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Manual Para Maestros/as En Puerto Rico: Violencia Escolar

sanjanpr2 de Marzo de 2014

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MANUAL PARA MAESTROS/AS EN PUERTO RICO:

VIOLENCIA ESCOLAR

En este manual se describirán las conductas maladaptativas de niños/as de Kinder hasta el Sexto Grado de Escuela Elemental. Se tratará de proveer indicadores que faciliten la identificación anticipada de estas conductas y se harán recomendaciones de posibles estrategias para la intervención directa ante el surgimiento de señales que anteceden las conductas. Se proveerá la definición operacional de cada una de estas conductas maladaptativas. Incluyendo una guía de aplicación ante la crisis surgida a raíz del comportamiento.

Para poder entender y manejar las diferentes conductas en niños/as de estos grados escolares, debemos señalar diferentes causales. Posibles emociones reprimidas que serían las verdaderas causas para que existan estas conductas a tan temprana edad y que como una manera de manejarlo, a nivel inconsciente, utilizan un mecanismo de defensa para protegerse, desplazan esa emoción reprimida en una conducta maladaptativa. Estas pueden ser, el aislamiento del/la niño/a de sus padres, de los miembros de la familia extensa y de los otros adultos, ya que los lugares de trabajo están separados de los lugares de vivienda, de modo que los/as niños/as casi no ven a la mayoría de los adultos que trabajan; el divorcio, el maltrato, la pobreza, las drogas y otros factores que obstaculizan el quehacer parental sano hacen irrupción en muchas familias; la falta de socialización que anteriormente ayudaba a inculcar normas sociales como la dinámica de la familia, del vecindario y de la comunidad. Asociamos también, el que nadie se acerca a enseñar a los/as niños/as a manejar constructivamente los conflictos con códigos morales ni normas de la vida. Sin olvidar el simple principio de establecer reglas claras, firmes y especificas que todos apliquen y cumplan de modo consistente. Algunas de las comunidades promueven directamente la violencia como modo de resolver las disputas. Es típico que los/as niños/as que crecen rodeados por adolescentes y adultos que son desviados, delincuentes o criminales, o que simplemente no cumplen con o no tienen reglas y normas, el resultado sea unos/as niños/as que han aprendido directa y penosamente a ser violentos/as cuando enfrentan un conflicto o cuando se trata que mantengan reglas sociales. Se debe recalcar que existen niños/as que nacen con un temperamento que podrían resultar en estas conductas maladaptativas y de igual forma en conductas aceptables y que a temprana edad presentan características o predisposiciones a trastornos de la conducta tales como: Enuresis, Terror de Noche, Ansiedad por Separación, Luto, Desordenes de Pánico y Fobia, Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, Trastorno de Personalidad Antisocial, Trastorno de Personalidad Limítrofe, Trastorno de la Personalidad Narcisista, Trastorno de la Personalidad Paranoide, Desorden de Estrés Postraumático, Desorden Obsesivo-Compulsivo, Desorden Oposicional Desafiante, Desorden de Conducta, Desorden Bipolar en Niños y Adolescentes, Desorden de Depresión Mayor con Rasgos Psicóticos, Desorden de Esquizofrenia Tipo Paranoide, Síndrome de Tourette, Síndrome de Asperger, Discapacidad de Aprendizaje No Verbal y Abuso de Sustancias entre otras. También debemos considerar que gran numero de esos/as niños/as simplemente carecen de patrones, estructuras, rutinas, y personas que hagan valer esos principios básicos para la convivencia.

Estamos obligados a convertir las escuelas de Puerto Rico en ambientes de aprendizaje seguro y estable. Para lograrlo, tenemos que tomar en cuenta lo que debe proyectar el/la maestro/a ante los/as estudiantes. Bien sea por su autoridad, su respeto, su seguridad, su asertividad y sobre todo su disposición a arriesgarse ante en el manejo de la solución de este mal que tanto aqueja las escuelas. El/la maestro/a debe retomar su lugar, demostrar su capacidad y experiencia para definir su posición ante los/as estudiantes, pero sobre todo expresar su tolerancia y consideración que cada uno de ellos se merece. Para poder alcanzar esto, debemos comenzar con la prevención, o más bien estar más atentos a las conductas de cada uno de los/as niños/as. Primero se debe dedicar tiempo a que cada maestro hable personalmente con los padres o encargados/as de cada uno de ellos/as con la finalidad de conocer mejor al/la niño/a. Esto se debe hacer debido a que cada niño/a aunque por la etapa de desarrollo en que se encuentra tiene una personalidad en común con los demás, existe información individualizada. Esta información individualizada, propia de cada niño/a, debe ser obtenida para crear una diferenciación entre ellos/as. En esta entrevista se obtiene de los padres o encargados/as un conocimiento más abarcador sobre la conducta de sus hijos/as bastante relevante y que en su debido momento sabremos entender o manejar cuando surja cualquier conducta que no sea la propia. Ya que sin conocer previamente al/la niño/a podemos cometer el error de emitir juicios equivocados que podrían concluir en el perjuicio del/la niño/a. Los/as maestros/as, al igual que los padres, con sus actos o con no actuar apropiadamente a tan temprana edad, pueden causar daño irreparable en la formación y en ocasiones hasta convertirse en un recuerdo traumático para estos/as niños/as. Conocer al/la niño/a nos permite observar y reconocer cuando algo anda mal en el/la niño/a y esto a su vez nos ayuda a prevenir que las conductas maladaptativas se den o si se dan, se puedan abordar inmediatamente para evitar un problema mayor. Para que esta prevención sea eficaz, además de la entrevista con los padres, el/la maestro/a debe establecer relaciones cercanas, solidarias y apoyadoras con los/as niños/as para así poder estar concientes de sus necesidades, sentimientos, actitudes y patrón de comportamiento. De tal manera que tanto el padre como el/la maestro/a, juntos revisen los expedientes de los/as niños/as por patrones de conductas o cambios bruscos en la conducta.

Una vez obtenida la recopilación antecedente sobre la conducta que cada niño/a presenta, entonces se procede a observar señales que puedan avisarnos de antemano y nos puedan guiar para la prevención del conflicto de agresión o violencia en la escuela. Estas señales tempranas de aviso pueden servirnos meramente para que la conducta maladaptativa no vuelva a repetirse, como también nos sirve para identificar niños/as que tienen problemas de conductas disruptivas (conductas disfuncionales o molestas, constantes, dentro del entorno escolar) que necesitan ayuda. De haber identificado que existan problemas de conducta, entonces se debe hacer todas las gestiones necesarias para referir a profesionales competentes en la materia, tomando en cuenta siempre el bienestar del/la niño/a y el de los/as demás compañeros. Estas señales de aviso pueden presentarse en el/la niño/a, en lo que informe otros/as niños/as, otros/as maestros/as, en los padres, en los/as hermanos/as y lo que informe cualquier otro miembro del plantel escolar en cuestión. Las señales de aviso pueden o no indicar un serio problema, o sea que no necesariamente el/la niño/a esté predispuesto/a a ser violento con los demás o consigo mismo. Al contrario, estas señales tempranas de aviso pueden servir para verificar nuestras preocupaciones y dirigirnos hacia las necesidades del/la niño/a. Estas señales tempranas de aviso nos sirven para responsablemente ayudar al/la niño/a antes que el problema aumente. Es importante que entendamos que se debe evitar por todos los medios, etiquetar o estigmatizar porque el/la niño/a pueda encajar en un perfil específico o en un grupo de señales tempranas de aviso. Esta bien que nos preocupemos por los/as niños/as, pero no está bien el que se reaccione sobremanera y brinquemos a conclusiones erróneas. Para que esto no ocurra debemos establecer unos principios básicos como:

 No hacer daño – que la intención siempre sea buscar ayuda para el/la niño/a en una fase temprana.

 Entender violencia y agresión según su contexto – se debe indagar sobre los factores antecedentes como el ambiente o situaciones que lo hayan provocado, como mucho estrés, como el que no tengan destrezas positivas para lidiar y como el que hayan aprendido a reaccionar con agresión.

 Evitar estereotipos – se debe estar concientes de falsos indicadores como raza, estatus socioeconómico, habilidades cognitivas y académicas o apariencia física.

 Considerar señales de aviso dentro de un contexto de desarrollo – los/as niños/as que están en diferentes niveles de desarrollo varían en habilidades sociales y emocionales. Dependiendo del grado en que se encuentren, ellos/as expresan sus necesidades y de acuerdo a esto, se debe saber cuál es la conducta típica en su desarrollo.

 Entender que los/as niños/as exhiben múltiples señales de aviso – es común que niños/as con problemas de conducta exhiban múltiples señales repetidamente y con aumento en intensidad a través del tiempo. Así que es importante no reaccionar sobremanera ante una señal, una palabra o una acción.

Debemos establecer que no es siempre posible predecir conducta que lleve a violencia. Sin embargo, el/la maestro/a puede reconocer algunas señales de aviso temprana. En algunas situaciones y para algunos/as niños/as, combinaciones de algunos eventos, conductas y emociones pueden llevar a agresión con ira o conducta violenta contra ellos/as u otros/as. Esta conducta maladaptativa debe entenderse como suficiente para análisis e intervención apropiada. Sabemos que los/as niños/as que se tornan agresivos y violentos se sienten rechazados y victimizados psicológicamente. Es por eso que si no se le ofrece apoyo a temprana edad, estos problemas aumentarán

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