NO PUEDO ALEJARME DE QUIENES ME DAÑAN.

¿De qué depende que una relación no acabe con uno de los dos destrozado?

¿Qué hace que algunos amantes que nos trataron bien sean rápidamente olvidados y otros perduren a pesar de su desdén o inclus...o de su maltrato?

¿Por qué hay personas que en el amor van de “mal en peor”?

Para intentar responder a estas presuntas muestras de crueldad del Dios del amor Eros, y sus enredos debe tenerse en cuenta que el cerebro registra los acontecimientos inesperados de forma distintiva con respecto a la experiencia común y a la monotonía.

En un contexto animal, este fenómeno es cardinal para asegurar la supervivencia del individuo y de su especie.

La dopamina ha demostrado ser la sustancia química cerebral más importante a la hora de subrayar determinadas vivencias con una especie de rotulador fluorescente que permita primero su percepción clara, y después su recuerdo y su reiteración.

Esta función es aplicable tanto a situaciones positivas como adversas, puesto que es tan importante grabar el lugar propicio para abastecerse de nutrientes como evitar aquél que comporta peligros inasumibles. Si saltamos al universo de la amatoria tan importante es detectar y conquistar a quien deseamos como se supone que sería evitar el dolor asociado a su abandono.

Sabemos que las neuronas introducen especiales cantidades de calcio en las situaciones en que el ser humano se expone a catástrofes, situaciones violentas como guerras o traumas vitales, como una agresión. Pero lo que es aún más fascinante es que algunas experiencias amorosas pueden generar reacciones cerebrales análogas.

Así, un proceso químico similar podría estar implicado tanto en el flechazo como en las experiencias de flashback en el duelo romántico, es decir, en los recuerdos que de forma inusitada nos trasladan a paraísos perdidos cuando la relación ha sido rota. Vuelven así, inopinadamente, la primera vez que “lo” o “la” vimos, un roce de sus manos, su abrazo furtivo, un determinado aroma.

-El enganche a relaciones destructivas.

El carácter recurrente, intrusivo y acompañado de malestar corporal que suelen llevar aparejados este tipo de recuerdos y pensamientos son rasgos que comparten veteranos de guerra y quienes sufren añoranza de un amor interrumpido.

Pero las similitudes clínicas no acaban ahí: el desdeñado trata de evitar los lugares, los detalles evocadores, los rastros de la relación, cualquier cosa que recuerde a quien le dañó. Se sufren pesadillas, se sueña recurrentemente con el abandono, puede doler el pecho, uno se enferma. Y sin embargo, como en la poesía, el afligido no puede olvidar.

Aunque existen diferentes resistencias a este efecto traumatizante del amor roto y de otros eventos dañinos, parece claro que las experiencias negativas no son lo suficientemente determinantes para que aparezcan reacciones deletéreas en nuestra memoria y afectos. Es la víctima la que tiene siempre la clave.

En el caso de las experiencias traumáticas que ponen en peligro la vida, es claro por ejemplo que las personas sufren más trastornos si la acción fue debida a la intervención humana, y no por ejemplo

...