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PSICOTERAPIA COMO CAMINO A LA VIRTUD

Liz Marilia Ranilla AguilarMonografía8 de Noviembre de 2018

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LA PSICOTERAPIA COMO CAMINO A LA VIRTUD

INTRODUCCIÓN

A finales del siglo XIX el término Psicoterapia hacía referencia a la sugestión. La Psicoterapia como tal es un sistema interactivo entre una persona o un grupo de ellas que asumen el rol de pacientes y otra u otras personas que asumen el rol de terapeutas. La cual actúa en y a través de la psiquis, teniendo como propósito suprimir o disminuir síntomas, trastornos, limitaciones y sufrimientos mentales o físicos. Por otro lado permite también enfrentar crisis vitales y puede tener como meta el desarrollo de la vida emocional de aquellas personas no enfermas. Esta psicoterapia, se basa en el vínculo; siendo el tratamiento a través de una relación personal concreta.

Por otro lado para que un procedimiento, pueda ser considerado psicoterapéutico, debe basar sus intervenciones en una teoría científica del funcionamiento y del cambio, tanto conductual como psicológico de las personas y presentar un conjunto organizado de técnicas, capacidades o formas de promover una mejora en las condiciones que generan el motivo de consulta del paciente.

Echegoyen Olleta, propone como virtud aquellos actos realizados por las facultades de la persona, donde estas van adquiriendo cualidades, las cuales facilitan a la persona realizar actividades que la llevan a la plenitud. Dichas actividades se rigen por la moral y buscan alejarse de los vicios, los cuales separan a la persona del camino de la virtud (Echegoyen Olleta).  

En 1977 Wolberg, citado por Feixas Guillem; dice que psicoterapia es el tratamiento, por medios psicológicos, de problemas de naturaleza emocional, en el que una persona entrenada establece deliberadamente una relación profesional con el paciente con el objeto de 1) suprimir, modificar o paliar los síntomas existentes; 2) intervenir en las pautas distorsionadas de conducta y 3) promover el crecimiento y desarrollo positivos de la personalidad. Así también  Zeig y Munion en 1990 definieron que psicoterapia es un proceso orientado al cambio que ocurre en el contexto de una relación profesional, empática, poderosa y contractual. Su razón de ser se centra explícita o implícitamente en la personalidad de los pacientes, la técnica de la psicoterapia o ambas cosas. Afecta a un cambio duradero en múltiples aspectos de las vidas de los pacientes (Feixas Guillem, 1993).

PSICOTERAPIA Y VIRTUD

Psicoterapia

La psicoterapia es el tratamiento que tiene como objetivo el cambio de pensamientos, sentimientos y conductas.; es decir, es capaz de gestionar y reducir malestares físicos y emocionales.

Podríamos decir, que el origen de la psicoterapia fuera, en algunos aspectos, el élenchos socrático. El élenchos, el método de Sócrates, es un tipo especial de diálogo, en el que mediante preguntas y planteamientos de problemas, el conductor extrae de las personas el conocimiento de la virtud, considerando que todos y cada uno de los seres humanos, poseemos. Sócrates suponía que este conocimiento está latente en nosotros, que lo podemos descubrir y así, llegar a ser más virtuosos, convirtiéndolo en un conocimiento consciente y explícito. Por lo tanto, no es tarea del conductor descubrir el significado del paciente, sino el ayudar a través de preguntas y planteamientos, a que sea la propia persona quien extraiga este conocimiento. El método socrático es el origen de la psicoterapia, porque es un método que descubre a través del diálogo. Porque en psicoterapia, consideramos que todos poseemos “una verdad” que puede estar latente, pero es en sí liberadora, que podemos encontrar en nosotros mismos y a través del diálogo con un psicólogo.

¿Cómo es una psicoterapia?

Existen diferentes enfoques para la psicoterapia cada uno con características específicas: la terapia cognitivo-conductual (basada en el modo de aprender nuevas formas de pensar, actuar y sentir), las psicoterapias psicoanalíticas y dinámicas (centradas en el estudio introspectivo del ser humano), las terapias de corte existencial-humanista (basadas en gran parte en la relación terapeuta-paciente) y las terapias sistémicas (que consideran los problemas de una persona como la expresión de que algo funciona mal en su sistema familiar o de pareja, lo que implica hacer cambios en dicho sistema). 

Virtud

La virtud está estrechamente relacionada con los hábitos, Aristóteles decía: “Si así es, pues en todos los casos, la virtud del hombre será entonces aquel hábito por el cual el hombre se hace bueno y gracias al cual realizará bien la obra que le es propia”

Bajo este concepto queda entendido que la virtud no es sólo un hábito, o cualquier hábito, sino que es aquel hábito que permite al ser humano la posibilidad de irse perfeccionando como persona tanto desde una perspectiva ontológica como existencial y trascendente, y también implica, la necesidad de alcanzar la trascendencia como tal.

Frankl y algunos otros se refieren a este hecho de “hacer bien las cosas” como “la misión”, que cada persona ha de cumplir a lo largo de su vida. De hecho, Frankl indica que: “el hombre sólo es capaz de realizarse en la medida en que realiza un sentido”. Y añade: “El imperativo de Píndaro, según el cual el hombre debe llegar a ser lo que ya es, necesita de un complemento que puede expresarse con esta frase de Jaspers: «El hombre es lo que es gracias a lo que hace suyo».

Por lo tanto, cuando la persona se comporta virtuosamente, es decir poniendo de manifiesto sus valores morales, sus buenos hábitos, en la creación de una obra o en el encuentro con otro ser humano, no sólo está haciéndose más bueno y perfeccionándose como persona, sino que además está perfeccionando su obra, su misión, encontrándole sentido a su vida; lo que para algunos podría ser entendido como la felicidad.  Frankl hace una precisión al respecto cuando afirma: “lo que el ser humano quiere realmente no es la felicidad en sí, sino un fundamento para ser feliz”.

Por otro lado, Pieper (2010, p. 15), en su libro Las virtudes fundamentales, afirma algo muy interesante para ser traído a colación:

La virtud significa que el hombre es verdadero, tanto en el sentido natural como el sobrenatural. Afirma que la virtud es la elevación del ser en la persona humana, es lo máximo a que puede aspirar el hombre, o sea, la realización de las posibilidades humanas en el aspecto natural y sobrenatural.

También se ha considerado el concepto de virtud, del Catecismo de la Iglesia Católica, (N° 1803) que afirma:

 

La virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la persona no sólo realizar actos buenos, sino dar lo mejor de sí misma. Con todas sus fuerzas sensibles y espirituales, la persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas. El objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios.

 

    La virtud implica también una lucha heroica en la que se prueba la capacidad de sacrificio, de entrega y de abnegación.   Nos conduce a la semejanza divina, pues lleva al ser humano a trascender el plano meramente natural y contingente para situarlo, al responder a la gracia, en un horizonte de plenitud sobrenatural.

PSICOTERAPEUTA VIRTUOSO

Para que un terapeuta pueda guiar a otra persona hacia el camino correcto y virtuoso, es importante que el mismo posea las correctas habilidades para realizarla. Esto no implica que el terapeuta sea una persona completamente virtuosa, dado que esto es un ejercicio complejo, pero sí que esté en la posibilidad de guiar y ayudar a la persona a corregir aquellos actos que estén dirigidos al camino incorrecto.

Por carácter virtuoso entendemos que es aquel conjunto ordenado de virtudes, las cuales forman parte de los rasgos del carácter personal. El intelecto es el principio de nuestro comportamiento humano, la voluntad y la afectividad se ve influenciada por este. Y la virtud que perfecciona el intelecto es la prudencia.

La prudencia tiene como punto de inicio la ética, la cual no solo  busca alcanzar el fin, sino, encontrar los medios adecuados para llegar a este fin (Echevarría, 2005). Es decir, dentro de la psicoterapia, el terapeuta no solo debe de buscar que el paciente olvide su problema “aparente”, que sería el fin, sino, buscar la razón del problema y no solo focalizarse en el síntoma, sino en ayudar a que la persona crezca y se encamine hacia la plenitud por medio de la virtud.  

Es por esto, que es importante que el terapeuta cuente con una serie de habilidades, actitudes y competencias, que le permitan formar un carácter virtuoso (por lo tanto prudente). Como dice Luborosky (1982, citado de Domínguez 2011), “...el principal agente de una psicoterapia eficaz es la personalidad del terapeuta, especialmente de su habilidad para establecer una relación cálida de apoyo”.

Es por esto, que para que una psicoterapia esté adecuadamente guiada al camino de la virtud, debe de empezar por el mismo terapeuta, el cual debe de mantenerse dentro de esta línea de vida. Por lo que se hablará de diferentes habilidades, actitudes y competencias que debería de tener el terapeuta (Domínguez, 2011):

HABILIDADES DEL TERAPEUTA

Rogers enfatizaba que las actitudes de los terapeutas son más importantes que las técnicas específicas de asesoramiento. El terapeuta necesita tener una consideración muy positiva para la capacidad del cliente de enfrentar de manera constructiva todos los aspectos de su vida. Mientras más dispuesto está el terapeuta a confiar en las fortalezas y el potencial del cliente, será más probable que este último descubra tales fortalezas y potencial. El terapeuta no puede ayudar al cliente al explicar la conducta de éste o prescribir las acciones a seguir. Las técnicas terapéuticas implican expresar y comunicar respeto, entendimiento y aceptación

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