sociales, políticos, productivos y tecnológicos hacen  necesario un cambio en saber, saber hacer y saber ser por parte de las personas.

El modelo de la administración diseño cadenas de jerarquía, a cada función le correspondía una línea de control basada en normativas externas, generales y formales, pero esto desalentó la calidad del trabajo y se tradujo en rigidez, pérdidas de calidad y deterioro de las empresas.

Lo mismo ocurre en las escuelas, cuando se jerarquizan las funciones a través del organigrama, premiando el control, el poder  y el trabajo individualizado, por encima del trabajo en equipo, pero la cultura de la jerarquía cierra los espacios para las aportaciones personales, para incorporar nuevos procedimientos, ni para compartir experiencias de aprendizaje que faciliten una autorreflexión de la práctica educativa. Para lograr la innovación se requiere promover una ruptura con las rutinas, las tradiciones y con todo lo que conserva los altos niveles de complacencia en la cultura, del siempre fue así,  la innovación educativa “es la actitud y el proceso de indagación de nuevas ideas, propuestas y aportaciones, efectuadas de manera colectiva, para la solución de situaciones problemáticas de la práctica, lo que comportará un cambio en los contextos y en la práctica institucional de la educación”. (Imbernón: 1996; 64)

Las instituciones educativas, ante las constantes transformaciones tiene dos opciones, la primera es hacer frente a todos esos cambios, mostrando nuevos estilos de dirección, de liderazgo, de cambio permanente y aprendizaje de lo que hacemos o simplemente  hacerse invisible frente a las múltiples demandas.

Las transformaciones sociales, políticas y económicas que están ocurriendo a finales del siglo XX, hacen pensar que es fin  de un periodo sociohistórico, caracterizado por un confuso entendimiento de lo que está pasando. Por su parte el sistema educativo requiere de un cambio urgente que atienda las necesidades de la población, pero ésta, junto con los maestros no tiene claro el objetivo y el fin del cambio.

Para brindar educación de calidad y mejorar la enseñanza, se está haciendo uso de la gestión y del liderazgo que son dos nociones integradoras del universo de dirección de los ámbitos organizativos: la gestión se relaciona con las estrategias, la eficacia y los objetivos de cada proyecto, en tanto que el liderazgo se vincula con los valores, los propósitos, la pasión y la imaginación, necesarios para poner en circulación los procesos de animación y movilización de los actores del sistema. El liderazgo se vincula “con la capacidad de generar procesos de sensibilización y convocatoria a trabajar en colaboración con otros, en el logro de los fines y los valores generalmente sepultados en el fárrago de las rutinas cotidianas” (Pozner: 2000; 9)

El liderazgo  encierra un conjunto de procesos que asume nuevos desafíos y los instala en contextos significativamente desafiantes, cambiantes, removedores que promueven una nueva configuración del sentido y del quehacer en colaboración. Los procesos de liderazgo están ligados a procesos imaginarios que despierten una nueva mentalidad y acciones, de generar nuevas comprensiones y procesos para concretarlas.

Los sistema tradicionales obstruyen el cambio, es necesario un cambio organizacional, ya que este implica el “trabajo en equipo, la capacidad de colaboración, la reflexión éntrelos miembros sobre qué hacer, qué resulta y qué se aprende de ello, el estímulo de los comportamientos innovadores y la cultura organizacional que genera y sustenta” (Pozner: 2000; 10). Las organizaciones deben tener la capacidad de dar respuesta a los desafíos planteados por la sociedad. Los docentes juegan un papel importante en el cambio, ya que a través de la formación continua que tengan podrán en mayor medida atender las necesidades de la sociedad.

Es preciso generar organizaciones llenas de vida en la expresión de Kotter y en este sentido, el liderazgo se vincula con los procesos relacionados con el aprendizaje y la motivación orientada a atraer a la gente deseosa de aportar. Es entonces cuando esa clara visión cumple con su objetivo. Pero en la realidad cuesta trabajo generar ese tipo organizaciones, en general en la escuela existe grupos de poder, que persiguen objetivos diferentes, lo más grave se da cuando el líder directivo es que fragmenta al personal.

...