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Recuerdos De Un Profesor Conductista


Enviado por   •  25 de Marzo de 2015  •  1.442 Palabras (6 Páginas)  •  157 Visitas

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Recuerdos de un profesor conductista

Introducción

Investigadores de la educación, autoridades administrativas, docentes y críticos, no han logrado llegar a un común acuerdo acerca de cuál es la mejor manera de aprender. Sin embargo, estando de acuerdo con Castañeda (2004, p. 16) en que “El estudio del aprendizaje es el estudio de las circunstancias y requerimientos que deben cubrirse para satisfacer el desempeño de “nuevas” conductas o “nuevos” resultados”, entonces en la pesquisa de alcanzar el aprendizaje en nuestros estudiantes es indudable no toparnos de frente con el conductismo, que como explica Santrock (2002, p. 260) “es el punto de vista que afirma que el comportamiento debe explicarse por medio de experiencias observables, no por procesos mentales”. Es casi innegable la relación que existe entre el conductismo y el aprendizaje humano.

El conductismo es un tema muy amplio y con muchas características particulares, este no es un trabajo informativo que pretenda explicar a detalle los fundamentos del conductismo, mejor aún se da una breve explicación de los enfoques conductuales, que sirven de base para las verdaderas intenciones del ensayo, que son evaluar la teoría conductista desde un punto de vista crítico, así como también hacer una remembranza de la historia de un profesor conductista que ha dejado huella en la vida de una de nosotras las escritoras, y que atinadamente se intenta relacionar con algunos aspectos del conductismo.

Conceptos básicos del conductismo

Evaluación de la teoría conductista

Recuerdo de un profesor conductista

Los finales de la década de los setenta marcaron el inicio de la educación básica, que en aquella época solo incluía los seis años de primaria, para la generación de la cual formo parte. Los sesenta habían sido años de gran alboroto social, por la manera de vestir, hablar, comunicarse, expresarse; y también, de muchas demandas para la educación tanto por los padres de familia como por los mismos estudiantes. Los setenta iniciaron con las propuestas de cambios educativos en todo el mundo.

Durante esta época la forma de vestir era muy psicodélica –palabra muy referida por todos los actores de la sociedad para indicar algo que muchos no entendían- por tal motivo llamaba mucho la atención la forma de vestir del profesor, con sus trajes de dos piezas que iban de los tonos azules a los grises; sus zapatos negros de agujetas perfectamente boleados; su forma de caminar completamente erguida que hacia verlo aún más alto; su corte de cabello estilo militar, cuando la mayoría lo traían largo; todos estos aspectos que nunca cambió. Todos lo consideraban una persona responsable, trabajadora, amable, respetuosa, noble; dichas características provocaban que fuera un profesor muy asediado por lo padres de familia, pues todos querían que impartiera clases a sus hijos.

En el salón de clases se portaba muy serio, pero cuando algún alumno acertaba en la respuesta le dedicaba una amplia sonrisa y un pequeño gesto de aprobación con la cabeza, un reforzador social (Ormrod, 2005); se podría considerar, hasta cierto punto, como estricto pues las cosas se debían hacer tal cual él decía, pero sabíamos que después de hacerlas correctamente tendríamos una recompensa de manera inmediata, como Ormrod (2005) expresa “un reforzador se define no por la alusión a su deseabilidad sino por el efecto sobre la conducta: un reforzador es un estímulo o suceso que incrementa la frecuencia de la respuesta a la que sigue” (p. 63).

El aula estaba repleta de material didáctico, las paredes tapizadas de láminas, en un rincón un pequeño librero con cuentos y libros infantiles, en otro un improvisado taller de manualidades; siempre se mantenía limpia y ordenada, era una de sus reglas -la basura en su lugar- si no era acatada se perdía un privilegio (como el llamaba a los reforzadores). Nunca salió de la escuela a su hora, siempre había un pendiente con un alumno, un padre de familia, sus mismos compañeros, etc.

Cuando hablaba con un alumno, normalmente era en privado, y lo hacía mirándolo a los ojos, primero ensalzando sus virtudes para continuar con el defecto que quería fuera erradicado. Si el detectaba que el nivel operante básico, es decir “la frecuencia de una conducta operante en ausencia de reforzamiento” (Ormrod, 2005, p. 66) era muy bajo, ideaba una estrategia de modelado (Ormrod,

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