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Solución para un mejor aprendizaje


Enviado por   •  7 de Octubre de 2019  •  Documentos de Investigación  •  2.245 Palabras (9 Páginas)  •  129 Visitas

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FUNCIONES MENTALES

Leidy Vanessa Jojoa Perdomo

Universidad navarra uninavarra

Facultad de ciencias de la salud

Programa de enfermería

Neiva-Huila  

2019

            Janeth Vargas

 

LA DEPRESION:

Cualquier situación cotidiana puede ser susceptible de causar flojedad del ánimo. Hete ahí una nueva clasificación de las depresiones: depresión laboral, depresión conyugal, depresión accidental, depresión traumática, depresión por pérdida, depresión por soledades, depresión por dolor acumulado, depresión por estar perdido en la vida, depresión tras constatar que uno no podrá salir con vida de este mundo, etc. Son tiempos depresivos, aunque la vida en sí no carece de ese sentimiento desde el momento mismo en que anticipamos que hay un final que siempre será incierto

En la actualidad, la depresión es el fracaso del estado del bienestar 35 . Se ha buscado el estar y se ha olvidado el ser; se ha buscado el bien y se ha olvidado el querer , desconociendo que se suele tender a querer lo que a uno no le hace ningún bien”

LA ANGUSTIA:

 La angustia es el coágulo del espíritu, la ectasia del sentido en el cual todo parece que se derrumba y atisbamos nuestro fin en una especie de apoptosis del alma. Cualquiera que lo haya vivido lo recuerda muy intensamente y, en general, todos los humanos nos hemos encontrado con ella alguna vez. Forma parte de nuestros temores más ocultos y de nuestros deseos más prominentes, siendo estos últimos el bálsamo natural que nos aplicamos para acotarla y maniatarla.

la angustia irrumpe como una descarga. Hoy se prefiere llamarla «ansiedad» y su correlato físico lo conforma el pack taquicardia, hiperventilación, sequedad de boca, vértigo, mareo y sudoración profusa. Es esa molestia diaria que va horadando el alma y en la que sólo se repara cuando se detiene por la distensión y el alivio que produce. Esta ansiedad de fondo forma el horizonte de sucesos que comparten la gran mayoría de los síndromes de las psiquiatrías. Por tal razón esta sintomatología debe ser tomada en cuenta, porque de ella se desencadenan diferentes tipos de enfermedades silenciosas que si no se tratan a tiempo pueden dar origen a situaciones lamentables.

LA OBSECION:

. Cómo reconocer y reconocerse que no somos lo que se espera de nosotros, ni siquiera uno es lo que creía de sí mismo. Drama que tiene como consecuencia no poder ser dueños absolutos de nuestro pensamiento. La tenaz obsesión oblitera la escena y trata de borrar. Cómo reconocer y reconocerse que no somos lo que se espera de nosotros, ni siquiera uno es lo que creía de sí mismo. Drama que tiene como consecuencia no poder ser dueños absolutos de nuestro pensamiento. La tenaz obsesión oblitera la escena y trata de borrar la división del sujeto por veleidades absurdas que lo avasallan y le crean otro tipo de división

LAS FOBIAS

Tener miedo es, como la ansiedad, una suerte de habilidad humana que protege de peligros ciertos e inciertos. Los inciertos en la infancia son legión, habituales e incluso necesarios 58 . La fobia tiene la virtud de encapsular la angustia mientras que la obsesión enreda de angustia todos los objetos posibles siguiendo el hilo del pensamiento. Es quizás la fobia el mecanismo más sencillo para evitar lo insoportable. Su radicalidad permite al sujeto restablecer el discurso y la homeostasis psíquica manteniendo a distancia el conflicto ahora convertido en una simple palabra de la que se mantiene siempre a kilómetros 59. Desde la otra orilla las psiquiatrías ningunean a las fobias como cosas de niños y de débiles mentales. Describen miles de nombres indescifrables y sueñan con fobias víricas, genéticas o tóxicas. Desatienden a la angustia y al hecho humano para, en una especie de parodia, terminar diciendo que hay personas que tienen: Hipopotamonstrosesquipedaliofobia. Es decir, miedo a las palabras largas.

                                   LA ANOREXIA Y LA BULIMIA:

una importancia crucial y ha inundado de adolescentes hiperresponsables, metódicas, cumplidoras y excelentes en todas sus facetas, son personas que se adaptan tan bien a la exigencia de los tiempos, que su única forma de rebeldía es una especie de huelga a la japonesa. Hacer de la demandada delgadez un oficio y trabajar incansablemente en el no comer nada. Un comer nada que nos devuelve a nuestra guía del síntoma, es decir, a la angustia.

La angustia de la anorexia radica, como la obsesión, en qué ser y en cómo hacer, pero no desde la culpa obsesiva sino desde la entrega y el estrago. Al revés que la secreta concupiscencia obsesiva, la anorexia se entrega en cuerpo y hambre a la demanda del mundo, una demanda habitualmente enrevesada 

La anorexia cumple como siempre con sus deberes y demandas y añora a través del espejo que alguien le diga cómo poder ser en este mundo tan apalabrado de imágenes y floreros.

La bulimia es la hermana desbordada de la férrea anorexia. Persiguiendo el mismo ideal, los urgentes tiempos actuales no dan tiempo para el rigor y la precisión del envite anoréxico. La propuesta de la bulimia para escapar al ser, navega entre el rechazo y la entrega, entre los diuréticos y las dietas, entre el atracón y las recetas. Una suerte compulsiva ambivalente que la estraga donde traga y la dinamita cuando vomita. No hay lugar seguro para la bulimia dada su particular oscilación entre el ser exceso y la nada recalcitrada. 

También por ello, en esa división, se presta más quizás a intermedios, a ratos de paz y a palabras que puedan llenar o vaciar con la misma avidez con la que la ingiere y rechaza la demanda del mundo que la coagula y en su deseo la despedaza.

LOS SUICIDIOS:

Es el suicidio, junto a la locura, el gran límite que desde siempre asola a las psiquiatrías Es un asunto de tal delicadeza, en especial para los familiares y los seres queridos de las personas que partieron de esta manera, que cualquier comentario al respecto ha de ser prudente y dubitativo para suicidarse y en la mayoría de ellas la angustia suele jugar un papel preponderante, aunque no siempre. Otras veces son las condiciones que rodean la vida del sujeto, como el abandono, la perdida de los lazos, el paso de los tratamientos y la reclusión, las que pueden llevar a que ciertas personas acaben con lo que creen que ya está acabado

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