Sistemas Éticos

Sistemas Éticos

Se entiende por sistema ético un conjunto de valores, normas y criterios de actuación que dirigen nuestra vida. Estos sistemas los podemos clasificar en: éticas materiales o éticas de los bienes o de los fines y las llamadas éticas formales que indican qué debe hacerse para alcanzar la felicidad o éticas del deber o de la obligación que no otorgan ningún contenido concreto a su fundamento, sino que se fijan sólo en la forma que tiene el hombre de actuar, de hacer, y no en lo que hace. A continuación se presenta un breve ensayo sobre dos de estos principales sistemas éticos:

Primer sistema ético:

El Hedonismo (surge entre 435 a. C. - 350 a. C.)

“Soy feliz cuando siento placer”.

Principales ideas

Hedonismo (del griego hedoné, placer, gozo,) esta concepción ética considera que la consecución del placer determina el valor moral de la acción. Por lo tanto el hedonismo identifica el bien con el placer, el cual pasa a ser considerado como el fin último de la acción humana. Según este sistema ético, todo lo que hace el hombre resulta ser un medio para conseguir alguna otra cosa, únicamente al placer el hombre lo buscará por sí mismo.

Una persona que lleva a cabo una vida hedonista es la se rige por cuestiones y preceptos tales como: tomarse un tiempo para el disfrute, darse gustos cuando los necesite, intentar no racionalizar tanto las emociones cuando son agradables, más bien disfrutarlas y listo, e incentivar la curiosidad.

Los cirenaicos (de la escuela de Arístipo de Cirene) consideraron que el bien era el placer, y el mal, era el dolor. Decían que la naturaleza nos ha dado un criterio claro para distinguir la acción buena de la mala: si nos produce una sensación placentera, es que obramos bien; si nos la produce dolorosa, es que obramos mal. Las sensaciones consisten en movimientos que se dan en nosotros (externos, como una caricia, o internos, como una emoción): los suaves son agradables; los violentos, dolorosos.

El Epicureísmo, sin embargo, asocia al placer con la tranquilidad y sostiene que en la adquisición inmediata del placer se consigue reducir el deseo. Para los epicúreos el placer consiste más en la ausencia de dolor, que en una sensación positiva proveniente de una agitación del cuerpo o del espíritu, como creían los cirenaicos. Existen escritos de Epicuro y de sus seguidores que nos muestran sus doctrinas: entre los deseos, algunos son naturales y necesarios y otros ni naturales ni necesarios, solo consagrados a la opinión vana. La disposición que tengamos hacia cada uno de estos casos determina nuestra aptitud para ser felices o no.

Principales exponentes

Se considera a Arístipo de Cirene como el primer filósofo hedonista, aunque el hedonista más conocido fue Epicuro de Samos y su escuela, el epicureísmo, también llamados los filósofos del jardín.

Arístipo de Cirene (435 a. C. - 350 a. C.) Nació en Cirene en 435 a. C. Atraído por la fama de Sócrates, lo buscó y se hizo su discípulo. Estuvo con el maestro hasta su ejecución, volvió a su patria, donde en sus últimos años enseñó filosofía para mantenerse. Fue el fundador de la escuela cirenaica, propugnadora del Hedonismo.

Epicuro de Samos fue un filósofo griego, fundador de la escuela que lleva su nombre. Los aspectos más destacados de su doctrina son el hedonismo racional y el atomismo. Fecha de nacimiento: febrero de 341 a. C., Samos, Grecia. Fecha de la muerte: 270 a. C. Sus padres fueron Chaerestrate y Neocles.

Segundo sistema ético:

El Utilitarismo (1780)

“Placer para todos”.

Principales ideas

Una acción será más buena cuanta mayor felicidad produzca para el mayor número posible de personas. Es decir que el fin más deseado de esta doctrina filosófica es “la mayor felicidad para el mayor número”. Si una acción en vez de felicidad producía más dolor, había que cambiarla.

Para Jeremy Bentham lo que realmente importaba era la cantidad del placer y no la clase del mismo. Es decir bien podía ser una buena comida, un tipo de juego o deporte o el mismo sexo. De esta manera, la vida de los humanos no sería muy distinta que la de los animales.

Por el contrario Stuart Mills (1806-1873) argumenta que esto sería así silos seres humanos tuvieran las mismas facultades que los animales, pero no es verdad: los humanos tienen otras facultades (como la inteligencia y la voluntad) que, debidamente cultivadas, se satisfacen con placeres superiores.

Ahora bien, el utilitarismo no se trata, en primer lugar, de una incitación al placer fácil e inmediato, sino de calcular los efectos a medio y largo plazo de las propias acciones, de manera que el saldo final sea más placer que dolor. Así, en ocasiones el sacrificio inmediato será lo correcto en aras de un beneficio futuro que se prevé mayor.

Principales exponentes

El creador y configurador del utilitarismo fue Jeremy Bentham con su Introduction to the Principles

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