Motivacion Y Emocion
cinthiaamaya7 de Septiembre de 2014
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INTRODUCCION
A continuación en la siguiente trabajo se estará mencionando temas que respectan a la motivación y la emoción ya que ambas contribuyen a dar dirección a la conducta humana.
Los motivos son necesidades o deseos internos específicos que activan a un organismo y dirigen su comportamiento a una meta, las emociones son experiencias de sentimientos como miedo, alegría o sorpresa que también subyacen a la conducta.
CONTENIDO
Perspectivas sobre la emoción
A principios del siglo XX, los psicólogos creían que la conducta motivada se debía a los instintos, patrones de conducta específicos e innatos que caracterizan a una especie. La teoría de la reducción de la pulsión consideraba la conducta motivada como una estrategia cuyo fin es atenuar el estado desagradable de tensión o activación (una pulsión) y devolver el cuerpo a su estado de homeostasis (equilibrio). En la actualidad los científicos sostienen que un organismo busca conservar un estado óptimo de activación. Los estímulos externos denominados incentivos también favorecen la conducta dirigida a metas. Finalmente, la motivación puede ser intrínseca (cuando proviene del interior del individuo) y extrínseca (cuando busca obtener una recompensa o evitar el castigo).
Instintos
Los instintos (para los seres humanos, en ocasiones llamados impulsos) son tendencias naturales adaptativas, genéticamente transmitidas, que nos permiten sobrevivir como individuos y como especie, porque se vinculan con nuestras necesidades más elementales; se trata de cosas como la alimentación, la sexualidad, la defensa de la propia integridad (incluso mediante la violencia) y expeler los desechos del cuerpo. No son conductas aprendidas, sino tendencias naturales; por ejemplo, un bebé tiene el instinto de mamar, para alimentarse.
Todo en el ser humano, incluyendo los impulsos, es regulado por la cultura, a partir de tradiciones propias de cada grupo humano, y porque dicha regulación cumple una función básica: favorecer la convivencia social armoniosa. Por ejemplo, en su obra 'El malestar en la cultura', Freud afirma que regulamos la sexualidad y la agresividad defensiva para de ese modo evitar que las personas tomen a los demás como presas de violencia física o sexual.
Todos los instintos son positivos, porque son parte de nuestra naturaleza; el problema es cómo nos permitimos actuar en función de ellos, o hasta qué punto los regulamos y sublimamos para evitar daños a nosotros mismos y a terceros.
Teoría de la reducción de la pulsión
Esta teoría sostiene que cuando las personas sienten alguna necesidad biológica fundamental, como de agua, por ejemplo, se produce una pulsión para satisfacer esa necesidad (en este caso es la pulsación de sed).
Una pulsión es una tensión motivacional, o excitación, que energiza al comportamiento con el fin de satisfacer alguna necesidad. Gran cantidad de pulsiones básicas, denominadas pulsiones primarias, como el hambre, la sed, el sueño y el sexo, se relacionan con necesidades biológicas del cuerpo o de la especie en su conjunto. Las pulsiones primarias, contrastan con las pulsiones secundarias, mediante las cuales no se satisfacen ninguna necesidad biológica evidente. En las pulsiones secundarias las necesidades se generan por medio de las experiencias previas y el aprendizaje.
La homeostasis es un mecanismo destinado a mantener el equilibrio del organismo, cada vez que surge una alteración el organismo regula y equilibra la situación. Esa necesidad que es el estado de desequilibrio o malestar interno, es a su vez, provocada por una carencia, por una falta de algo, en el organismo vivo. La raíz de la conducta motivada emerge, en esta clase de explicaciones, de algún tipo de desequilibrio que perturba la estabilidad o constancia del medio interior del sujeto. Tales carencias externas provocan estados internos de necesidad aparentemente muy diversos, pero coincidentes en sus efectos perturbatorios. Ese desequilibrio provoca en el organismo una exigencia de reequilibración que no cesa hasta que la carencia o incluso el exceso ha sido eliminado y substituido por otro.
Teorías de la Activación
Llamar la atención hacia factores de activación fisiológica, coinciden en quitar importancia a los aspectos subjetivos de los sentimientos emocionales como elementos fundamentales de la emoción.
Leeper identificó emoción con motivación. La emoción sirve para activar, mantener y dirigir la actividad. El único cometido de la actividad muscular y visceral es ayudar a mantener la actividad iniciada. Las emociones sirven para la supervivencia de los seres vivos.
Lindsley proporcionó una teoría de la emoción basada en el concepto de activación. La activación es un continuo, con diferentes grados de actividad, que puede medirse a nivel de las respuestas viscerales-somáticas o mediante el registro electroencefalográfico. Una activación un poco mayor corresponde a las reacciones de la orientación de la atención. La excitación emocional fuerte, se situaría al otro extremo del continuo.
Motivación intrínseca y extrínseca
La motivación intrínseca: De manera sencilla se ha definido como la conducta que se lleva a cabo de manera frecuente y sin ningún tipo de contingencia externa. El propio incentivo es la realización de la conducta en sí misma, los motivos que conducen a la activación de este patrón conductual son inherentes a nuestra persona. Por ejemplo: cuando ponemos en práctica un hobby, cuando realizamos una actividad por el hecho de superarnos a nosotras mismas.
La motivación extrínseca: Son aquellas actividades en las cuales los motivos que impulsan la acción son ajenos a la misma, es decir, están determinados por las contingencias externas. Esto se refiere a incentivos o reforzadores negativos o positivos externos al propio sujeto y actividad. Por ejemplo: satisfacer expectativas en el trabajo, el propio salario del trabajo, cuando hacemos algo a cambio de un bien material etc.
Hambre y sed
El cuerpo humano requiere de agua y alimento para mantenerse en marcha y en buen estado. Sin ingerir alimento y agua moriríamos en poco tiempo. En el caso del agua sería antes. El cuerpo guarda reservas de agua para que puedan ser utilizadas en casos de emergencia, almacena grasas y glucógeno que pueden ser consumidos para proveer energía, pero, aunque estamos constituidos por un 70 por ciento de agua, no poseemos ningún tanque de reserva de agua que pueda emplearse convenientemente cuando tenemos sed. El agua es esencial para todos los procesos del organismo y no es sorprendente que su falta pueda producir alteraciones tanto físicas como mentales. Los aspectos físicos incluyen sequedad de garganta, debilidad muscular, perdida de elasticidad de la piel y escasez o ausencia de orina. Los aspectos mentales incluyen desorientación y aparición de alucinaciones: las visiones de oasis y bares supuestamente comunes en los cuadros de viajeros del desierto. Pero el fenómeno más destacado es, por supuesto, la sed.
El hambre es equivalente a la sed en cuanto a que es un impulso que puede ser reducido por una conducta apropiada, que en este caso sería buscar alimentos y comer. Necesitamos una cierta ingestión de alimentos para cubrir nuestros requerimientos diarios de energía y de los materiales necesarios para el crecimiento y reparación de nuestros tejidos. Si la ingesta es muy elevada engordamos y si es baja adelgazamos. Hay, obviamente, un mecanismo que determina de alguna forma cuanto necesitamos comer.
Factores biológicos, culturales y ambientales
Las teorías del hambre se centran más en circuitos nerviosos que cruzan el hipotálamo que en los centros anatómicos del cerebro.
La glucosa y la regulación de la digestión: gran parte de los alimentos ingeridos se convierten en glucosa, que circula por la sangre. La teoría glucostatica establece que las fluctuaciones de nivel sanguíneos son reguladas en el cerebro por los gluscostatos.
Factores ambientales que regulan el hambre: La alimentación no está regulada por los factores biológicos. Las investigaciones muestran que intervienen en gran medida factores sociales y ambientales. He aquí tres factores ambientales básicos: 1) disponibilidad de alimento, 2) preferencias y hábitos adquiridos, 3) estrés.
El hambre está regulada fundamentalmente por dos centros del cerebro: el centro del hambre, que estimula la ingestión de alimentos, y el centro de saciedad, que atenúa la sensación del hambre. Siempre que la concentración sanguínea del azúcar simple glucosa- cae a cierto nivel, son estimuladas las neuronas del centro del hambre. Los receptores del estómago y una hormona segregada por el intestino delgado envían señales al cerebro. Otro regulador del hambre vigila el peso corporal a largo plazo. En la motivación para comer normalmente y para comer en exceso influyen factores biológicos, psicológicos, culturales y ambientales.
La sed se parece al hambre en que señales internas y externas pueden activar la pulsión correspondiente. La deshidratación en el interior y en el exterior de las células activa esta pulsión, lo mismo que las condiciones climatológicas, las influencias sociales, psicológicas, culturales y otros estímulos externos.
Trastornos alimentarios y obesidad
Para muchas personas obesas resulta difícil perder peso y luego mantener el peso ideal, ya que
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