Psicologia Y Religion
clavadoy30 de Noviembre de 2014
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TRABAJO ACADÉMICO
1. Elabore una línea de tiempo sobre el desarrollo histórico de la religión en el Perú.
En mi criterio la religión en el Perú ha cobrado siempre importancia en la vida del hombre como fuente de energía. Desde los tiempos pre- incaicos hasta nuestros tiempos actuales ha tratado de explicar la razón de su existencia y todo lo que lo rodea. La religión se ha caracterizado por su gran complejidad, tiene múltiples manifestaciones y variaciones a lo largo de la historia de una misma religión y con mayor razón aún si tomamos en cuenta su desenvolvimiento durante toda la existencia de la humanidad. Su variedad y complejidad se ve reflejada en dos noticias, las cuales mostraron que, a pesar de que la religión católica ha sido una de las más influyentes en nuestra historia, en los últimos años ha venido perdiendo más adeptos y la conformación de nuevas iglesias. La segunda noticia está relacionada con el asesinato de un sacerdote portorriqueño, el cual ha provocado gran conmoción entre sus seguidores. De esta manera, seguir la evolución de la religión en el Perú y las creencias y manifestaciones del hombre es de importancia para comprender la evolución de la fe en nuestros tiempos.
Época prehispánica
En este punto, se van a mencionar aquellas creencias que formaban parte de nuestro Perú Prehispánico, destacando sobretodo la creencia inca, que fue una de las últimas creencias propias de nuestro país o culturas. Este tema será de gran importancia puesto que será el punto de partida para la manera de adopción del catolicismo y su transformación con estas creencias andinas.
Colonia
Con la llegada de los españoles una nueva religión llego al mundo andino, la católica. Esto desato una gran lucha entre ambas culturas puesto que los conquistados se oponían a la imposición de nuevas doctrinas, creencias, entre otros tipos de ideología, lo cual refleja una reacción normal del grupo por defender su propia identidad. Este hito es importante porque muestra el punto de partida para una nueva ideología.
República siglo XIX Y XX
En este punto, mucho de los indígenas aceptaron la religión católica con el único propósito de lograr la paz entre ambas culturas, pero a su vez mezclando rasgos característicos de cada uno de ellos. La población andina continuó practicando su credo, lo cual se expresó en ciertos ámbitos culturales como en las pinturas, imágenes, etc. Es importante mencionar este aspecto debido a la fusión de ideas de dos mundos diferentes (la española y la indígena).
Decaimiento de la iglesia católica, nuevas religiones
Debemos tener en cuenta que la religión en el Perú es una herencia de la Conquista; por eso, es un país mayoritariamente católico (más del 75% de la población). No obstante, a lo largo de la historia el Perú se ha convertido en un país con muchos cambios tecnológicos, sociales y económicos producto de la globalización. Tengamos en cuenta que el ser humano necesita una orientación e interpretación de los acontecimientos de gran impacto en su vida y al no encontrarlas en la iglesia católica van en búsqueda de los nuevos movimientos religiosos. Este es un hecho muy importante en la historia de la religión católica en el Perú pues nos muestra el punto de quiebre del auge que tuvo la religión católica.
Época Actual
En este punto, se busca conocer cómo la gente ha ido cambiando sus creencias y estableciendo nuevas iglesias de modo que se ha formado una pluralidad de religiones. La función de la religión ya no se reduce solamente a proporcionar explicaciones sobre los acontecimientos de la vida ahora su función será ayudar a definir la identidad del ser humano, sobre todo en un mundo globalizado donde el modelo Estado-Nación ya no cumple ese rol.
2. Realice un análisis crítico sobre la relación de la pobreza y la religión.
En mi humilde criterio la religión desde el punto de vista de la providencia ha perdido influencia y ha dejado espacio libre a los intereses religiosos, repitiéndose en los países donde hay más pobreza. Por ello se observa que las comunidades cristianas salen más beneficiadas cuando equilibran el Reino de Dios con el reino del hombre en lugar de utilizar el uno para suprimir el otro.
La lucha por la pobreza no es cuestión de servicios sociales ni un problema de ingresos mínimos, sino una cuestión de inserción social, cultural, política y de mentalización a nivel intelectual; estamos en una sociedad donde hay millones de personas que sufren por causa de las injusticias. Lógicamente siempre ha habido y habrá pobres, pero la situación actual en el mundo en que la mitad de la población está por debajo de la línea de la pobreza no tiene antecedentes, y es urgente y cada vez más necesario dar respuesta a este problema para erradicar la pobreza, proviniendo esta de un orden económico injusto.
Debemos conocer las causas de la pobreza, y para ello es necesario solidarizarnos y buscar y encontrar respuestas e ir contra lo que la produce, aportando ayuda inmediata y luchando contra la causa. Todo individuo vive en deuda con la sociedad y si reconocemos esta deuda estamos despertando la justicia en nosotros y en los demás. «Donde hay justicia no hay pobreza».
Pero como oposición a la pobreza surge otro término que es fundamental para abordar este problema que es la riqueza; este término ha de utilizarse correctamente, ya que, en este mundo globalizado que últimamente va acompañado de una modernidad laica y un posmodernismo nihilista, si hacemos mal uso de la riqueza con lo que ello comporta, nos hemos cargado todo el sistema económico siendo una de sus consecuencias el incremento de los pobres; buscar riquezas como un fin en sí mismo es garantía de desgracia; pero si hacemos un uso sabio y compasivo del dinero mediante una distribución de la riqueza justa y equitativa, nos acercaremos a un orden económico más justo y caritativo deseado por todos, debiendo ser el Estado el que debe regular esa redistribución de la riqueza a través de sus departamentos ministeriales y realizando políticas integrales, por lo que ¿por qué no compartir la riqueza si con ello nos beneficiamos todos ya que nuestra meta es alcanzar un fin superior que es el bien común, para obtener la felicidad, sentimiento tan ansiado por el ser humano?; es una cuestión que está en nuestras manos, ya que todos, podríamos aportar nuestro granito de arena. Cultivemos el ejercicio de la caridad.
En este mundo nuevo y a la vez viejo en que vivimos, queremos preguntarnos sobre el papel que corresponde a la religión, mirado desde la perspectiva de la opción por los pobres y, por tanto, desde una teología liberadora. Lo haremos siguiendo nuestra imprescindible metodología latinoamericana del ver, juzgar y actuar.
Decimos en este nuevo y a la vez viejo mundo. En efecto, es un mundo nuevo, en buena parte globalizado financieramente bajo la victoria fáctica del neoliberalismo, un mundo sin fronteras, interdependiente, intercomunicado como nunca antes, sobre unas coordenadas de tiempo y espacio absolutamente nuevas. Pero, a la vez, sigue siendo un mundo viejo, con la vejez eterna y progresiva de la la injusticia, la pobreza, la desigualdad, las estructuras siempre nuevas de la opresión del ser humano por el ser humano. El mundo es muy distinto de hace 40 años, pero, como entonces, sigue habiendo pobres, y la necesidad de liberación de toda clase de pobreza sigue estando ahí, ahora más global, más inevitablemente mundial. Ya no se trata de la liberación de un país, y después de la de otro, y otro… en una especie de dominio liberador; ahora es la liberación de todos simultáneamente, dentro del único sistema del mundo que nos interdependiza a todos.
En el viejo mundo, cada religión vivía en su pequeño mundo, sin relación con otras. Hoy toda religión se ha encontrado con las demás y se descubre a sí misma no ya como la religión, sino como una más. Es un salto en el vacío, para el que ninguna de ellas estaba preparada. Ahí, en ese escenario cruzado de un mundo nuevo, viejo y religiosamente plural, nos preguntamos qué papel le corresponde a la religión de cara a esa liberación mundial con la que los pobres y todos sus compañeros de esperanza siguen, seguimos soñando
El primer dato de la realidad al que hay que abrir los ojos en esta problemática es la propia religión. Hace varios siglos que en Occidente se pronostica la muerte de la religión, pero quizá sólo es una de sus formas lo que está muriendo en Occidente: la de las Iglesias cristianas institucionalizadas. La religión fundamental, o digámoslo con una palabra más apropiada la espiritualidad, la búsqueda espiritual del ser humano, no se ha apagado, ni siquiera disminuye, sino que se consolida y puja por nuevas formas y por expresiones más libres.
La religión (no sin más las instituciones religiosas, sino la dimensión espiritual del ser humano) es antigua como el mismo ser humano. Cuando cristaliza en instituciones, éstas vienen a ser las más duraderas de las sociedades. En Occidente, sin ir más lejos, la Iglesia Católica es la institución más antigua, y si, en Oriente, el hinduismo tuviera estructura de Iglesia, sería una institución mucho más antigua que la Iglesia católica. Si el islam tuviese una estructuración única global, sería en este momento la institución religiosa con más adeptos en todo el mundo, más incluso que el catolicismo. No tiene pues sentido despreciar lo religioso como algo irrelevante para la
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