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RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN LA ESCUELA: UNA HERRAMIENTA PARA LA CULTURA DE LA PAZ Y LA CONVIVIENCIA


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2021  •  Ensayos  •  1.996 Palabras (8 Páginas)  •  114 Visitas

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RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN LA ESCUELA: UNA HERRAMIENTA PARA LA CULTURA DE LA PAZ Y LA CONVIVIENCIA.

        Educar con base a una cultura de la paz, no se define como la lucha contra la violencia en primer estancia, sino que se opone a la “resolución” más autoritaria-tradicional que tiene que va relacionada con la “cultura del castigo”, esa con la que la mayoría de los adultos fuimos inculcados, aquella en la cual nuestras autoridades eran los gestores del régimen y modelo de convivencia, los que indicaban qué está bien y lo que no está mal y cuándo y cómo se debía castigar, si bien hablamos en pasado tenemos que considerar la existencia de los herederos de ese método de paz, y que ante vista de los profesionales de la convivencia, está obsoleto o simplemente es inaceptable. Por consiguiente cuando hablamos de paz en la actualidad, tenemos que cambiar los paradigmas normales y ser más trascendente en las herramientas para solucionar conflictos, las  cuales en los últimos años ha logrado obtener ventaja en diversos ámbitos internacionales, financieros, políticos y hasta escolares; la paz en un entorno cotidiano, la resolución de conflictos de pequeña escala, la mediación, la no confrontación, la pasividad y el consentimiento ante la no agresividad son algunos de los ejemplos que podemos mencionar ante la aplicación de la paz activa, logrando que los involucrados sean auténticos protagonistas, que participen y asuman compromisos, responsabilidad en crear y consensuar normas de convivencia, desarrollar habilidades negociadoras, lograr y mantener acuerdos, dividir roles y funciones democráticas, creando mecanismos de participación, toma de dediciones y resolución de conflictos con tolerancia y respeto. Si se incorpora todas estas habilidades en la enseñanza podremos lograr un clima de convivencia pacífica.

La cultura de la paz en lo cotidiano concibe como la oportunidad de crecimiento no solo personal sino también grupal, pero para lograrlo es importante reflexionar sobre la naturaleza del conflicto y su particular presencia en entornos escolares, además de que es por naturaleza un oponente al concepto de la paz.

Podemos definir el conflicto como toda acción de contienda entre hombres por la consecución de un objetivo, esta implica la desarmonía e incompatibilidad. Puede originarse simplemente por la divergencia de ideas, necesidades o intereses que no se satisfacen simultáneamente o de manera conjunta, debido a incompatibilidades o diferencias en los valores o en la definición de la situación, también por competencia o por escasez de recursos. Aun cuando han pasado muchos años desde la existencia del ser humano, en la actualidad se sigue viendo al conflicto como algo negativo, algo que se tiene que evitar, ya que muchos de nosotros lo asociamos directamente con la violencia y esto implica invertir mucho tiempo, que de por sí ya es escaso en los centros educativos, pasar por momento de mucha tensión, e incluso sufrimiento; por esa razón tiende a ser más fácil evitarlo. Sin embargo nunca se tiene en cuenta la consecuencia que traerá consigo, como lo son: no respetar la diversidad sino al contrario aceptar la homogenización, buscar una aceptación por el sistema, falta de capacitación de expresión y lenguaje, así como evadir normas. Pero se puede modificar este modo de trabajar y abordar el tema de cultura de la paz y la resolución de conflictos; verlo desde otro panorama y tomar ese camino de dimensiones positivas, crear pautas de comunicación, estructuras, prácticas y valores educativos, promoviendo la resolución pacífica, constructiva, desarrollando habilidades negociadoras, que por ende moldean personas más solidarias y tolerantes. Todas estas habilidades nos remiten al desarrollo de competencias emocionales que por medio de cuestiones concretas y de forma práctica ponen en marcha en las personas funciones intelectuales sin dejar de lado los aspectos emocionales, favoreciendo así un crecimiento más integral y un mejor ajuste de su entorno. Tenemos que tener en cuenta que si una persona puede adquirir actitudes violentas, también es posible que aprenda actitudes pacíficas y la mejor manera será forjando actitudes de prevención, por medio de aprendizaje de métodos basados en el dialogo.

La palabra disciplina goza de un mal manejo, principalmente en los centros escolares. Este “auto-engaño” el cual no ayuda a llevar acabo un buen programa de convivencia, ni para poder mantener una disciplina mínima necesaria tanto para el trabajo cotidiano de clase. La mayoría de los centros escolares están orientados a elaborar un repertorio de faltas con sus consecuentes castigos, que acaban siendo una “burocratización” de la disciplina, con un enfoque más punitivo, muy poco educativo y mucho menos correctivo, por lo menos para el “castigo”.

Entonces ¿qué hacer antes está falta de capacitación para resolución de conflictos?, la solución tiende a ser más sencilla de lo que parece: “Cuándo las soluciones de siempre no dan respuesta a nuestras necesidades, es que ya no funcionan, y hay que cambiarlas”. Tenemos que definir concretamente que nos encontramos ante una comunidad educativa cuyas demandas y necesidades son cambiantes, la convivencia requiere de participación, dialogo, negociación, compromiso, y ése es el cambio sustancial que supone, y no un simple maquillaje de palabra conocida como “castigo”, tenemos que cambiar esa ideología por la “toma de conciencia” de responsabilidad de las personas que dañan a la comunidad y la implicación para la reparación de daños, todas esas normas de actuación que “regule” nuestras actuaciones. No estamos hablando de dejar de poner límites, sino de replantear nuestra acción para evitar las reincidencias de conflictos en las escuelas. Remodelando estudiantes más activos de participación y  responsabilidad, ofreciendo procedimientos de expresión pacifica de los conflictos, y formas de canalizarlos; implica necesariamente la formación de criterios éticos que sean compatibles con determinados modelos sociales e ideológicos, dejando de lado otros. Si adaptamos en nuestra cotidianeidad un método de resolución cooperativo del conflicto sin eludirlo, sino al contrario haciéndole frente con las herramientas adecuadas, donde se toma en cuenta las necesidades de todas las partes implicadas, esteremos ofreciendo implícitamente, en la práctica y las actuaciones de todos los días, cuál es el camino a seguir, estaremos haciendo una educación de paz. Pero para esto se tiene que tener en cuenta algunos aspectos de a) organización de los centros, b) del tipo de actividades que se realizan y, en consecuencia, c) el tipo de relaciones que tienen lugares entre los distintos actores.

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